Una misión científica busca en Líbano las raíces de los santuarios íberos

José Ángel Ocharan, que sostiene la réplica de una falcata, conversa con unas estudiantes durante la celebración de la Noche de los Investigadores, el pasado viernes, en el campus de La Merced. / ROS CAVAL / AGM

La investigación apunta a que los rituales asociados a estas cuevas, como la de La Nariz de Moratalla, tienen influencias, a través del mundo fenicio, de la civilización sumeria

Venus sería la clave. Los rituales en torno a ese planeta que se celebraban en los santuarios rupestres íberos –como el de la cueva de La Nariz (Moratalla)– hace más de 2.300 años guardarían semejanza con la mitología que atesora otro espacio mágico aún más antiguo y a miles de kilómetros de distancia. En los próximos días, una expedición, liderada por el investigador José Ángel Ocharan, pondrá rumbo a Líbano con el fin de rastrear los antecedentes de estas cavidades sagradas repartidas por enclaves estratégicos de la Región. El arqueólogo y antropólogo espera confirmar su teoría de que tendrían influencias de la cultura sumeria (con una antigüedad de 5.000 años) y pone el foco en la gruta de Afqa –a 70 kilómetros de Beirut, la capital libanesa, y donde nace el río Adonis–, lugar en el que esa civilización rendía culto a una deidad (Inanna, vinculada a la fertilidad) que después ‘adoptarían’ acadios, egipcios, griegos y fenicios, hasta llegar a los íberos.

«Afqa sería la ‘abuela’ de nuestras cuevas santuario», resume Ocharan, a quien acompañarán en la misión Daniel Iborra, experto en arqueoastronomía, y el astrofísico de origen libanés Gebrael Aboua-askar. Para confirmar esa conexión, los tres investigadores deberán mirar al cielo. «El principal objetivo es constatar que esa gruta nos muestra, como ocurre en las cuevas estudiadas en la Región, una orientación buscada hacia el venusticio [el ocaso del planeta en su versión vespertina]», adelanta el experto.

Vínculos con Venus

En sus estudios, el investigador ha comprobado que la localización de los santuarios íberos atiende a unas especiales connotaciones astronómicas. El caso de La Nariz, en la Umbría de Salchite, resulta paradigmático. Pero, además, la cavidad moratallera muestra otros parecidos con Afqa. «Pertenecen a diferentes sociedades, pero las dos son cuevas santuario, las dos presentan una morfología dual [con dos ‘ojos’], las dos están vinculadas al agua y a una deidad femenina y, según nuestra hipótesis, a Venus». En este sentido, la ‘diosa de Salchite’, la enigmática figura representada en un trozo de cerámica hallado en La Nariz, a la que probablemente los íberos adoraban, «sería fruto de una concepción indígena propia» pero que habría incorporado la iconografía y la mitología de deidades importadas del otro lado del Mediterráneo, hasta llegar a la sumeria Inanna, mantiene Ocharan. Esa asimilación conllevaría que algunos rituales, como las libaciones o la colocación de exvotos –acreditados en el caso de La Nariz– «habrían permanecido a lo largo del tiempo, de una sociedad a otra, siendo adaptados por cada cultura a su propia idiosincrasia».

La expedición se ha diseñado en dos fases. La primera, este mes, será una intervención rápida dedicada a una primera aproximación al santuario de Afqa «para constatar la realidad arqueológica y centrada en la medición astrofísica de su orientación». La intención de Ocharan es regresar en primavera, con un grupo de estudiantes si la situación del país no entraña peligro, para seguir avanzando en las indagaciones sobre la mitología que envuelve este espacio mágico. «Queremos comprobar si, como pensamos, Venus desciende por la ladera del monte Líbano hasta el río Adonis».

El proyecto científico viene impulsado por el Centro de Investigación Arqueológica, gestado gracias a la colaboración entre la Asociación de Estudios Protohistóricos y Arqueología y el Ayuntamiento de Moratalla. El objetivo es publicar los resultados en el tercer curso internacional de antropo-arqueología mediterránea, previsto para junio de 2023.