La ansiada vuelta de Moros y Cristianos de Murcia

No hay Feria de Murcia sin Moros y Cristianos. La fiesta dio ayer el pistoletazo de salida a una semana repleta de actos en la que las quince kábilas y mesnadas recrearán la fundación de la ciudad con más ilusión que nunca, ya que se trata de la vuelta más ansiada de la cita después de tres años sin que los festeros hayan podido desfilar por la Gran Vía, primero por la DANA y después por la pandemia.

El esperado regreso de la fiesta arrancó con un pasacalles que recorrió el centro de la ciudad desde la plaza de la Cruz hasta el Teatro Romea, donde se celebró la lectura del pregón a cargo del periodista Antonio Peñarrubia. Un desfile informal que llenó de alegría la calle Trapería y la plaza Santo Domingo en una calurosa tarde en la que el termómetro superaba los treinta grados. Cinco bandas de música calentaron aún más el ambiente durante el recorrido, haciendo sonar marchas moras y cristianas que despertaron en los festeros un sentimiento que late en la capital del Segura desde hace ya 39 años y que estaba dormido, pero no extinto.

La ilusión por volver a vivir la fiesta, declarada de Interés Turístico Nacional, fue la gran protagonista entre los centenares de participantes del desfile informal, que volvieron a sacar sus trajes de época del armario –muchos de ellos sin estrenar– para cumplir con una cita con la historia de la ciudad grabada a fuego en el calendario lúdico del mes de septiembre.

La Asociación Amigos de la Música de Alcantarilla fue la encargada de amenizar el pregón junto a la Coral Discantus. Sesenta músicos interpretaron una marcha mora que marcó el ritmo de la entrada por el patio de butacas del Teatro Romea de los cargos festeros. Primero hicieron acto de presencia el festero del año, Luis García, y las abanderadas de la Federación de Moros y Cristianos, Elena Villar y Desirée Castillo. Después llegó el turno de quienes representan al rey moro Aben Hud y a su favorita –Domingo Hernández y Ángeles Roses–, así como al infante Alfonso de Castilla y su dama –Francisco Ruano e Isabel Navarro–. Papeles para los que fueron elegidos en 2022 y que tendrán la oportunidad de ejercer durante los próximos días, ataviados de un espectacular vestuario que han preparado para cada uno de los actos en los que participarán.

Galería.

Centenares de festeros protagonizan un pasacalles por el centro de Murcia /

GUILLERMO CARRIÓN / AGM

Ochenta voces de la Coral Discantus se sumaron a la actuación de la agrupación musical de Alcantarilla cuando llegó el momento de interpretar los himnos de la Federación de Moros y Cristianos y el de Murcia. Momentos en los que el público se emocionó especialmente al evocar recuerdos de las fiestas pasadas y por ver cómo se materializaba el regreso de las que pasarán a la historia por marcar un antes y un después en la cita de la familia mora y cristiana.

«Se ha hecho realidad»

«Lo que hemos vivido hoy es un regalo», aseguraba el presidente de la Federación, Javier Arenas, quien destacó durante su intervención otro de los factores que convierte a la de este año en una edición especial de la fiesta: el nuevo campamento medieval, ubicado por primera vez en el parking disuasorio del Malecón, que abrió sus puertas tras el pregón y al que Arenas invitó a todos los murcianos y visitantes. «Ha costado, pero al final se ha hecho realidad», remarcó.

Al pregón asistieron el alcalde de Murcia, José Antonio Serrano; el consejero de Presidencia, Turismo, Cultura y Deportes, Marcos Ortuño; el presidente de la Asamblea Regional, Alberto Castillo; y el presidente del Cabildo Superior de Cofradías, Ramón Sánchez-Parra, entre otras autoridades. Un acto en el que Arenas obsequió al pregonero con una pieza de bronce, obra del escultor Hernández Navarro, que simboliza la entrega de las llaves de la ciudad del rey moro al cristiano. La fiesta ha tenido que esperar, pero vuelve con fuerza.