Álex de la Iglesia: «Ahora los políticos ni siquiera hacen teatro, ves que te engañan y encima les votas»

Álex de la Iglesia: «Ahora los políticos ni siquiera hacen teatro, ves que te engañan y encima les votas»

Oskar Belategui

Álex de la Iglesia (Bilbao, 1965) solo ha cogido cuatro días de vacaciones este año: «En vacaciones me veo a mí mismo y me angustio», sostiene. Estrenó ‘Veneciafrenia’ en abril, rodó después la segunda temporada de ’30 monedas’ y este 28 de octubre llega a los cines ‘El cuarto pasajero’, su particular versión de una comedia romántica. Alberto San Juan, Ernesto Alterio, Blanca Suárez y Rubén Cortada comparten coche de Bilbao a Madrid en un viaje que conduce del amor a la intriga, la acción y hasta el terror.

–Hay una dimensión simbólica en el viaje de los protagonistas de Bilbao a Madrid, un trayecto que usted conoce bien.

–Jorge (Guerricaechevarría, su guionista habitual) y yo lo hemos hecho mil veces. Para hacer cine hemos tenido que viajar a Madrid y todo lo que nos ha pasado ha sido a través de ese trayecto interminable, subir y bajar constantemente, como se dice en la película. Un viaje vital.

–Como el del protagonista.

Sí. Intenta demostrar el amor a alguien, la promesa de una nueva vida, y termina en un atasco. La lucha contra el ser humano y lo que le rodea le conduce a un atasco.

–Una curiosidad, ¿usted conduce?

–No, nunca he llegado a sacarme el carnet. Tampoco había ido nunca en BlaBlaCar.

Vídeo.

Tráiler de ‘El cuarto pasajero’.

–Fliparían los del coche al verle aparecer.

–No, no me reconocieron. Cuanto llegó el momento de contar nuestra vida dije que hacía cine. Y me preguntaron qué había hecho. ‘¡Cállate, cállate, tú eres el del Fauno!’, me dijeron. ‘Ese es el bueno, yo soy el otro’. Lo triste fue que no pasó nada.

–Pero te cuentas la vida en el viaje.

–Claro. También fui por una razón técnica, para saber si el conductor y el copiloto se giran para ver al de atrás. Al final decidimos que en el rodaje íbamos a hacer lo que quisiéramos.

–¿Es cierto que el germen del filme es Paolo Vasile, que le retó a rodar una comedia romántica?

–Paolo siempre me dice: ‘Álex, por favor, tú eres muy bueno, ¿por qué no haces algo serio? Siempre estropeas las películas…’. Y me retó a hacer una comedia romántica. A uno de Bilbao no le puedes decir eso. Al mes, Jorge y yo le presentamos el primer boceto de ‘BlaBlaCar’. Una historia de amor que empieza con una frase: ‘Te amo’. Después imaginamos que el protagonista se iba a declarar en un viaje y que se iba a montar una gente chunguísima, Rubén Cortada, que además de ser guapísimo es muy majo. Y Ernesto Alterio, una especie de demonio, de sátiro que empuja a los personajes al infierno. La comunicación resulta imposible entre ellos.

–¿Con quién se iría antes de viaje, con ese jeta maleducado que interpreta Ernesto Alterio o con el maniático del control encarnado por Alberto San Juan?

–Es típico que lo diga un director, pero, al final, para escribir los personajes yo soy los dos. Soy un farsante, un manipulador, me dedico a contar historias mintiendo y engañando al equipo. Digo cosas que me pregunto si van a colar. Y sigo avanzando, como el personaje. Por otro lado, también soy alguien que llegado el momento pido un poquito de orden y sensatez. Lo que nunca me he encontrado es en el personaje de Rubén Cortada. Como obeso mórbido no reconocido no he estado ahí. Reconozco mis prejuicios con la gente guapa.

Crítica de 'El cuarto pasajero': Un viaje sin retorno de Bilbao a Madrid

– Viendo sus películas llegaríamos a la conclusión de que usted no cree en la bondad de los extraños.

–Soy misántropo. El hombre es el lobo del hombre. Lamentablemente, en la vida real es así. Creo en la bondad inducida por esa conclusión. Cuando descubres que no hay salvación o que la vida es un atasco de contradicciones, problemas y desengaños, te queda una salida: reírte. De acuerdo, no hay salida. ¿Qué hacemos? ¿Vamos a estar lamentándonos o vamos a disfrutar? Encontremos una manera de convertir esa angustia en una situación aceptable para la vida. ¿Conoces ‘El combate de los jefes’?

–¿El cómic de Astérix?

– Sí. Dos druidas reciben un leñazo con un menhir y ambos pierden la razón. Panorámix se recupera y comienza a elaborar pociones mágicas que cambian de color a la peña. Pero funcionan.

–Ha hecho ‘El cuarto pasajero’ para que nos divirtamos, pero asoma una España crispada, violenta, donde cada uno va a lo suyo.

–Hay un reconocimiento de la crispación y de la amargura. Del hastío. Todos creemos que las cosas tienen solución, pero de pronto ves que un problema que hemos sufrido no la va a tener. Vamos a tener que adaptarnos para salir adelante. La película no es un reflejo pretencioso de cómo son las cosas, sino una manera de mostrar cómo veo yo las cosas. Un Imago Mundi de alguien que está dentro del problema, no lo veo excéntricamente.

Álex de la Iglesia con los actores protagonistas de ‘El cuarto pasajero’.

–Asegura que cosas que usted escribió en sus guiones ahora las ve en las noticias.

–Sí. Antes había una leve intención de engaño en los políticos. Montaban un teatro verosímil que funcionaba. Pero ahora ya ni siquiera hace falta el teatro. Te engaño sin más, ves que te estoy engañando y encima me votas. Todo te parece bien. Es alucinante el desprecio.

«Si yo te doy lo que quieres y solo vas a tener acceso a la gente que piensa como tú la polarización es inmediata»

redes sociales

«Mirar el pasado de los cines con nostalgia es absurdo»

futuro de las salas

–Usted siempre ha sido un firme defensor de las redes sociales. Pasado el tiempo, ¿no cree que han contribuido en buena parte a la polarización de opiniones que sufrimos?

–Absolutamente. Hay un documental buenísimo que habla de cómo se busca esa polarización a efectos electorales. Si yo te doy lo que quieres y solo vas a tener acceso a la gente que piensa como tú la polarización es inmediata. Pero no tiene por qué ser así, depende de cómo manejemos el juguete. Las redes son mecanismos de comunicación que a veces no comunican y buscan el enfrentamiento a efectos económicos exclusivamente. También sirven para sentir que cualquiera tiene voz. Eso es bueno o malo. Cuando llegó el correo electrónico también surgió el spam, pero no vamos a rechazarlo. Todas las redes sociales tienen mucho spam.

–Este año ha estrenado dos películas en los cines. ¿Por cuánto tiempo seguirán las salas?

–Esto es como el vinilo. Llegará un momento en que será maravilloso, porque lo cuidaremos. Lo dije hace casi quince años. Mirar al pasado con nostalgia es absurdo. Vamos a tener dos o tres cines para ver películas maravillosas y las grandes salas para ver ‘Avengers 20’.

–¿En qué plazo de tiempo?

–Está ocurriendo ya. Amo el cine, soy el primero en comprarme un disco de John Williams en vinilo de 80 gramos para que suene perfecto en mi amplificador casero. Pero no estrenaría en vinilo. Disfrutemos el tiempo que nos queda. O igual cambia, no lo sé, y los exhibidores cambian la manera de exhibir. El Blu-ray encontró la manera de hacerse atractivo.

Jaime Ordóñez, Alberto San Juan, Rubén Cortada y Blanca Suárez en ‘El cuarto pasajero’.

–¿Cuánto hace que no se coge vacaciones?

–Cogí cuatro días después de ’30 monedas’. Es que en vacaciones me angustio, me veo a mí mismo.

–¿A estas alturas le siguen afectando las críticas?

–A ver… Sí, claro que me afectan. Una crítica duele cuando te la hace alguien al que tú le pedirías consejo.

–¿Dónde se ve de mayor?

– Espero que en una residencia, feliz y tranquilo con cuatro libros, invitando a la gente a jugar una partida de rol. Eso sería maravilloso. Pero espero que tarde, porque todavía tengo que disfrutar de mi infancia. No he salido de ella.

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