Las obras del centro de la muralla preveían cortar el tránsito peatonal durante al menos 4 meses, pero Urbamusa habilitará un corredor y lo dejará en 2
«El Ayuntamiento quiere matar Santa Eulalia». Las paredes y escaparates de diversos negocios de este castizo barrio amanecieron ayer empapelados con este mensaje. Y es que un grupo de vecinos se ha organizado esta semana para mostrar su oposición a los trabajos que se desarrollarán este año en la plaza más emblemática de este histórico enclave. Este rechazo no se sustenta tanto en el proyecto en sí, como en el plan de ejecución trazado inicialmente por los responsables de la obra.
Y es que la causa del ‘barricidio’ denunciado se encuentra, según rezan los carteles colocados, es la «división de la plaza -del mismo nombre- sin dejar un paso peatonal». «Los trabajos para la excavación de la muralla se empiezan sin pensar en los ciudadanos que habitamos aquí: no han dejado, ni un metro de paso», prosigue el letrero para concluir, pidiendo al alcalde, José Antonio Serrano, que «no estrangule la vida en nuestro barrio». Y por el momento, sus demandas, que han corrido también durante estos días por las redes sociales, no han caído en saco roto y han llevado a modificar los planes iniciales.
El proyecto en cuestión es el que se refiere a la ampliación del Centro de Interpretación de la Muralla Medieval, cuya ejecución se inició hace algo más de una semana. Esta iniciativa, largamente demandada por vecinos y comerciantes del barrio, busca la puesta en valor de un espacio histórico y cultural de 1.350 metros cuadrados, incluyendo 200 metros de recorrido y 50 metros lineales de muralla árabe intacta, barbacana y antemuralla.
Además, contempla la recuperación de los restos del cementerio musulmán que reposan en los bajos del edificio Almudaina, entre los que se encuentran varios panteones islámicos únicos, solo equiparables en el municipio a la tumba de Ibn Mardanis, el Rey Lobo, en San Juan de Dios. Para conectar todos los espacios expositivos basta con excavar unos cuatro metros en el subsuelo de la plaza, entre el actual Centro de Visitantes y el sótano del Almudaina, generando un paso subterráneo.
Esta labor requiere cerrar totalmente el paso peatonal por la plaza ya que es necesario acometer en una pequeña franja la cimentación mediante micropilotaje y la colocación posterior de un forjado superior de cubierta, antes de permitir la reanudación del tránsito. Aunque el plazo de ejecución total del proyecto es de un año, esta tarea concreta puede precisar de unos dos meses de trabajo. El problema es que justo antes, dada la naturaleza del enclave, es necesario acometer una excavación arqueológica, que puede suponer otros dos meses de actividad, y todo ello si no aparece ningún resto relevante que tenga que ser examinado por la Consejería de Cultura.
Diversos comercios y edificios del barrio lucen carteles con mensajes en contra de lo que llaman la «división del barrio»
Así, según fuentes técnicas y a fin de facilitar los trabajos, cumplir con los plazos de Europa -ya que se trata de una obra financiada con fondos Feder- y de garantizar la seguridad de los ciudadanos, la Concejalía contaba con vallar totalmente la zona, cerrando durante al menos unos cuatro meses el principal paso de conexión entre la zona norte y sur del barrio y de las plazas de Santa Eulalia con la de Cristo Resucitado. Esta cuestión es la que ha despertado la inquietud entre los vecinos, que rápidamente han comenzado a pedir una solución.
Es cierto que muchos residentes manejaban en sus cálculos unos plazos muy superiores a los previstos por la Administración y la Urbanizadora Municipal (Urbamusa), que es la responsable de la dirección de obra. Pero la frontera entre la comprensión de las necesidades técnicas y el malestar por tener que cambiar rutinas transitaba ayer por una fina frontera en el barrio. «Ahora nos tocará dar un gran rodeo -de en torno a unos 300 metros- para ir a la farmacias o al supermercado ubicado al otro lado de la plaza; casi que prefiero ir al entorno de la plaza de toros que dar el rodeo», apuntaba desde La Tapa Murciana José Antonio.
También mostraba su descontento Antonio, desde el restaurante Salzillo o, María, vecina de 86 años, que se desplaza habitualmente con ayuda de un andador. «A ver cómo me acerco ahora a hacer la compra o a misa en la parroquia», incidía. «Es que hay mucha gente que pasa por aquí todos los días, hasta para tirar la basura», apostillaba Antonia, propietaria de comidas Buen Provecho. «Lo importante es que no se maree y, si se da un plazo, sea el mínimo indispensable y se cumpla», defendía Isabel, al igual que las trabajadoras de la peluquería Amelie. «Tengo un amigo que estaba mirando un bajo aquí y le han surgido las dudas», añadía Eva.
Fuentes de Urbamusa han señalado que no son «insensibles» ante estas inquietudes y han decidido postergar el cierre total del paso a través de la plaza, previsto para la semana próxima, hasta el mes de abril o mayo. Así, se dejará un pequeño pasillo de pavimento, de 1,2 metros de anchura, pegado al edificio Almudaina, mientras se lleve a cabo la excavación arqueológica. Sin embargo, cuando llegue el momento de cimentar no quedará otra solución que cortar el tránsito unos dos meses. Todos estos detalles serán explicados a los vecinos en una reunión el próximo sábado. Y a partir de primavera, tocará volver a pedir «comprensión» a los residentes.
«Es necesaria más compresión; será algo momentáneo y por el beneficio del barrio»
Alimento para estas desconfianzas son los problemas surgidos en relación a las obras de acondicionamiento de la muralla árabe de la calle Sagasta, que mantuvo bloqueado un paso en esta zona durante cerca de dos años, desatando el malestar de los vecinos. «No son circunstancias ni proyectos comparables», defendió Tomás, añadiendo que «tampoco parece probable que los trabajos se puedan paralizar por algún tipo de hallazgo patrimonial, ya que más o menos se conoce lo que hay en el subsuelo en este punto», subrayó. Por otra parte, señaló que ya se están haciendo gestiones para cambiar el recorrido de la procesión del Domingo de Resurrección, que sale de la parroquia de Santa Eulalia, tradicionalmente, por un extremo de la plaza y vuelve al templo por el contrario.
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Enlace de origen : El rechazo vecinal retrasa el cierre al paso de la plaza de Santa Eulalia de Murcia