El Ayuntamiento de Murcia pone en marcha el primer curso gratuito de formación de carniceros

El Ayuntamiento de Murcia pone en marcha el primer curso gratuito de formación de carniceros

Pilar Benito

Saber cortar bien una pieza de carne (de vacuno, ave, cerdo o de conejo) y elaborar productos cárnicos frescos, como alitas de pollo condimentadas y listas para cocinar, es el camino más recto en la actualidad para conseguir un trabajo o, en su defecto, emprender un negocio. Y con ese objetivo, el Ayuntamiento de Murcia ha ofertado, por primera vez, un curso de carnicería que se imparte desde el pasado mes de noviembre en instalaciones de Mercamurcia. La alta demanda que existe en el sector de mano de obra cualificada animó al Servicio Murcia Emplea del Consistorio a dar este paso y a repetirlo.

A esta formación, dirigida prioritariamente a desempleados, que es gratuita y que en total tiene 430 horas lectivas, más otras ochenta de prácticas profesionales en empresas, se ha apuntado un primer grupo de trece alumnos. La mayoría son parados y mayores de 30 años,

Cristina Meroño, técnico de Empleo del Servicio de Empleo del Ayuntamiento, explica que la iniciativa surgió en respuesta a una demanda de los empresas de carnicería y productos cárnicos, que no encontraban personal cualificado y con una formación acreditada para cubrir las necesidades del sector. «En este curso se imparte formación teórico-práctica, donde se alterna la formación en el aula con el taller obrador, y al finalizar el taller pasan a hacer prácticas en empresas con las que el Ayuntamiento ha firmado un convenio de colaboración», indica.

Entre las que se han apuntado a los convenios figuran empresas asociadas a Mercamurcia y otras ajenas. «Cualquiera del municipio que tenga demanda de estos trabajadores puede tener alumnos en prácticas, siempre que haya una persona que ejerza de tutor y tenga disponibilidad para acogerlos», apunta Cristina Meroño.

Los aprendices preparan carne picada. /

ros caval / agm

La técnico de Empleo es contundente al afirmar que el alumno que termine este curso de formación «tiene una alta posibilidad de inserción laboral». Y apunta que para quienes no descartan el emprendimiento, se programa una charla de autoempleo.

Durante el curso los aspirantes a carniceros van a conocer los pormenores del almacenaje y expedición de carne y productos de esta familia; del acondicionamiento y tecnología de la carne; elaboración de preparados cárnicos frescos; y elaboración y trazabilidad de productos cárnicos industriales.

Ramón Rodríguez es el profesor del curso y fue seleccionado en una oferta genérica que lanzó el SEF (Servicio de Empleo y Formación de la Región de Murcia) para cubrir la plaza que demandaba el Ayuntamiento. La razón de no hacer un contrato específico para este curso es que se volverá a ofertar el próximo mes de mayo. La inscripción estará disponible en la web murciaemplea.es

Ramón es quien se encarga de desentrañar los trucos del trabajo con la carne como la mejor manera de cortarla, independientemente del tipo que sea, para que, a la hora de comer, esté tierna: un corte perpendicular a las fibras musculares del trozo de carne que se maneje. Y, por su puesto, de explicarles cómo evitar al máximo los riesgos laborales y de que conozcan al dedillo las normas de higiene para la manipulación de alimentos.

El grupo está compuesto por trece alumnos, mayores de 30 años y que en su mayoría estaban desempleados

«Los alumnos están muy implicados y con muchas ganas de aprender; su actitud en este curso es muy positiva», destaca el profesor, quien apunta que ya han realizado prácticas de corte con máquinas, además de con el cuchillo, y han aprendido técnicas de conservación y manipulado de embutidos.

En el momento de realizar el reportaje, los alumnos preparaban carne picada, adobaban alitas de pollo, preparaban masa de albóndigas (añadiéndole la cantidad adecuada de sal y otros condimentos) y fileteaban bistecs de ternera, así como despiezaban un pollo. De este separaban las alas, los muslos y la pechuga.

Aula de Mercamurcia

Ricardo Rubio, director general de Mercamurcia, el centro de distribución logística agroalimentaria «más importante del sureste de España», explicó que su colaboración con el Ayuntamiento en este curso tenía una doble razón. «Por una parte, esta sala de formación profesional aportará valor añadido a nuestro centro, que cuenta además con un complejo cárnico». En segundo lugar, «nuestros mayoristas y clientes pueden convertir a los alumnos en potenciales trabajadores con una base profesional suficiente para acometer las tareas a desempeñar con las máximas garantías de calidad y seguridad alimentaria», porque «la profesionalización es un reto al que hay que hacer frente mediante acciones de formación dirigidas a mejorar la competitividad».

El aula de formación consta de dos espacios: una sala diáfana para sesiones teóricas y otra con equipamiento industrial enfocado a sesiones prácticas.

Maribel Henao y David Vázquez. / ros caval / agm

En el paro o el primer intento de entrar en el mercado laboral

Maribel Henao y David Vázquez son dos ejemplos paradigmáticos del perfil de alumnos del curso municipal de carnicería. Ella es de Colombia y lleva varios años en España. Vive en Bigastro (Alicante) y hasta ahora se ha ganado la vida cuidando a personas mayores, pero decidió dar el salto al mercado laboral cuando le llegó la información del curso. «No puedo más que tener palabras de gratitud porque hasta me han facilitado una beca de transporte», comenta Maribel, quien también destaca al equipo humano del curso. No descarta montar un pequeño negocio si no encuentra un trabajo ajeno y reconoce que «está deseando» comenzar con las prácticas en empresas.

David llevaba en paro unos cuatro años y nunca había tenido ninguna relación con este sector. Pero «al ver el anuncio me pareció una buena forma de regresar al mundo laboral y me dije: Vamos a probar». Su experiencia hasta ahora se ha centrado en el sector de la hostelería y en mercancías y al igual que su compañera Maribel considera que la experiencia «está siendo muy buena, muy grata, y las prácticas me gustan». Su esperanza es «que todo resulte bien y al final tengamos un trabajo».

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