El juzgado suspende ‘in extremis’ el desahucio de Nélida y su familia en Torreagüera

El juzgado suspende ‘in extremis’ el desahucio de Nélida y su familia en Torreagüera

Nélida, este viernes por la mañana, charlando con Joaquín Sánchez, de la PAH, en la puerta de su casa. / ros caval / AGM

Esta vecina de Torreagüera, víctima de violencia de género, recibió una llamada de los funcionarios de Justicia solo una hora antes de que se ejecutara la orden de lanzamiento de su vivienda

Daniel Vidal

Nélida respira tranquila. Al menos, mucho más tranquila que en las últimas semanas, en las que veía con impotencia cómo se enfrentaba de manera infructuosa a un enorme monstruo llamado desahucio, y que tenía fijada su visita este viernes a las 10.30 horas en la calle Escuelas de la pedanía murciana de Torreagüera. En la casa donde Nélida vive con sus tres hijas y su nieta de siete meses.

Tal y como publicó LA VERDAD este viernes, la orden de lanzamiento del juzgado se ejecutaba este viernes sin contar con el obligatorio informe previo de los servicios sociales, y que tenía que reclamar el juzgado. El informe no existía a pesar de que Nélida Agustina Arrua lo había pedido personalmente en los mostradores del Juzgado de Primera Instancia número 8 de Murcia.

Gracias al empeño de las trabajadoras sociales y a la mediación de la abogada Rosa Vigueras con funcionarios de la Administración de Justicia, la orden de lanzamiento se suspendió ‘in extremis’ solo una hora antes de que los representantes de la entidad bancaria se presentara en la vivienda «con el cerrajero y la policía», según advirtieron los responsables del banco, que ahora es el propietario del piso. Fueron los propios funcionarios de Justicia quienes llamaron personalmente a esta trabajadora de una empresa de cítricos, usuaria de un Centro de Atención Especializada a Víctimas de Violencia de Género (CAVI) para darle la noticia.

Entre las causas que motivan la suspensión del desahucio, según fuentes judiciales consultadas por este periódico, están «la presencia de menores en la vivienda» -la hija pequeña y la nieta de Nélida- pero también los «servicios mínimos» provocados por la huelga en los juzgados. Porque, como bien recordó Vigueras, «sería un notición que no haya personal disponible por la huelga pero sí lo haya para echar a la gente de sus casas».

Es ahora esta abogada, que también tomó las riendas del caso unas pocas horas antes de la ejecución del lanzamiento, quien se encarga de proteger (y de manera altruista) los «derechos fundamentales» de Nélida, que solo obtuvo una cita con el abogado de oficio para una semana después del desalojo que ahora se ha suspendido.

Esta madre y abuela coraje, que abrió el ojo a las cinco de la mañana y se puso en pie a las siete «ya desesperada», temiéndose lo peor, solo tiene palabras de agradecimiento para las trabajadoras sociales, para su nueva abogada y para todas las personas que han hecho que este viernes se sintiera «tan arropada». Ya solo queda esperar una nueva comunicación del juzgado para fijar una nueva fecha de lanzamiento -si procede- y que, poco a poco, se vaya pasando el susto que aún permanece en el cuerpo: «Eran las cinco de la tarde, varias horas después de que todo se resolviera, y una vecina me ha tocado el timbre. Y por un momento he pensado que venían a echarme». Pero solo por un momento. Ahora, por lo menos, podrá «dormir por las noches».

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