Baño de multitudes para un UCAM que quiere remontar el vuelo

Baño de multitudes para un UCAM que quiere remontar el vuelo

Uno de los estudiantes que participó ayer en el ‘Partido del Recreo’ encara a Artem Pustovyi. / UCAM

Baloncesto

El club murciano llevó ayer a cabo la novedosa iniciativa ‘El partido del recreo’, invitando a todos los colegios de la Región que solicitaron estar presentes en el Palacio

Emilio Sánchez Bolea

Éxito rotundo. El UCAM disputó ayer su partido más multitudinario de la temporada, ante cerca de 7.500 espectadores del público más amable posible: chicas y chicos que cursan desde Primaria hasta Bachillerato llegados desde todos los puntos de la Región de Murcia para vivir una excursión sin precedentes y en plena exclusividad.

Para contentar a su entregado público, los jugadores del UCAM se dividieron en dos equipos, el rojo y el blanco, con que disputar un informal partido que tuvo de todo. Incluso, con nuevas normas, como la validez por cinco puntos para un último tiro desde la mitad del campo con que el equipo rojo poder enviar el partido a la prórroga (53-58). Con ‘speaker’ para mantener conectados en todo momento a los asistentes, ‘cheerleaders’ y mascota, ninguna era la diferencia en todo lo que rodeaba al baloncesto de un partido de competición oficial. Y, cómo no, concursos y juegos con que hacer partícipes a los escolares, que vibraron con su equipo y con la música que amenizó la mañana, cantando a pleno pulmón los grandes éxitos del pasado verano, la sesión número 52 de Bizarrap con el canario Quevedo, o ‘Despechá’, de Rosalía.

«Ha sido una de las mejores experiencias que he vivido y la mejor preparación para el partido de este sábado», dice Tomás Bellas

Un partido de exhibición donde la defensa no hizo acto de presencia (tampoco se le esperaba), solo fueron señaladas tres faltas y en el que hubo muchas jugadas espectaculares. Para todos, menos para el ordenado Bellas, el único en marcharse sin meter canasta. «Son unos chupones, no pasan la pelota«, se quejaba entre risas. Miembro del triunfador equipo blanco, reconocía en tono semi profesional que »hemos sufrido yendo abajo en el marcador, pero esta afición nos ha llevado en volandas».

«Hemos disfrutado como niños»

Las caras de los jugadores del UCAM lo decían todo. Bellas, que comparte el título de ‘abuelo’ del equipo con McFadden a sus 35 años, hablaba de «una de las mejores experiencias que he tenido». Una preparación para el duelo del sábado ante el Gran Canaria considerada «la mejor, sin lugar a dudas». Y es que, al igual que cuando el cuerpo no responde toca ponerse en manos del fisioterapeuta, la bajada de ánimos de las últimas semanas del equipo murciano ha encontrado en un evento como el de ayer «la energía positiva que necesitamos», cuenta Nemanja Radovic, al que le hace «muy feliz ver a tantos niños disfrutar así», y que reconoce que, pese a saber que el pabellón se iba a llenar, «ha superado mis expectativas. Ojalá que muchos de estos niños puedan venir el sábado y les dediquemos una victoria».

Cerca de 7.500 jóvenes espectadores se dieron cita en las gradas del recinco deportivo y disfrutaron en la jornada de exhibición

Debutó Andronikashvili ante su nueva afición y volvió Luther a las pistas, pero no pudo jugar Jordan Davis. El americano le dio descanso a su bíceps femoral, que no a su muñeca, y es que apenas hubo contados momentos en que no se le viera firmando autógrafos. Los que no, bailoteaba y celebraba de manera vehemente cada canasta de sus compañeros.

Pustovyi, rey de la fiesta

Uno de los que mejor se lo pasó fue Artem Pustovyi, ‘MVP’ del partido. El pívot disfrutó «muchísimo», regaló jugadas de gran exuberancia física y dio a conocer su vena más cómica. Participó en un concurso con tres niños/as en el que demostró un tiro de tres puntos también puesto a prueba en el partido (en ocho temporadas en la Liga Endesa solo ha tirado siete triples y no ha metido ninguno) y entró a formar parte de una de las coreografías que hacían las ‘cheerleaders’ con un grupo de niñas.

Seguramente el más necesitado de una «energía positiva» así, el ucraniano disfrutó «muchísimo» en una jornada que calificaba como «lo mejor para desconectar y no pensar en nada antes de volver al trabajo duro». Eso sí, dejó caer a su cuerpo técnico con una sonrisa que «quizás deberíamos jugar algo para mi triple en el próximo partido».

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