La isla Santa Catalina se halla a 40 kilómetros de la costa de California. La cala ubicada en el extremo norte es la más apartada. Allí no hay hoteles, solo un restaurante, el Dougs Harbor Reef, donde cenaron Natalie Wood, su marido -Robert Wagner- y el amigo de ambos Christopher Walken la noche del 28 de noviembre de 1981, antes de regresar a su yate Splendour.
A las once y cuarto, la actriz se retiró a su camarote. Sin embargo, a las doce y media la cama estaba vacía. Al principio su marido no se preocupó, pero con el tiempo su inquietud fue en aumento y pidió ayuda por radio. A la mañana siguiente, un miembro de la tripulación divisó un punto rojo entre las olas. Cubierto por una chaqueta roja, el cuerpo de Natalie Wood flotaba boca abajo sobre las aguas.
¿Qué ocurrió aquella noche? Walken, Wagner y Natalie Wood bebieron más de la cuenta, tuvieron una discusión, la actriz se hartó de la pelea y decidió largarse del barco, pero al tratar de subirse a la barca se resbaló. Desde el principio, a la prensa solo le interesó el morbo, se hablaba de adulterio o incluso de un trío, y se especuló con que Robert Wagner, en un arrebato de furia, hubiese empujado a su mujer.
“Lo más desolador de la muerte de Natalie Wood es que, si hubiera ido sobria, podría haberse salvado”
Hollywood estaba ávido de noticias sangrientas, pero los forenses no encontraron pruebas de esa teoría. Al contrario, el doctor Noguchi -el forense de las celebrities– se inclinó desde el principio por la tesis del accidente: «Lo más desolador de la historia estaba en que el ahogamiento se había producido por el enorme peso de la chaqueta de plumón, que había arrastrado a la actriz hasta el fondo del mar cuando intentaba trepar al bote. Si hubiera ido sobria, se la habría quitado, pero el alcohol le impidió pensar con claridad».
Sin embargo, el informe complementario que Noguchi le pidió a Paul Miller, el mayor experto en accidentes marinos, corrigió su hipótesis: la clave estuvo en unas corrientes de la zona. Cuando Natalie Wood se dispuso a desamarrar el bote, la fuerza del aire habría apartado un poco la embarcación del yate, y es más que probable que al intentar saltar al bote perdiera el equilibrio.
Cuando emergió, no debió de creer que se hallaba en peligro porque se había agarrado a la lancha neumática, pero entonces tuvo que notar que algo raro ocurría. El bote se alejaba del yate, y ella con él, diez, veinte, treinta metros… En ese punto tuvo que pedir socorro, pero nadie atendió sus gritos, ahogados por la música de una fiesta en la costa. A esas alturas, la estrella debía de estar muy asustada.
Los hematomas en las pantorrillas dan a entender que intentó usar el motor como apoyo, pero la chaqueta tiraba de ella hacia abajo cada vez con más fuerza. Y, aun así, no se rindió y trató de llevar el bote contra el viento hasta la orilla. Dio patadas en el agua con todas sus fuerzas y el bote empezó a retornar a la isla muy lentamente. Pero el entumecimiento ya se había empezado a extender por todo su cuerpo. La hipotermia redujo, primero, sus fuerzas; luego, le quitó la conciencia; y, finalmente, hizo que soltara la mano agarrada al bote.
Natalie Wood perdió su batalla contra la muerte a unos doscientos metros de la orilla y, unos minutos más tarde, el bote que había gobernado con tanto sufrimiento varaba en la playa.
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Enlace de origen : La misteriosa muerte de Natalie Wood: una noche de niebla y alcohol