Pelé fallece a los 82 años

Pelé fallece a los 82 años

Pelé fallece a los 82 años

Adiós a una leyenda

El cáncer de colon contra el que luchaba desde septiembre de 2021 acaba con la vida de uno de los mejores futbolistas de todos los tiempos

Óscar Bellot

La vida de Edson Arantes do Nascimento se apagó este jueves a los 82 años. Llevaba más de una década lidiando con su maltrecha salud. Cada cierto tiempo se avivaba el temor a perderlo, pero una y otra vez regateaba al infortunio para meterle un gol de bandera. Batallador desde que vino al mundo, emulaba aquellos gambeteos que le convirtieron en uno de los más grandes de todos los tiempos para ganarse la oportunidad de disputar otro partido más en la cancha de la existencia. El pitido final deja sobrecogido al universo del deporte, que le veneraba como el dios que era. Atrás queda el mito de Pelé, que es eterno. O Rei do futebol ya es O Rei del cielo.

Superó una infancia marcada por la pobreza en el Estado brasileño de Minas Gerais para erigirse en una figura de dimensión planetaria, un icono del deporte rey comparable a lo que fueron Wolfgang Amadeus Mozart para la música o William Shakespeare para la literatura. Leyenda entre las leyendas, presumía de haber marcado 1.283 goles en los 1.367 encuentros oficiales y amistosos que computó en una carrera de dos décadas que le permitió rotular su nombre con letras de oro en los anales del balompié.

Tres veces campeón del mundo con la ‘Canarinha’, reventó récords con la misma velocidad con la que despedazaba adversarios y elevó el ‘Jogo bonito’ a la categoría de arte, pero siempre conservó dentro de sí a aquel garoto de vivaz mirada que trabajaba como limpiabotas para contribuir a la modesta economía familiar. De la nada al todo con un talento sin par como único argumento con el que abrirse paso en un escenario inhóspito.

El señor de los Mundiales

A los 15 años llegó al Santos, el club con el que amarró veinte títulos y al que dedicó el grueso de su trayectoria. A los 16 ya era una celebridad en Brasil y con 17 asombró al orbe liderando a la ‘Verdeamarela’ en el Mundial de Suecia. Llegó a la cita entre algodones, pero salió consagrado de ella. Seis goles en cuatro partidos, dos de ellos en la final disputada ante la anfitriona, encumbraron a un genio como no se había visto otro. El hijo de Dondinho, otro prolífico artillero cuyo sueño se vio cercenado por una grave lesión de rodilla cuando el futuro astro aún no había nacido, le había prometido a su padre que resarciría a Brasil del Maracanazo y en tierras escandinavas comenzó a forjarse el mito.

Cuatro años después acudió a la Copa del Mundo de Chile con la vitola de estrella, pero una lesión en la primera fase le dejó fuera de las eliminatorias. Amarildo cubrió su vacante en una delantera de ensueño, pero fue Garrincha, el ángel de las piernas torcidas, quien lideró a la ‘Canarinha’ a su segundo entorchado en ausencia del ídolo del Santos.

Su mayor decepción llegaría en el Mundial de Inglaterra, donde el combinado brasileño fue barrido en la fase de grupos. La irrupción de Tostao y Jairzinho había aportado savia nueva a una selección que seguía embrujando con la magia de Pelé y Garrincha. Pero una preparación deficiente y un exceso de confianza lastró a Brasil, que cavó su tumba frente a la Portugal de Eusébio. El varapalo dejó devastado a Pelé, que se refugió en el Santos mientras se cocinaba la resurrección de la ‘Canarinha’ de la mano de Joao Saldanha, el seleccionador que armaría un equipo inolvidable.

Pelé, que se proponía no disputar otra Copa del Mundo, recuperó la ilusión y se subió a bordo del barco ya timoneado por Mario Zagallo, antiguo compañero de vestuario en las citas de Suecia y Chile al que la federación brasileña acudió como reemplazo de un Saldanha al que no se perdonaba su filiación comunista, pese a haber firmado una impoluta clasificación para el Mundial de México con figuras en auge como Carlos Alberto, Rivellino o Gérson. El Lobo dejó hacer a sus estrellas y Pelé se convirtió, a sus 29 años, en el primer futbolista que podía presumir de haber conquistado en tres ocasiones la Copa Jules Rimet. Una hazaña que todavía nadie ha igualado.

Retiro dorado

Cansado de ganar y meter goles por doquier, Pelé se despidió del Santos en octubre de 1974. Quería disfrutar de la vida lejos de los estadios junto a su familia, pero estaba en bancarrota. Una cadena de inversiones ruinosas no le dejó más salida que romper su promesa de no vestir otra elástica que la del Peixe y la de Brasil. Había desdeñado los cantos de sirena que le llegaban de clubes tan poderosos como el Real Madrid o la Juventus, pero tuvo que aceptar un destino exótico: Estados Unidos, donde el fútbol era un deporte minoritario.

El Cosmos puso sobre la mesa un salario desorbitado y el astro se afincó en Nueva York a sus 34 años como gran reclamo de la NASL, que también ofrecería un retiro dorado a estrellas del calibre de Johan Cruyff, Franz Beckenbauer o Carlos Alberto. Insufló pasión por el balompié a un país que se desvivía por el baloncesto, el béisbol o el fútbol americano y añadió glamur a su epopeya antes de colgar definitivamente las botas el 1 de octubre de 1977 con un amistoso entre las dos escuadras de su vida que se celebró delante de 75.000 espectadores.

Siempre bajo los focos, hizo sus pinitos en el cine apareciendo en ‘Evasión o victoria’ (John Huston, 1981), continuó ligado al mundo del fútbol desde los despachos, ejerció como ministro de Deportes de Brasil y recibió un sinfín de parabienes y cariño allá donde iba, mientras los pretendidos sucesores pugnaban por alcanzar sus registros estratosféricos. Patrón por el que se midió a todos los que llegaron después, mantuvo una relación de amor y odio con Maradona y terció en la disputa entre Cristiano y Messi, pero siempre se reivindicó como el mejor de la historia.

Una operación de cadera mal resuelta de 2012 mermó su calidad de vida y convirtió sus últimos años en un trasiego de hospitales. El cáncer de colon que se le detectó en septiembre de 2021 ha terminado por doblegar la resistencia de un competidor infatigable. Grande entre los grandes.

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