Muere Manolo Sanlúcar, maestro de la guitarra y el flamenco

Muere Manolo Sanlúcar, maestro de la guitarra y el flamenco

Innovador a la vez que ortodoxo del flamenco, el autor de la rumba ‘Caballo negro’ y la sinfónica ‘Tauromagia’ se había retirado de los escenarios en 2013 pero continuaba su labor pedagógica

Doménico Chiappe

Igual tocaba por soleá, en la que se encontraba su esencia, como una rumba fusionada con la percusión del pop y una guitarra con efectos por debajo de su tema, como en ‘Caballo negro’, que publicó en un vinilo de 45 rpm en 1975, cuatro años antes de que apareciera ‘La leyenda del tiempo’ de Camarón. Manolo Sanlúcar, que comenzó en los tablaos y prosiguió en los grandes teatros sinfónicos con orquestas de fondo, ha muerto a los 78 años, y deja una monumental obra dedicada a la guitarra flamenca. El maestro sufría una enfermedad renal y se sometía a diálisis.

Por el lado B de aquel vinilo revolucionario de ‘Caballo negro’ que inauguraba el «nuevo flamenco» y que aparecía después de los tres rigurosos álbumes de ‘Mundo y forma de la guitarra flamenca’ que compuso a los 16 años, estaba ‘Los fantasmas de la guerra’, con lo que no rehuía sus posiciones ideológicas. También dedicó el álbum ‘Y regresarte’ a Miguel Hernández y ‘Locura de brisa y trino» a Lorca. Bautizado como Manuel Muñoz Alcón, quien tomaría el nombre de su población natal como apellido iba sin miedo a la innovación y con respeto por la tradición.

Aprendió la guitarra con Isidro Muñoz, su padre, que además de guitarrista y cantaor era torero, y le comenzó a mostrar las virtudes de los trastes a los siete años. Josefa, la madre, cuando quería castigarle de niño, le vetaba el instrumento. Para entonces, el gran flamenco se dirimía en los predios sevillanos de El Pinto. Casado con La niña de los Peines, Pepe Pinto llamó al padre y le dijo que quería escuchar a ese joven que tendría entonces menos de 15 años.

Ese día le cambió la vida. Una «reunión que terminó siendo una fiesta», recordaba Sanlúcar, le hizo dejar el terreno amateur.
Su primera gira fue en 1957 con Pepe Marchena y siguió con otras compañías, de distintos flamencos cuando la división entre gitano y payo estaba aún muy marcado.

Con Paco de Lucía y Enrique Morente

Estudioso de las posibilidades musicales de su instrumento, aunque nunca relegó el flamenco y defendió los cánones frente a la transgresión, hizo suya la mezcla de la tradición y la vanguardia. Un estilo que desarrolló en complicidad con músicos como Paco de Lucía y Enrique Morente. Se definía como «ortodoxo» frente al «libertinaje» y «heterodoxo» frente a la crítica que surgía de las búsquedas del arte. «La guitarra no es generosa, es exigente. Pero a la vez es justa. Si la estudias profundamente y le dedicas tu atención, no te lo da todo, te da lo que te corresponde. Si la abandonas no te da nada», definió su instrumento en un documental homónimo de Canal Andalucía. Hoy, día de su muerte, Sanlúcar de Barrameda decretó tres días de luto oficial.

A medio camino de su vida, ya reconocido como uno de los flamencos más importantes de su tiempo, empezó a estudiar música de forma autodidacta, para poder hacer él mismo los arreglos de orquesta de sus composiciones, insatisfecho por los giros que tomaban cuando los encargaba a otros. De esa manera creó ‘Tauromagia’, en 1988, una de las grandes obras sinfónicas flamencas, junto a ‘Medea’, la obra también orquestal que la precedió y que bailó el Ballet Nacional.

Una vida sabia

Nacido en 1943, niño prodigio del flamenco que ganó 50 pesetas en su primer concierto en Málaga y casado seis décadas con Ana, se mostraba orgulloso de esa «música propia» de Andalucía nacida del folclore, como él decía. Por una carrera que sobrepasa la veintena de discos y retirado de los escenarios desde 2013, recibió en vida numerosos reconocimientos, desde su primer certamen, el World Guitar Festival de Campione de Italia, hasta la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes en 2015 y el Premio Nacional de Música en 2000. Una vez que renunció a los conciertos, prosiguió dando clases magistrales, por «responsabilidad».

En su última entrevista publicada, realizada por Paco Sánchez Múgica en 2021, revisó su legado: «¿He vivido consecuentemente o he vivido, como decimos por aquí, al tuntún? Y qué va, qué va. He vivido con una conciencia que yo mismo me sorprendo de mí y de mis decisiones. Yo dije, cuando empecé a viajar y tomé conciencia absoluta de la guitarra: a esto me entrego la vida».

Un mito de la guitarra se marcha y deja no sólo su música. También un estudio a los que dedicó sus últimos doce años, que llama «enciclopedia» sobre el flamenco, con teoría de dos mil páginas y varias horas de audiovisual, para que sea entendida por otras culturas. Jondo, como diría antes de rasgar las cuerdas.

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