José Rojo recoge el único trofeo en Calasparra

José Rojo muestra la muleta a uno de sus novillos. / LAFORET

Los novillos de Daniel Ramos, mansos y sin clase, impidieron el lucimiento de los diestros

La segunda novillada de la Feria del Arroz de Calasparra anunciaba en los carteles originales un encierro del hierro de Miura que, por no poder comparecer con una novillada completa, fue sustituida por una del hierro de Daniel Ramos, seria y bien presentada, con novillos ovacionados de salida por su trapío y pitados en el arrastre, al mansear más de lo deseable. Sin clase. Los mejores, el primero y el sexto.

Abrió plaza José Rojo, que paseó la única oreja del festejo por su faena el primero de la tarde, novillo al que entendió a la perfección el espada de Trujillo, acoplándose a las embestidas a media altura que ofreció el ejemplar de Daniel Ramos. La faena fue cogiendo vuelos, con momentos de calidad, que Rojo remató de una buena estocada. El cuarto fue un novillo noblote con el que José Rojo estuvo dispuesto. Indudables fueron sus ganas de agradar, desde que se abrió de capote, tela con la que se lució en un quite por lopecinas. Con la muleta ligó buenas tandas con la derecha, bien rematadas con los pases de pecho, pero la espada no funcionó, por lo que todo quedó en silencio.

Banderillero corneado

El segundo en el cartel fue Pedro Gallego. El primero de su lote fue un astado desrazado y sin fijeza, por lo que su faena careció de acople, pese al intento de agradar del novillero, que saludó una ovación. Este novillo propinó una cornada en el glúteo izquierdo, con dos trayectorias, al banderillero Carlos Donaire, de la que fue operado en la enfermería, siendo trasladado al Hospital Virgen de la Arrixaca.

El quinto no dio opciones a Gallego, que al menos estuvo breve con los aceros.

Cerró terna Diego García, que vio cómo el tercero buscó la querencia con evidencias de mansedumbre, poniendo en apuros a los banderilleros en el segundo tercio. No se dejó dar un pase.

El de San Sebastián de los Reyes salió muy dispuesto a recibir al sexto. Puso banderillas, protagonizando un vistoso tercio con los rehiletes. Con ganas, aprovechó las embestidas por ambos pitones que ofreció el de Daniel Ramos, firmando una faena de buen nivel, tanto con la diestra como en el toreo al natural, que gustó al respetable. No coronó su obra con acierto con la espada y el premio quedó en ovación que saludó desde el tercio.