Puedes incluirlos en tus comidas sin que supongan un riesgo para la salud una vez que venza su fecha de consumo preferente
Los alimentos que van envasados y se venden en supermercados y establecimientos incluyen una fecha límite para su consumición. Los fabricantes tienen la obligación de incorporar la fecha de caducidad en los artículos perecederos, y una
fecha de consumo preferente en aquellos que no se estropean tanto con el paso del tiempo. ¿Cuál es la diferencia entre ambas? La
Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) explica que en el primer caso, si se come un producto supone un riesgo para tu salud, mientras que en el segundo caso «no son peligrosos».
Así, existe una lista de alimentos que si vence esa fecha de consumición preferente y te los comes no pasa nada. No te provocará ningún daño a tu salud porque son productos más duraderos. Pero entonces, ¿por qué se les marca una fecha? Porque aunque no son perjudiciales sí que pierden propiedades. Se trata de una cuestión de calidad. Si quieres disfrutar de su auténtico sabor es mejor hacerlo antes de que llegue ese día límite. Mientras que los perecederos, como las carnes y pescados crudos y frescos, son más sensibles al paso del tiempo y pueden generar bacterias patógenas dañinas. En este caso, no se deben comer nunca después de la fecha de caducidad porque su consumición es peligrosa.
Los alimentos que te puedes comer si la fecha ha vencido
Estos son los 10 alimentos que mientras no estén abiertos ni presenten signos de estar deteriorados puedes comerte:
– Yogur. Este es uno de los productos que más confusión produce entre los usuarios. Y es que la leche normal no se puede tomar después de la fecha de caducidad, pero el yogur al contener leche pasteurizada en 2014 se cambió su etiquetado para que se incluyese una fecha de consumición preferente. Lo único que te puedes encontrar si te lo comes días más tarde es que haya aumentado algo su acidez.
– Pan de molde. Si el
pan está en buen estado después de la fecha de consumición preferente puedes seguir utilizándolo en tus comidas. Eso sí, hay que estar atento a su aspecto porque es propenso a
presentar moho si el ambiente y la temperatura no es la adecuada. Para ello, hay que mantener el pan en lugares secos que no estén en contacto con la humedad. Aunque la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) aclara que no tiene por qué provocar daños a la salud, es mejor tirarlo.
–
Patatas fritas y frutos secos. Son dos alimentos que se pueden guardar en la despensa de la cocina durante mucho tiempo. No supone ningún riesgo, pero su sabor cambia bastante hasta volverse desagradable. Algo que seguramente ya has experimentado con alguna pipa rancia que se cuela en tu bolsa. Hasta un mes después puedes consumir estos aperitivos salados.
– Bollos y galletas. Los dulces que se vende envasados en el supermercado y han superado la fecha de consumo preferente pueden estar algo más rancios y secos, pero si los probamos y están bien, no hay problema en que te los comas. Tanto los bollos como las
galletas están hechos para que aguanten.
– Refrescos y alcohol. Se pueden consumir aunque haya pasado el tiempo establecido. Su color o sabor puede alterarse un poco y algunas pierden dulzor porque los edulcorantes se pueden descomponer, pero no es nocivo. Por eso lo mejor es probarlas, y si están bien, puedes seguir tomándolas. En el caso del
alcohol con una graduación superior a un 10% del volumen, no se le exige que lleve ni una fecha límite ni orientativa. La OCU señala que deberían tenerla porque sí se estropean, aunque sean años después.
– Pastas, arroces y legumbres. Cuando se hace la compra para bastantes días es común hacerse con alimentos básicos como la pasta, el arroz y las legumbres. Y es que aguantan mucho tiempo. Eso sí, deben ser productos secos que no te los encuentres en la parte de los refrigerados del supermercado para que su consumición después de la fecha no suponga ningún problema.
– Mermelada y mantequilla. La confitura, que puede ser de muchos sabores (fresa, melocotón, frambuesa o pera), puedes usarla en tus tostadas o tus postres hasta 6 meses después si es casera. Además, no necesitas meterla en el frigorífico si tu casa no supera los 25 grados. En el caso de la mantequilla debes guardarla tanto si la has abierto como si no en la nevera. También puedes dejar pasar los días de la fecha de consumo preferente, pero estas grasas untables suelen volverse rancias. Es aconsejable que la dejes en su envase original.
– Embutidos y quesos curados. Hasta un mes después de la fecha indicada pueden durar los embutidos al vacío o en atmosferas modificadas, a excepción del pavo o el
jamón cocido. Y el queso también resiste si es curado durante varias semanas. No ocurre lo mismo con los quesos frescos, ya que al tener mucha agua, son más frágiles.
– Sopas y salsas de sobre. Estos alimentos ya preparados que apenas necesitan mucha elaboración se pueden consumir una vez pasada la fecha si no se ha abierto el producto.
– Envases de tomate. Si el producto no se ha abierto ni manipulado puede incluirse en tus recetas aunque se venza la fecha de consumo. Pero si lo abres y te encuentras un aspecto raro o un mal olor es mejor que lo tires.
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