Agustín Ramos, el Juan Garrido del siglo XXI

Agustín Ramos, el Juan Garrido del siglo XXI

Páginas del diario LAVERDAD del 27 y 28 de febrero de 1989 que recogen el veto de Juan Garrido, entonces presidente grana, a Juan Francisco Martínez, periodista de la Cadena Rato. / LV

El que fuera presidente del Real Murcia de 1987 a 1992 ejecutó el último veto protagonizado por un mandatario del club grana a un periodista

LA VERDAD MURCIA.

Fue el 26 de febrero de 1989 y como sucedió el pasado sábado con
José Otón, periodista de LA VERDAD, Juan Garrido, entonces presidente del Real Murcia, impidió la entrada a La Condomina a Juan Francisco Martínez, periodista de la Cadena Rato. Hasta el pasado sábado había sido el último veto de un presidente de la institución grana hacia un comunicador.

La poca altura de uno de los fondos del viejo estadio del Real Murcia permitió a este periodista alquilar una grúa y narrar el choque que disputaron el equipo grana y el Valencia a cuarenta metros de altura desde un módulo suspendido en el aire de unas 25 toneladas de peso. Una imagen que dio la vuelta a España.

La Asociación Española de la Prensa Deportiva (AEPD) mostró entonces su repulsa por la acción de Juan Garrido, a través de una nota pública en la que instaba al mandatario grana a reconsiderar «su postura y se circunscriba a la legalidad vigente», además que al mismo tiempo consideraraba «inadmisible el veto impuesto a nuestro compañero por discrepancias de criterio».

Esta asociación que defendía los derechos de los periodistas españoles reiteró entonces «su total apoyo y solidaridad al informador, y se reserva la posibilidad de reclamar ante los tribunales de justicia las acciones legales que sean precisas en defensa de la libertad de expresión y del derecho a informar conculcados», dijo en su comunicado de condena a los hechos.

La Asociación de la Prensa Deportiva Murciana, y tras una reunión de urgencia, también salió en defensa de Juan Francisco Martínez y repudió mediante otro comunicado «actuaciones censoras y anticonstitucionales de quienes, erigidos en juez y parte adoptan medidas al margen de los cauces legales para la defensa de los derechos de las personas».

Dirigente visceral

Juan Garrido permaneció en el cargo durante cinco años, desde que ganó las elecciones a la presidencia del club en 1987. En lo deportivo no tuvo éxito, ni tampoco a nivel institucional. La temporada 1987-88 en Primera fue más complicada que la anterior y el Real Murcia tuvo que disputar una promoción por la permanencia ante el Rayo Vallecano para mantenerse en la élite. En la temporada 1988-89, que arrancó con diversos enfrentamientos entre la prensa y la junta directiva motivados por los cambios que se estaban efectuando en la plantilla, acabó con el descenso a Segunda.

Tras una temporada sin lograr el ascenso, la 1989-90, llegó una campaña de infausto recuerdo para la afición grana. Y es que el 9 de junio de 1991, tras liderar la tabla en Segunda durante 35 jornadas consecutivas, una derrota en la última jornada ante el Deportivo de la Coruña relegó al equipo grana a la tercera posición, lo que obligó a los granas a jugar la promoción de ascenso contra el Zaragoza que vencieron los maños.

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Fue el principio del fin de Garrido ya que en junio de 1992, y en un ambiente enrarecido por la mala situación deportiva del equipo, las protestas de los jugadores a los que se debían cantidades de aquella y otras temporadas, llegó la no conversión del club en sociedad anónima deportiva. Garrido buscó acuerdos con empresarios y el Ayuntamiento de Murcia sin éxito y el Real Murcia, finalmente, descendió a Segunda B por no cumplir con el requisito.

Después de dicho descenso, y aunque un año después volvió a Segunda de forma efímera, el club grana no levantó cabeza y pasó seis temporadas en Segunda B y hasta una en el grupo XIII de Tercera, el episodio deportivo más negro en la historia de este club centenario.

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