La marcha de la consejera de Educación arrastra al Grupo Mixto a los diputados afines a Olona

La marcha de la consejera de Educación arrastra al Grupo Mixto a los diputados afines a Olona

Campuzano y López Miras, ayer, en la Escuela Superior de Arte Dramático de Murcia. / ROS CAVAL / AGM

María Isabel Campuzano compromete la estabilidad parlamentaria del Ejecutivo regional, pero López Miras la mantiene en el cargo

David Gómez

El desprestigio institucional y político que sufre la Región de Murcia en esta X Legislatura autonómica parece no tener fin. Cuando se piensa que ya es imposible alcanzar cotas más altas de descrédito, sucede un nuevo acontecimiento que ahonda más en la degradación.

En los últimos días, dos diputados que se presentaron a las elecciones en la candidatura de Vox han terminado de dinamitar la Asamblea Regional. Primero fue Pascual Salvador, el único parlamentario que el partido de Santiago Abascal reconoce como afiliado, el que solicitó pasarse al Grupo Mixto. Ayer hizo lo mismo
María Isabel Campuzano, nada más y nada menos que la consejera de Educación en el Gobierno presidido por Fernando López Miras. Los dos formaban parte del Grupo Parlamentario Vox, constituido tras los comicios, que deja de existir al quedarse solo con dos miembros, Juan José Liarte y Francisco José Carrera, que se ven obligados también a integrarse en el Mixto, donde ya se encontraban los representantes de Podemos y dos diputados de Ciudadanos. Este grupo parlamentario, por tanto, pasa ahora a tener ocho miembros (la tercera fuerza de la Cámara), varios de ellos en las antípodas ideológicas.

El movimiento tendrá consecuencias inmediatas en la Mesa de la Asamblea y la Junta de Portavoces. Francisco Carrera y Juan José Liarte abandonarán sus puestos en estos órganos (secretario de la Mesa, el primero, y portavoz de Vox, el segundo), claves para el desarrollo de la actividad parlamentaria, de forma que se abre una puerta para que la oposición arrebate al Gobierno regional el control de los mismos.

El movimiento supone una gota más en el vaso del descrédito institucional que sufre la Región en esta legislatura

Así, ‘a priori’, la consejera de Educación habría comprometido la estabilidad de su propio Ejecutivo a falta de cinco meses para el final de la legislatura, con varias iniciativas legislativas, entre ellas los Presupuestos de la Comunidad de 2023, pendientes de tramitar. Pero el hecho de que el presidente no haya destituido aún a Campuzano levanta sospechas de que se pueda tratar de una operación acordada por las direcciones de PP y Vox.

Acercamiento PP-Vox

El partido de Santiago Abascal evita no solo que Liarte y Carrera utilicen su nombre en la Asamblea –los dos, junto a Campuzano, fueron expulsados de la organización en 2020, aunque han mantenido la marca del mismo en la Cámara hasta hoy–, sino que (lo más importante) con la desaparición del grupo parlamentario se reducirán considerablemente las subvenciones públicas que recibían cada mes. Liarte y Carrera se habían acercado en los últimos meses a Macarena Olona, convertida en una seria amenaza para la estabilidad de Vox tras su enfrentamiento abierto con Abascal. El Instituto Español de Estudios Políticos, en cuya dirección figuran Liarte y Carrera, fue la entidad organizadora de la conferencia que ofreció en Murcia la que fuera candidata de Vox a la presidencia de Andalucía.

El PP, por su parte, destensa su relación con Vox en la Región, muy deteriorada desde que, tras la moción de censura, decidiera primar a los diputados expulsados por Abascal. En las últimas semanas, se conocieron reuniones privadas entre los líderes de ambas formaciones, a nivel nacional y autonómico. Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal mantuvieron un encuentro en Madrid, mientras que a López Miras y José Ángel Antelo se les vio departiendo en una terraza de Murcia. Según las encuestas, es muy probable que los populares dependan de Vox para mantener San Esteban tras las elecciones de mayo de 2023.

Dos hechos contribuyen a aumentar las sospechas de cambalache en esta operación. Pascual Salvador, el único que no fue expulsado de Vox, lleva arrinconado en la Asamblea desde junio de 2020, sin apenas visibilidad. Pero no se pasa al Grupo Mixto, donde hubiera alcanzado más protagonismo, hasta el jueves.

Por su parte, Campuzano ya amagó anteriormente con marcharse al Grupo Mixto. Lo hizo en febrero, tras enfrentarse a Liarte y Carrera, a quienes acusó de interferir en su trabajo como consejera. Entonces, el PP movió cielo y tierra para evitarlo. Incluso López Miras separó las competencias de Educación y Cultura, en una decisión salomónica adoptada para mantener contentos a sus tres socios. Esta vez, los populares no han hecho nada para que Campuzano recapacite. La consejera y el presidente coincidieron en un acto público y se saludaron con absoluta normalidad.

En el comunicado difundido ayer en el que trasladó su decisión, Campuzano esgrimió que nunca se sintió integrada en el Grupo Parlamentario Vox, acusando a sus excompañeros de mantenerla «al margen de la actividad y decisiones del grupo, tanto a nivel político como administrativo». Afirma que, desde que es consejera, «todo mi trabajo, esfuerzo y decisiones han respondido a la lealtad que tengo al Gobierno que pertenezco».

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