El ‘agujero de ozono’ sigue reduciéndose, según la NASA

El ‘agujero de ozono’ sigue reduciéndose, según la NASA

El agujero de ozono sobre el Polo Sur el 5 de octubre, cuando alcanzó su máxima extensión este año. / NASA / Joshua Stevens

Ciencia | Atmósfera

La zona con baja concentración de este gas protector frente a la radiación ultravioleta alcanza los 23,2 millones de kilómetros cuadrados, mucho menos que en 2006

Luis Alfonso Gámez

El llamado ‘agujero de ozono’ se ha reducido este año hasta los 23,2 millones de kilómetros cuadrados –la península ibérica tiene una superficie de 583.000 kilómetros cuadrados– entre el 7 de septiembre y el 13 de octubre, han indicado la NASA y la Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) de Estados Unidos. La región del Polo Sur con baja concentración de ozono fue en la pasada primavera austral, cuando el ‘agujero’ registra sus máximos anuales, ligeramente más pequeña que en 2021 -cuando alcanzó los 23,3 millones de kilómetros cuadrados- y estuvo «muy por debajo de la media observada en 2006, cuando el tamaño del ‘agujero’ alcanzó su máximo».

El ozono (O3) es un gas que se encuentra principalmente (90%) en la estratosfera, entre los 10 y los 50 kilómetros de altura. Actúa como escudo natural frente a la dañina radiación ultravioleta, causante del cáncer de piel y las cataratas. A mediados de los años 70, los científicos descubrieron una preocupante reducción de la capa de ozono sobre la Antártida debida a la destrucción de este gas por los compuestos clorofluorocarbonados (CFC) utilizados en refrigeradores y sistemas de aire acondicionado. 197 países firmaron en 1987 el llamado Protocolo de Montreal de eliminación de clorofluorocarburos, lo que se ha traducido desde entonces en la progresiva recuperación del ozono antártico. Según las previsiones de los científicos, la capa de este gas sobre el Polo Sur podría recuperarse totalmente para 2050.

«Con el paso del tiempo, se están haciendo progresos constantes y el agujero se está reduciendo», ha dicho sobre los últimos datos Paul Newman, científico jefe de ciencias de la Tierra en el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA. «Vemos algunas oscilaciones, ya que la meteorología y otros factores hacen que las cifras varíen ligeramente de un día a otro y de una semana a otra. Pero, en general, (el ‘agujero de la capa de ozono’) ha disminuido en las dos últimas décadas», afirma este experto.

Secuencia fotográfica del ascenso de un globo sonda desde la base Amundsen-Scott para medir la columna de ozono sobre la Antártica. /

Yuya Makino/IceCube

Los científicos de la NASA y la NOAA vigilan el ‘agujero de ozono’ con instrumentos a bordo de los satélites Aura, Suomi NPP y NOAA-20. El 5 de octubre pasado, esos satélites observaron un ‘agujero de ozono’ máximo en un solo día de 26,4 millones de kilómetros cuadrados, ligeramente mayor que el año pasado.

Además, los científicos de la NOAA que trabajan en la Estación del Polo Sur Amundsen-Scott, situada en el polo sur geográfico, también registran el espesor de la capa de ozono soltando globos que llevan instrumentos que miden la cantidad total de ozono entre la superficie terrestre y el borde del espacio según ascienden. La media mundial de la columna de ozono es de unas 300 unidades Dobson. El 3 de octubre, los científicos de la NOAA registraron un valor mínimo de ozono sobre el Polo Sur de 101 unidades Dobson. En ese momento, explica la NASA, el ozono estaba casi completamente ausente en altitudes entre 14 y 21 kilómetros, un patrón muy similar al del año pasado.

Algunos científicos estaban preocupados por el posible impacto de la erupción del volcán submarino Hunga Tonga-Hunga Ha’apai (Tonga), que produjo en enero un tsunami que impactó en las islas de Tonga y un maremoto en Fiyi. Temían que sucediera algo parecido a 1991, cuando la erupción del Pinatubo (Filipinas) liberó enormes cantidades de dióxido de azufre que afectaron a la capa de ozono. Este año, sin embargo, no se han detectado impactos directos de la erupción del volcán de Tonga sobre la Antártida.

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