¿Qué fue del Campus de Excelencia?

El 20 de octubre de 2010 las dos universidades públicas de la Región, la de Murcia (UMU) y la Politécnica de Cartagena (UPCT), celebraban entusiasmadas la elección del proyecto del Campus Mare Nostrum 37/38 (CMN) como campus de excelencia internacional, convencidas de que abrían el camino para hacer de la Región uno de los «polos de conocimiento internacionales del nuevo mapa geopolítico». La ilusionante empresa, que llegó con presupuestos millonarios y ambiciosos planes de captación de talento e investigaciones conjuntos, se interpretó también como el inicio de una nueva era en las relaciones de las dos universidades públicas de la Región, más hermanadas que nunca con los rectores José Antonio Cobacho y Félix Faura, que sepultaba los roces de años previos.

Doce años después, el propio rector de la Universidad de Murcia, José Luján, abría el lunes la caja de los truenos durante el acto de apertura del curso universitario –que se celebraba precisamente en Cartagena cumpliendo con el acuerdo de alternancia que nació también con el CMN–, al denunciar en su discurso que «ese proyecto no es siquiera un triste remedo de lo que pudo ser y nunca fue». Luján no hacía sino que decir en voz alta lo que la comunidad universitaria y la Administración regional habían asumido hace años: el Campus de Excelencia es hoy un plan testimonial con apenas medio millón de euros de financiación de la Comunidad Autónoma. En paralelo, la UMU y la UPCT se han sumado a alianzas europeas de universidades, cada una por su lado, y las relaciones entre las dos regionales, cordiales, no se han materializado en acuerdos de colaboración concretos ni atraviesan su mejor momento. El CMN se desinfla, y las colaboraciones entre las dos universidades no avanzan.

El programa Campus de Excelencia Internacional, lanzado en 2009 por el Gobierno de España, perdió buena parte de su empuje apenas tres años después de su arranque. «Se gestó en un contexto de bonanza, pero la gran recesión lo desinfló al dejarlo sin financiación», justifica Luján. La llama piloto de lo que fue la reactivó la Comunidad el pasado año, con una asignación de medio millón de euros que la directora de Universidades, María Isabel Fortea, pone en valor. «Ha permitido lanzar programas muy interesantes de movilidad, internacionalización y colaboración con el tejido empresarial».

Fusión fría

Una sombra, admite el vicerrector de Promoción Institucional de la UPCT y exdirector de Universidades, Luis Javier Lozano, de lo que fue. «No se ha empujado desde arriba y se fue dejando estar», dice, al tiempo que admite la «mala inercia» que ello ha acarreado en la conexión de las dos universidades, y marca un punto de inflexión en el Rectorado de José Orihuela en la UMU, que no reeditó la hermandad vivida de los años de Cobacho y Faura, cuando se llegó incluso a hablar de una fusión fría entre las dos universidades. El decano de Veterinaria, Gaspar Ros, quien compartió el nacimiento del CMN y fue uno de sus impulsores, conviene en que «empezó muy fuerte porque había financiación; se hicieron muchas cosas, campañas de atracción de talento, investigaciones internacionales… Sin financiación y con etapas en las que no se creyó en el proyecto, fue decayendo».

Servicios mancomunados

El idilio vivido entre las instituciones de Murcia y Cartagena en aquellos años queda ya lejos. La UMU y la UPCT han iniciado el curso enroladas en alianzas europeas universitarias, la EUniWell, en el caso de la de Murcia; y la European University of Technology en el de la Politécnica. Una integración internacional que contrasta con las limitadas relaciones entre las dos universidades murcianas, que han sido incapaces hasta la fecha de alcanzar grandes acuerdos para ofrecer servicios mancomunados.

Desde cuestiones tan básicas como que los estudiantes de las dos universidades puedan hacer un uso recíproco de las instalaciones deportivas y de las salas de estudios, hasta medidas de eficiencia como la gestión común de la asesoría jurídica, del servicio de prevención de riesgos laborales y el personal de administración y servicios.

Un ejemplo reciente: la UMU está gestionando su acuerdo energético con otras universidades españolas en grupo, mientras la UPCT se ha quedado sola en la negociación. Los dos rectores entonan el ‘mea culpa’, pero no plantean soluciones concretas. «Es cierto que podríamos hacer más cosas juntos, como una política de formación del profesorado común. Se dan situaciones anacrónicas, como el hecho de que tengamos que recurrir a profesores asociados cuando en Cartagena hay docentes de esa misma área que pueden ampliar su carga de trabajo; o que los sindicatos acepten en la UPCT cuestiones que votan en contra en la UMU», concreta Luján, quien admite que «el primer culpable puedo ser yo». Para el rector, la situación actual ha afectado al paradigma de relación entre las dos universidades públicas. «Tanto que ni siquiera me atrevo de decir que hoy en día exista paradigma alguno», destacó en la apertura de curso.

«Un jarro de agua fría»

En la UPCT, donde algunos sintieron las palabras de Luján como «un jarro de agua fría», perciben que en ocasiones las relaciones entre ambas instituciones llegan viciadas de cierto ánimo proteccionista. La rectora, Beatriz Miguel, también admite que «ninguno de los acuerdos de colaboración que nos hemos planteado ha prosperado. Estaríamos muy dispuestos a mancomunar servicios como la asesoría jurídica», asegura.

El senador, candidato a rector y en su día uno de los principales impulsores del CMN, Juan María Vázquez, lamenta la pérdida de impulso del proyecto de campus de excelencia, que en otras comunidades, como Andalucía, mantiene mejor tono. «Los grandes consorcios europeos son estupendos, pero la alianza territorial es necesaria. Juntos somos más fuertes, y las dos universidades son complementarias. Hay que provocar más interrelación».

Enlace de origen : ¿Qué fue del Campus de Excelencia?