Putin advierte en tono agresivo que llevará la guerra hasta el final: «Rusia es invencible»

Vladímir Putin se dirige a los miembros de la Asamblea Federal. / Tass

El presidente califica a Occidente como el «símbolo de una gran mentira» en su discurso ante el Parlamento ruso y asegura que «estamos defendiendo nuestro hogar»

«Estamos defendiendo nuestro hogar natal». Con estas palabras el presidente ruso, Vladímir Putin, se ha dirigido este martes a la Asamblea Federal durante el discurso anual ante las dos cámaras del Parlamento. Se trata de un acto similar al del discurso sobre el estado de la nación que se celebra en los parlamentos occidentales y que el jefe del Kremlin pronuncia a tres días del primer aniversario de la invasión de Ucrania, y también veinticuatro horas después de la visita de su homólogo estadounidense, Joe Biden, a Kiev.

Putin ha empleado gran parte de su tiempo en criticar a los países que apoyan a Ucrania bajo el término genérico de un «Occidente» cuyo «objetivo es el poder ilimitado». A su juicio, su finalidad pasa por convertir el enfrentamiento bélico que sacude la exrepública soviética en un «conflicto global» y para eso no dudará en «llegar hasta el infierno». El jefe del Kremlin ha advertido que cuantas más armas proporcionen Estados Unidos y los aliados de la OTAN al Ejército ucraniano, «más deberemos fortificar nuestras fronteras» porque, en su opinión, lo que lo que está en juego ahora es la «existencia de nuestro país». Putin ha asegurado que siempre quiso resolver «pacíficamente» el conflicto alrededor del Donbás, pero ante la guerra abierta no tiene dudas de que «usaremos la fuerza para detenerla».

El discurso ha ofrecido un par de claves sobre la que puede ser su estrategia para los siguientes meses de confrontación. Rusia «es invencible. No se puede vencer a Rusia en el campo de batalla», ha aseverado para mostrar su convencimiento respecto a la victoria y, por lo tanto, su disposición a llevar la confrontación hasta el final. Hasta cierto punto, el presidente cree que la prolongación de la guerra y su situación de práctico atascamiento actual favorece a su estrategia y a la posibilidad de que los aliados se agoten antes que él y reduzcan la exportación de arsenales a Kiev o redoblen la presión sobre el presidente Volodímir Zelenski para sentarse a negociar una salida pacífica.

Putin ha dejado además claro que amplía sus propósitos invasores más allá del Donbás al denunciar ante los legisladores que «el propósito de Occidente es quitar a Rusia los territorios históricos que hoy se llaman Ucrania». Una lectura singular ya que su rival, Zelenski, también ha dejado claro que ya no le satisface solo salvar el Donbás sino recuperar la península de Crimea, anexionada a Rusia en 2014. En definitiva, que el enconamiento entre los dos países no ha disminuido sino que ha crecido en vísperas del primer año de guerra.

El presidente ruso ha hecho una larga introducción histórica, o más bien pseudohistórica, sobre el origen de la actual guerra y recordó todos los antecedentes que ya ha ennumerado en anteriores intervenciones públicas: desde el acoso ucraniano alos asentamientos prorrusos hasta los indicios «nazis» de su Ejército. Acusó a Occidente de «ser el símbolo de una mentira» por culpar a Rusia de la guerra, pero aseguró que su país está preparado para «superar paso a paso, cuidadosa y continuamente, los desafíos con los que se encuentre».

En ese sentido, el mandatario ha llamado a los ciudadanos y, de manera directa, a los empresarios a permanecer junto a la patria tras asegurar que «Rusia es un país abierto y una civilización original. Rusia nos fue entregada por nuestros antepasados, pero necesitamos preservarla y transmitirla», añadió recurriendo una vez más a su visión histórica del antiguo imperio.

Elecciones en 2024

Su discurso también ha hecho referencia a las sanciones internacionales contra Rusia. En ese sentido, ha explicado a la Asamblea que Occidente se ha «sorprendido de la resistencia económica del país y afirmado que Moscú «no necesita pedir prestado en el extranjero, inclinarse, mendigar dinero, y luego entablar un diálogo sobre cuánto devolver». También ha dicho que los aliados se equivocan cuando piensan que los embargos a los oligarcas pueden poner en jaque la estabilidad política o económica de Rusia. «Ninguno de los ciudadanos comunes ha sentido pena por aquellos que perdieron su capital en bancos extranjeros, que perdieron sus yates y palacios», ha dicho en una crítica aguda a las «nuevas élites» de los años 90.

Putin se ha felicitado de que la empresa privada se haya «adaptado» a la economía derivada de la guerra, informó que el paro ha descendido al 3,4% en el país y anunció un aumento del salario mínimo. También ha garantizado a los legisladores que en 2024 se celebrarán las elecciones presidenciales.