El UCAM vuelve a pinchar en casa y aumenta las dudas

El UCAM vuelve a pinchar en casa y aumenta las dudas

Emilio Sánchez Bolea

No hay rival fácil en la Liga Endesa, la segunda mejor liga del mundo y la más competitiva de entre las domésticas de toda Europa. Pero, dentro de lo posible, el calendario quiso ser benévolo con el reformado UCAM para este comienzo de temporada y le puso, de seguido, dos partidos en casa de esos que uno nunca pueden dejar escapar. Dos equipos que, si te sale una temporada regular, se convierten en rivales directos. Pero que, si te sale normal, debes estar por delante. Primero, un Breogán con diez jugadores nuevos en su plantilla y que afronta su nueva vida sin Musa, el MVP de la pasada campaña; y, después, un Granada recién ascendido que tiene entre sus jugadores a ocho hombres que el año pasado se ganaban la vida jugando en la LEB Oro.

Pero los dos partidos se han convertido en dos preocupantes pinchazos. De los cuatro duelos oficiales hasta la fecha, tres han sido en Murcia (contando el duelo de Champions ante el Tofas), y un UCAM muy lejos de contar con unos cimientos sólidos sobre los que construir ha demostrado cargar, además de con la losa de su mal juego, con la de la ansiedad.


82
UCAM Murcia

Trice (11), Davis (13), Jelínek (9), Radovic (20) y Pustovyi (1) -quinteto titular- Klavzar, Luther (0), Bellas (3), McFadden (16), Sakho (2), Diop (7) y Rojas (0).


89
Covirán Granada

Renfroe (10), Bropleh (5), Ali (2), Maye (11) y Felicio (22) -quinteto titular- Niang (9), Vilà, Díaz (9), Costa (15), Tomàs (6), Iriarte (0) y Díaz (0).

  • Parciales.
    19-25, 21-22 (40-47), 20-16 (60-63) y 22-26 (82-89).

  • Árbitros.
    Jordi Aliaga, Raúl Zamorano y Cristóbal Sánchez.

  • Incidencias.
    Palacio de los Deportes de Murcia, 5.464 espectadores. 3ª jornada de la Liga Endesa.

Y es que, en la mañana de este domingo, hubo un equipo que sabía a qué quería jugar y otro en el que nadie parecía tenerlo claro. Cuando reúne un quinteto que se lo permite y le momento de partido le es prolífico, el UCAM defiende fuerte, corre y genera buenas oportunidades de anotación. Cuando no, ataque en posicional sin generar ventajas, con constantes miradas entre compañeros que no se entienden, resoplidos de desesperación de Sito y el resultado que nadie quiere: el duro golpe del balón contra el aro. De nuevo, el equipo tiró por debajo del 40%, a diferencia de un Granada que metió la mitad de lo que tiró, sacó mucho provecho de los segundos finales de posesión y que contó con el imperialismo de Felicio bajo aros (22 puntos y 8 rebotes) y una dirección que lo bordó en los nombres de Lluís Costa y Christian Díaz.

Así hemos narrado el partido UCAM Murcia - Covirán Granada

Costa y Díaz, de 29 y 30 años, son segundo y tercer base de este recién ascendido. Por delante tienen al veterano Renfroe, que firmó un sobrio partido. Pero estos dos jugadores se hicieron con el Palacio. Dirección segura, decisiones sin complejos y acciones efectivas. En el bote, en el pase, en el tiro. De 29 y 30 años respectivamente, son dos jugadores que han alternado toda su carrera entre la LEB y la Liga Endesa, con muchas más temporadas en el segundo escalón que en el primero. Ocho Costa y diez Díaz. Pero ganaron, y por mucho, el duelo a Trice y Bellas, que este domingo no pudo compensar otro gris partido de su compañero. 24 puntos y 29 de valoración entre los dos primeros, 14 y 14 entre los dos segundos.

El duelo empezó con mucho acierto

Un partido que se escapa, pero que no tuvo un mal comienzo para el UCAM. Para ninguno de los dos equipos, en realidad, que en los primeros minutos se combinaron para dar con un atractivo baloncesto de ataques rápidos, con alternación de aciertos, y que en el minuto 6 ya dejaba un marcador de 17-16, con Jelínek ya en tres triples el día en que debutaba como titular.

El UCAM tuvo un 14% de acierto inferior al del Granada y cometió siete de sus ocho pérdidas de balón en el tercer cuarto

Pero ahí se frenó el UCAM. El ritmo era imposible de mantener durante mucho tiempo, pero al Granada tardaba mucho más en mojársele la pólvora. Lo ponía fácil el equipo de Sito con sus agujeros defensivos, que en este tramo final de primer cuarto permitieron a Niang, un jugador que en Tenerife se cansaron de esperar, pasar por encima de un Diop que no mejoraba a Pustovyi en la rotación, parecer mucho más de lo que es. Parcial 2-9 para cerrar el primer cuarto y primeros nervios (19-25, final del primer cuarto).

McFadden y más McFadden

Este domingo salió desde el banquillo, pero la jerarquía con Thad McFadden en pista está muy clara. Hay que buscarle. Y, si está medio centímetro solo, aunque sea a nueve metros del aro, el balón tiene que ir a sus manos. El problema es no contar con un plan B, como pareció durante muchos minutos el caso de un UCAM perdido si tan genial jugador no se inventaba una de sus canastas inverosímiles. Perdido en ataque y perdido en defensa, pues varias fueron las canastas que los de Granada anotaron en contraataque o transición en situaciones que no deberían haber dado lugar a ello. También las que llegaban sin hacer el cambio defensivo que tocaba, la ayuda necesaria o quién sabe qué. Lo que sí se sabe es que el equipo de Pablo Pin, al descanso, llevaba el doble de canastas que el UCAM desde dentro de la zona, once de ellas desde mismo debajo del aro, donde el ex NBA Felicio sembraba el terror, ya con 15 puntos.

Quien mejor batalla le plantó, aunque fuese para cambiar la cara a su propio equipo, fue de nuevo Jordan Sakho. Su energía dijo basta a las canastas fáciles bajo aro, lo que permitió más situaciones de ataque con la defensa por colocar, la involucración del público en el partido y, en general, un UCAM que se venía arriba. Pero Granada no se dejaba alcanzar, y una genialidad de Costa, que hacía un caño al propio Sakho para meter un triple sobre la bocina, hacía mucho daño (40-47, descanso).

El UCAM por delante

No era mucho lo que el Granada estuviese haciendo para dominar el partido, pero sí lo fácil que el UCAM se lo estaba poniendo. Sito, que sigue buscando su quinteto de confianza, optó esta vez por salir de vestuarios con los cinco jugadores que más le habían transmitido. Y el parcial de 8-0 para abrir la segunda parte ponía al UCAM por delante después de muchos minutos, estirado al 15-4 (55-51, minuto 25) que dejaba el 3+1 de Trice.

Los 20 puntos de Radovic fueron lo más destacado de un UCAM que sigue sin poder sacar rédito a sus ideas y sistemas de juego

Pero costaba mucho darle continuidad a los buenos minutos, y la fragilidad del equipo murciano se demostraba en el cambio de tornas tan repentino. Parecía encontrarse en su mejor momento, pero cuando le impedían correr y encadenaba fallos, las dudas se multiplicaban. De un parcial de 15-4 para abrir el tercer cuarto, a uno de 5-16 en los siguientes siete minutos (60-67, minuto 32). Y siete pérdidas en solo el tercer periodo.

Costa y Díaz, fundamentales

Al conjunto universitario le tocaba remar otra vez. Cuando pensó que mejor estaba. Con menos tiempo y menor margen de error. Y con Granada creciéndose. Duro test para la moral, y no es ahora mismo cuando Sito puede presumir de tener a todos sus jugadores totalmente conectados al partido. Le dio una nueva oportunidad a Pustovyi, pero seguía sobrepasado. Luther continúa renunciando a tiros y, los que lanza, los hace sin ninguna fe. Bellas no tenía el día y, para colmo, Díaz se divertía con su marca, jugando a aguantarle con el culo, bote bajo y resolución al límite de los 24 segundos.

La vuelta a pista de Radovic, el mejor del partido, y la encadenación de un triple y dos contraataques permitían soñar (73-74, minuto 36), pero cualquier fallo parecía más grande para un equipo que sabía que no podía dejar escapar el partido y que, sin embargo, se le iba. Cómo sería la cosa para que Pin pidiera tiempo muerto con el 73-74 y, apenas 50 segundos después, Sito se veía forzado a ser ahora él quien lo parara (73-79, minuto 36).

Con 77-82 en el marcador, Radovic capturó un rebote ofensivo que rápido convirtió en canasta, pero le fue anulada por falta previa en el rebote, que daba dos tiros libres al rival, y con solo 1:01 en el reloj. De haberse podido ver a tres puntos, a hacerlo a siete. Esa jugada enterró definitivamente el partido, pero a lo largo y ancho del mismo fue el Granada quien demostró mucho más.

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