Isabel relata que la asistencia de la ONG es fundamental para que ella y su hijo menor de edad puedan subsistir. «Cada vez que le doy al interruptor y se enciende la luz, le doy gracias a Dios»
Isabel rememora entre lágrimas la noche en la que abandonó el colchón tirado en el suelo de la habitación en el que estaba durmiendo para meterse en la cama al lado de su hijo de 14 años para que el menor pudiese entrar en calor. «Lo abracé fuerte porque no paraba de tiritar. Las noches son muy frías y no hay dinero para poner la estufa», afirma.
El
frío invernal que hizo acto de presencia el mes pasado ha aumentado las dificultades de miles de familias que no pueden mantener su hogar a una temperatura saludable por no poder hacer frente a la factura energética. En concreto, el 21% de los hogares de la Región se encuentran en esta situación y Murcia se mantiene entre cuatro comunidades autónomas más afectadas del país por la pobreza energética, de acuerdo con el último informe del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.
El hogar de Isabel (nombre ficticio) se encuentra en ese porcentaje de hogares vulnerables. Esta mujer colombiana, de 53 años, vive en un barrio en el sur de la capital. Desde hace años es
usuaria de Cruz Roja, donde recibe ayudas dentro del programa para combatir la pobreza energética y otros gastos derivados de la vivienda. Durante el invierno, ella y su hijo se calientan con un pequeño calentador y las mantas que Cruz Roja les dio hace años. «La casa es muy vieja y muy fría». Pero no solo el helor resulta un problema. El pasado verano, muchas noches, madre e hijo, se despertaron en mitad de la madrugada empapados de sudor. «No tenemos aire acondicionado y el ventilador lo único que hacía era mover el calor sofocante. Muchas noches nos bajábamos a algún parque a sentarnos en un banco muertos de sueño», relata.
Además de las gélidas paredes entre las que vive y el horno en el que se convierte su casa en la época estival, Isabel se encuentra en situación de desempleo y está siendo atendida por una asistenta social como víctima de violencia de género.
Asegura que desde que llegó a Murcia en el año 2000 ha tenido que ir superando muchas dificultades. Ella habla de «dificultades» y se le llenan los ojos de lágrimas, porque no quiere recordar los azotes que esa palabra contiene. Entre las adversidades están las facturas que adeuda a la compañía eléctrica que se acumulan en su buzón al no poder hacerles frente tras meses de subidas imparables de precios.
«Acumulo más de 700 euros de recibos impagados que no puedo asumir». De ello se encarga la ONG, que a través de un convenio que tiene firmado con la compañía eléctrica para familias en situación de vulnerabilidad, bloquea que den de baja el contrato y corten el suministro. A cambio, la ONG asume parte de la deuda contraída y acuerda un plan de pagos con el titular para que pueda pagar poco a poco.
«Cada vez que le doy al interruptor y se enciende la luz, le doy gracias a Dios y a los voluntarios de Cruz Roja, porque gracias a ellos subsisto», asegura.
160 familias reciben cursos de eficiencia energética
Isabel se encuentra dentro del programa de personas en situación de extrema vulnerabilidad de Cruz Roja Región de Murcia, junto a más de 2.300 familias con unos ingresos económicos nulos o muy limitados que no pueden hacer frente a gastos básicos en la cobertura de sus necesidades. «La mayoría de estas personas están en situación de desempleo o empleo precario. La principal demanda por parte de estas personas ha sido la de alimentación, seguida de pago de suministros básicos y pago de recibos de alquiler», indican desde Cruz Roja.
En concreto, durante el año pasado más de 400 familias recibieron apoyo por parte de la ONG, concretamente en el pago de recibo de suministros, muchas de ellas con facturas pendientes de pago y deudas elevadas. De ese casi medio millar de núcleos familiares, un total de 160 familias han asistido a talleres de eficiencia energética. «Se trata de casos de personas que viven en extrema pobreza y a los que se les asesora para educarlos en esta materia», señalan desde la ONG.
El 64% de hogares con menores
Cáritas, otra de las organizaciones humanitarias más implicadas en la asistencia, desarrollo y servicio social, pagaba hasta el mes pasado la luz y el butano a casi medio millar de hogares de la Región, lo que supone un aumento del 20% con respecto a las atenciones de la época prepandemia. Familias que, según la corporación caritativa de la Iglesia Católica, han pasado de una situación vulnerable a estar en exclusión social.
Del total de personas que Cáritas presta ayudas económicas relacionadas con la vivienda y los suministros en la Región, el 82% de los miembros en edad laboral está en situación de desempleo. Y en los hogares que acompaña la organización humanitaria, en tres de cada cuatro casos (el 64%) hay menores de edad.
El director de Cáritas de la Diócesis de Cartagena, José Antonio Planes, recuerda que la pandemia representó una crisis sanitaria, económica y social que provocó una «ruptura en el proyecto vital de miles de personas en la Región de Murcia. Más de 23.000 nuevas personas acudieron a Cáritas por primera vez al perder su fuente de ingresos o verla reducida, sin ahorros ni maniobra para afrontar los gastos de su día a día», explicó.
Tras el paso de la pandemia, ahora la guerra en Ucrania, el incremento del coste del suministro energético y la inflación ha provocado «un alto riesgo de enquistamiento de las situaciones de exclusión social», concluye.
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Enlace de origen : Cruz Roja y Cáritas ayudaron el año pasado a casi mil familias de la Región a pagar el recibo de la luz