Fue una gala melancólica, triste, nada crispada, marcada por la muerte de Carlos Saura este viernes a los 91 años, un día antes de que recogiera el Goya de Honor. Triunfó ‘As bestas’ como estaba previsto con nueve estatuillas, entre ellas las más importantes: película, director, guion y actor protagonista (Denis Ménochet). Lo más sorprendente fue el vacío que se le hizo a ‘Alcarràs’, Oso de Oro en Berlín, que aspiraba a once premios y no se llevó ninguno. El absurdo es evidente al advertir que fueron esos mismos académicos quienes eligieron la cinta de Carla Simón para representar a España en los Oscar.
Alauda Ruiz de Azúa se hizo, tal como estaba cantado, con el Goya a la dirección novel por la película fenómeno del año, ‘Cinco lobitos’, un sensible cuento sobre la maternidad y los cuidados. «Muchísimas gracias a mi familia por educarme en el amor a la cultura», agradeció la directora de Barakaldo, que dedicó el Goya a su compañero y su hijo, «porque nunca es tarde para ser entusiasta». Su protagonista, Laia Costa, fue la mejor actriz, mientras Susi Sánchez, la madre vasca seca y arisca cuyo mundo se viene abajo con la enfermedad, se llevó el Goya a mejor actriz de reparto, el segundo tras el conseguido por ‘La enfermedad del domingo’.
Lo primero que se vio en el escenario fue la imagen de Carlos Saura con su inseparable Leica, mientras Manuel Carrasco versionaba los ‘Cantares’ de Machado y Serrat. A su lado, los presentadores Antonio de la Torre y Clara Lago y un grupo de actores acompañaron este número introductorio solemne y de buen gusto. Una emocionada Carmen Maura, la ‘¡Ay, Carmela!’, de Saura, entregó el Goya de Honor que el maestro no pudo recoger por un día a su compañera, la actriz Eulalia Ramón, y sus hijos Antonio y Anna.
Ese aplauso interminable, el más largo en la historia de los premios, fue un hermoso inicio y una atinada decisión de los responsables de la ceremonia, que pudo comenzar de manera más relajada con todos los invitados enjuagándose las lágrimas. El hijo de Saura recordó a sus cuatro mujeres en una conmovedora y ejemplar celebración del amor y Eulalia Ramón leyó la última carta del maestro, al que atendió la sanidad pública en su enfermedad: «Estaré feliz si el cine que he hecho ha inspirado a las directoras y directores de hoy», escribió.
Natalia Lafourcade cantando el ‘Por qué te vas’ de Jeanette que sonaba en ‘Cría cuervos’ demostró la capacidad de reacción de la Academia, que con los fragmentos de películas de Saura remarcó su gigantesca, esencial contribución al cine español. El reparto de ‘cabezones’ –este año de color marrón al estar hechos de bronce reciclado– comenzó con uno que estaba cantado, Luis Zahera, mejor actor de reparto por su villano cargado de razones en ‘As bestas’. Es el segundo Goya para este actor que borda los personajes amenazantes y que confesó haber querido siempre «rodar un western y matar a un francés».
El mejor actor revelación fue el guipuzcoano Telmo Irureta, aquejado de parálisis cerebral, lo que no le ha impedido licenciarse en magisterio y trabajar como actor en teatro. «Nosotros también existimos y también follamos», proclamó el protagonista de ‘La consagración de la primavera’, de Fernando Franco, que rogó «por un cine más inclusivo y con todo tipo de cuerpos».
Irureta sufrió una encefalitis a los dos años y medio que le condenó a estar en una silla de ruedas o tumbado en una cama. Se apuntó al Taller de Artes Escénicas de San Sebastián porque se vio con facultades como actor y ha protagonizado cortos, obras teatrales y monólogos donde se burla de su parálisis cerebral. Su debut en el cine, que pasó como una exhalación por las salas (11.000 espectadores), narra la relación entre una chica recién llegada a Madrid (Valèria Sorolla) y un joven discapacitado que se parece al guipuzcoano «en un 75%», según el actor.
Laura Galán recogió la estatuilla como actriz revelación por su entrega en ‘Cerdita’, de Carlota Pereda, un alegato contra la gordofobia que traslada ‘La matanza de Texas’ a un pueblo de Extremadura. Fue un acierto la sorpresa de Lolita recordando el ‘¡Ay, pena penita pena!’ de su madre, Lola Flores, en el centenario de su nacimiento. «Carlos Saura y ella estarán bailando sevillanas en el cielo», confió. O el recordatorio de que uno de cada cuatro espectadores de los cines españoles el año pasado fue a ver una película de Santiago Segura. O el inesperado homenaje a Agustí Villaronga a cargo de Fernando Esteso, actor en su película póstuma. No encontró el tono Antonio de la Torre, que tan pronto se ponía intenso y reivindicativo como vacilaba al personal, pero eso fue culpa del guion.
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Enlace de origen : 'As bestas' arrasa en unos Goya marcados por la muerte de Carlos Saura