Gran fiesta y puerta grande para Ureña, De Justo y Rufo en Abarán

Tomás Rufo da un pase en su debut como matador en Abarán, de tres orejas y rabo. / Guillermo Carrión / AGM

Tres grandes faenas en los últimos toros desatan la pasión del público

Buen ambiente presentó la plaza de toros de Abarán en su tradicional corrida de septiembre, cerca del lleno.

Abrió plaza Paco Ureña. El de Lorca saludó al primero a pies juntos, para salir a los medios y rematar con la media. Tras el puyazo, se echó el capote a la espalda y firmó un ajustadísimo quite por gaoneras, abrochado con la revolera y la brionesa. Brindó Ureña a su anterior apoderado, Pablo Lozano. Planteó faena en los medios, a media altura, ayudando a embestir al de La Palmosilla, justo de fuerzas y que se quedaba debajo con cierto peligro. Acabó metido entre los pitones, valiente, para cerrar por manoletinas de máximo ajuste. Pinchó en cinco ocasiones y hubo silencio.

Verónicas de manos bajas y una buena media sirvieron para saludar al cuarto, un colorado con romana. Comenzó por estatuarios una gran faena a un toro de calidad. Fue tomando vuelo en las dos primeras tandas en redondo para firmar dos series al natural, la segunda, excelsa. Luego vino el majestuoso toreo de frente a pies juntos, con la zurda, y una última tanda al natural con la derecha. Pinchó en lo alto antes de un volapié en el que entró con el alma y que le valió dos orejones y la puerta grande.

Sustituyó Emilio de Justo la baja de última hora de Morante. Se abrió su primero en el buen recibo de capa, por verónicas y chicuelinas. Brindó al público e inició por alto su faena, perdiendo el toro la verticalidad en el tercer muletazo. En los medios, De Justo fue hilvanando series por el pitón derecho de exquisito temple, compensando con su técnica la debilidad del zaíno. Destacaron los pases de pecho, de pitón a rabo, y toreó muy despacio al natural, antes de volver a tomar la diestra y firmar un cambio de mano que duró una eternidad. Actuación muy completa, rematada con un gran volapié, premiada con la primera oreja y petición de otra.

Brindó a Paco Ureña el quinto, toro de buenas hechuras. ‘Juguetero’ fue extraordinario, repitió con alegría y tuvo recorrido. Lo vio Emilio, que firmó un faenón por ambos pitones, en series ligadas de muletazos largos, por abajo, de excelente trazo y con enorme resonancia en el tendido. La tanda en redondo, dos rodillas en tierra, puso a la plaza en ebullición. Se pidió el indulto del toro, que de tener más fuerza hubiera merecido. Tras un pinchazo, Emilio mató de entera muy eficaz. Se pidió el rabo, y paseó dos orejas de un toro que se debería haber premiado con vuelta en el arrastre.

Debutó Tomás Rufo como matador de toros en la Región con ‘Torreón’. Se movió, aunque embistió calamocheando y reponiendo, deslucido. Se dobló con él Rufo en los primeros compases. Propuso el diestro por ambos pitones en una faena voluntariosa y algo deslavazada. Mató de casi entera y paseó una oreja de petición minoritaria.

Con la larga cambiada saludó el toledano al sexto. Brindó al público y, de rodillas, comenzó su faena a ‘Milanito’, otro gran toro que embistió con codicia y recorrido. Rufo ligó tandas de naturales largos y mandones y echó el resto en una magnífica serie de derechazos que acabó metido entre las astas y el público entregado. Cuadró al toro con unos bonitos ayudados por bajo, pinchó antes de cobrar un estoconazo y pasear un rabo, premio excesivo tras pinchar.