Muere Carlos Saura a los 91 años, el último director clásico del cine español

Muere Carlos Saura a los 91 años, el último director clásico del cine español

Carlos Saura

Iba a recibir el Goya honorífico en la gala de mañana

Oskar Belategui

Luto en el cine español. Ha muerto Carlos Saura a los 91 años, patriarca del cine español.
Autor de títulos fundamentales del cine español, como ‘La caza’, ‘Deprisa, deprisa’, ‘Peppermint Frappé’ y ‘¡Ay, Carmela!’, Saura estuvo en activo hasta el año pasado, cuando presentó en el Festival de San Sebastián su último documental, ‘Las paredes hablan’. Sin embargo, una caída en su casa de la sierra madrileña le impidió viajar al Zinemaldia.

A los siete años le robó la cámara a su padre para retratar a una niña de la que estaba enamorado. A los 91, después de más de cuarenta películas y con siete hijos de cuatro mujeres diferentes, Carlos Saura seguía haciendo fotos y encadenando proyectos artísticos, cinematográficos y teatrales a un ritmo que agotaría a un director veinteañero. «Mi único legado son mis hijos, algo de mi ADN tienen que tener… Todo lo demás se lo lleva el viento. No me gusta ver mis películas, las hago y nunca las vuelvo a ver», contaba a este periodista en el pasado Festival de Málaga, donde estrenó un corto experimental a partir de dibujos y fotografías suyas sobre un tema que le obsesiona: la Guerra Civil.

«Desgraciadamente sigo pensando que no es una posibilidad tan lejana si las cosas siguen como están», lamentaba. «Hay un enfrentamiento y una violencia absurda que se está exacerbando. No deberíamos llegar a estos límites. Hay un fermento de Guerra Civil, estaría muy lejos de ser una cosa parecida, pero ese fermento de violencia habría que evitarlo».

Carlos Saura y su compañera Geraldine Chaplin en 1974.

La Academia de Cine le otorgó el Goya de honor, que iba a recibir este sábado, por una trayectoria que ya comprende seis décadas, «una extensa y personalísima aportación creativa a la historia del cine español desde finales de los años 50 hasta hoy mismo». Cuando se anunció, su hija Anna Saura, acompañada del hermano del director, el productor Antonio Saura, leyó una carta del homenajeado en la sede de la Academia. «He tenido suerte en la vida haciendo aquello que más me atraía: he dirigido cine, teatro, ópera y he dibujado, fotografiado y pintado toda mi vida, y espero seguir haciéndolo. Recibo con mucha alegría y agradecimiento este galardón que me otorga la Academia, a la que también quiero agradecer la gran labor que hace promoviendo y protegiendo nuestro cine y nuestra cultura, que es de las cosas más importantes que tenemos».

Autor de más de 50 películas, ganador del Goya a Mejor Dirección y Mejor Guion Adaptado por ‘¡Ay, Carmela!’ y la Medalla de Oro de la Academia en 1992, Saura tocó todos los géneros y rodó en toda clase de formatos. Tras
debutar en 1960 con ‘Los golfos’, un drama sin esperanza que capturaba la realidad de los suburbios, en 1965 rueda su obra maestra, ‘La caza’, que cambió la faz del cine español. El director y el productor Elías Querejeta firmaron una de las radiografías más duras jamás rodadas sobre la mentalidad de la base sociológica adicta al franquismo. Lo hicieron en una cinta de fascinante acabado formal que más de medio siglo después mantiene intacto su poder perturbador. Sin ‘La caza’ no se entenderían ‘Furtivos’, ‘Los santos inocentes’, ‘La escopeta nacional’ ni ‘Tasio’. Un grupo de amigos en una jornada de caza en el tórrido paisaje castellano. Tres excombatientes franquistas acompañados del joven sobrino de uno de ellos: la ‘nueva España’ que contempla perpleja cómo sus mayores acaban matándose entre sí.

Con ‘La caza’ se inaugura el simbolismo en la filmografía del realizador aragonés, que seguiría unido a Querejeta en títulos como ‘El jardín de las delicias’, ‘Ana y los lobos’, ‘La prima Angélica’, ‘Cría cuervos’, ‘Elisa, vida mía’ y ‘Mamá cumple cien años’, críticas a la burguesía mediante la creación de universos opresivos y metafóricos necesarias para entender la Transición en este país. Ya en los 80, el cineasta oscense se asocia al bailarín Antonio Gades y el productor Emiliano Piedra para dar rienda suelta a su pasión por la música, en especial el flamenco, en la trilogía compuesta por ‘Bodas de sangre’, ‘Carmen’ y ‘El amor brujo’, sofisticados ejercicios de puesta en escena con ayuda del mago de la fotografía Vittorio Storaro, que le permitieron mantener su prestigio en el extranjero.

Saura siempre terminó por regresar al musical ‘de qualité’ en los últimos años con desiguales resultados. Repasó todos los palos, del tango a los fados y hasta la jota. Su ritmo febril de rodaje no ayudó a encontrar películas de tanta enjundia como las de su etapa más creativa y hay que remontarse hasta 2004 para encontrar un filme sobresaliente: ‘El séptimo día’, una adaptación libre de la matanza de Puerto Hurraco en la que el cineasta regresaba a esa España negra y violenta que tanto le duele.

Carlos Saura y su hija Anna en el Festival de San Sebastián de 2021. /

J. USOZ

Su última película, ‘Las paredes hablan’, se estrenó el pasado viernes, muestra de su incansable actividad y de su amor por el oficio hasta el último momento. «Mañana, en el Auditorio Andalucía de Sevilla, la 37 edición de los Goya conmemorará la memoria de un creador irrepetible», señala la Academia de Cine en un tuit.

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