La ‘Tardebuena’ regresa a 2019 en Murcia

La ‘Tardebuena’ regresa a 2019 en Murcia

Dos chicas disfrutando del tardeo en la plaza de las Flores de Murcia este sábado. /NACHO GARCIA/ AGM

Dos chicas disfrutando del tardeo en la plaza de las Flores de Murcia este sábado. / NACHO GARCIA/ AGM

Las reuniones de familiares y amigos abarrotan los bares de las principales calles y plazas de la ciudad en el primer año sin restricciones a la hostelería

Rubén García Bastida

Como si nada hubiera ocurrido, la Navidad volvió a celebrarse este sábado en Murcia a la vieja usanza. El imparable ascenso de infecciones respiratorias que vive la Comunidad, que en la última semana ha elevado la presión asistencial en los centros sanitarios, no evitó que los murcianos se lanzaran a la calle en una festividad que, tras dos años atenazada por el avance de la pandemia de coronavirus, regresó a la normalidad completa con un masivo encuentro navideño libre de las restricciones sanitarias de años anteriores en los locales hosteleros y de ocio.

La ‘Tardebuena’ volvió así, por primera vez desde 2020, a celebrarse sin mascarillas ni número máximo en las mesas, y las reuniones tomaron la capital con fuerza dejando una estampa de terrazas a rebosar, grandes grupos en las barras y establecimientos de copas a su máximo de aforo.

«El año pasado tuvimos muchísimas cancelaciones de última hora y fue un año muy malo», rememoró Luis Espinosa, el gerente del bar La Tapa, ubicado en la Plaza de las Flores de Murcia, tras la gran barra exterior del establecimiento. Hay que recordar que en 2021, con la vacunación masiva ya dejándose notar y después de una favorable evolución de los contagios en noviembre, la curva epidemiológica protagonizó un rápido ascenso que llevó a las autoridades sanitarias a endurecer, días antes de la llegada de las fechas más señaladas de la Navidad, las normas para el ocio en territorio murciano. Entre las restricciones con que Salud intentó frenar entonces el ascenso de la Covid, se encontraban, por ejemplo, el uso obligatorio de la mascarilla en las calles, con la única salvedad de la práctica deportiva; el límite horario a cualquier actividad no esencial hasta la una de la madrugada y un máximo de comensales en hostelería de 10 personas por mesa en interior y 12 en exterior. Y eso por no hablar de la prohibición de consumir de pie. Nada que ver con lo ocurrido este 24 de diciembre, donde quien no tuvo sitio para beber y comer, se lo fabricó; y donde las reservas de mesas para el mediodía contaron con numerosos de comensales, algo impensable la Navidad pasada. «Nosotros somos 23, y hemos reservado en un sitio tradicional», contaba por la mañana Francisco, un joven vestido ya para las copas y la fiesta posterior.

La imagen de la ‘Tardebuena’ fue, para alegría de los empresarios de la hostelería, prácticamente indistinguible de la de 2019, con las calles abarrotadas, la distancia social como un lejano recuerdo, y cientos de personas aglomeradas tanto en los interiores de los locales, como en las mesas de las terrazas y las barras externas, recuperadas también este año. Además, el tiempo primaveral, en un día que amaneció con los cielos despejados, hizo que pronto sobraran las prendas de abrigo.

La primera muestra de esta normalidad navideña llegó de la mano de las familias que acudieron a presenciar el desfile de Papá Noel, celebrado en el sur de la ciudad con una gran afluencia de público en su recorrido por las calles del barrio del Infante, una ubicación inédita tras la decisión este año del Ayuntamiento de sacar los dos mayores eventos infantiles de la ciudad –el desfile de Navidad y el de la cabalgata de los Reyes Magos– del centro, evitando el tradicional paso por vías más céntricas y que generó pequeños embotellamientos a partir del mediodía en el barrio.Y, mientras los niños disfrutaban de la llegada del representante de Laponia, los más jóvenes empezaban a descorchar la mañana en los bares.

Los más madrugadores

Fue precisamente la Plaza de las Flores el lugar donde se concentraron algunos de los más madrugadores. «Hemos quedado a las 11.00 de la mañana», reconocían Inma y Elena, dos jóvenes que tomaban una cerveza en la zona. Los lugares más concurridos volvieron a ser, junto a las Plazas de Las Flores y Santa Catalina, la del Romea y las calles Pérez Casas y Alfonso X. Esta última estuvo animada por familias y amigos desde primera hora por la coincidencia de las barras externas con los puestos de la muestra de artesanía, aunque su punto álgido llegó por la tarde.

La comida reafirmó las buenas estimaciones de la hostelería, con las mesas repletas y los camareros trabajando a ritmo frenético para dar salida a las comandas. Otros, los menos previsores, optaron por dar un bocado de pie con unas latas de cerveza en los alrededores de las zonas más solicitadas para poder continuar. «Al menos yo me he comprado una empanadilla», le decía un joven a su amigo cerca de Ronda de Garay, antes de volver a la carga.

Conforme los estómagos fueron dándose por satisfechos, los grupos cada vez más animados volvieron a colapsar las entradas a bares y algunos de los locales de copas y el ‘tardeo’ fue tomando fuerza. Hubo quien prefirió improvisar y quien ya contaba con una entrada para alguna de las fiestas organizadas en la ciudad. «Seguiremos hasta las nueve de la noche», reconocía Marta, una de las integrantes de este último grupo. Será la hora de las cenas en familia, antes de dar paso al ocio nocturno.

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