Optimista, concienzudo y una fábrica de ideas en plena ebullición, así definieron ayer a Domingo Jiménez Beltrán, fallecido el pasado 7 de febrero, en un acto de homenaje celebrado en su casa de Águilas y coincidiendo con su 79 cumpleaños. Al encuentro que su viuda, Elin, su hijo, Spen, y sus hermanos, Javier, Santiago y Enrique, organizaron para recordar a Domingo, acudió «media Noruega», decía cariñosamente Elin en referencia a hermanos, sobrinos y una buena representación de la familia nórdica.
En una tarde soleada en la que el sol brilló como siempre lo hacía en el día a día del que fuera el primer director de la Agencia Europea del Medio Ambiente y uno de los pioneros en las energías renovables, Spen recordó que para su padre hubiera sido un encuentro «impresionante, porque para él las cosas no eran buenas o regulares, siempre eran impresionantes».
La familia, el medio centenar de amigos de la infancia y de la juventud y todo tipo de profesionales relacionados con el medio ambiente, la agroecología y las energías renovables con los que le unía algún lazo coincidieron en resaltar su inquebrantable compromiso con todo lo que contribuyera a la sostenibilidad del planeta y su infatigable esfuerzo por hacer de este mundo un lugar mejor. Consecuente de principio a fin –«enseñaba lo que creía y practicaba lo que enseñaba», aseguró su hijo y coincidieron los que intervinieron–, Domingo Jiménez Beltrán dejó ‘deberes’ a todos los presentes, entre los que se encontraba, a título personal, la ministra de Medio Ambiente, Teresa Ribera. «La última vez que me mandó un mensaje, el 17 de enero, me dijo que no nos despistáramos, que durante la presidencia española del Consejo de la UE teníamos que conseguir una política europea de cambio climático y energía común».
Para Ribera, que conoció a Domingo Jiménez en el año 2000 y al que le unía una relación previa a través de su padre, ‘El Boti’ «marcó la vida de varias generaciones, dentro y fuera de nuestras fronteras. Debemos ser conscientes de lo difícil que era que un español tuviera predicamento en políticas ambientales en el marco europeo, viniendo de una España desarrollista. Y él consiguió ganarse el respeto en las instituciones y, como director fundador de la Agencia Europea del Medio Ambiente, supo definir el criterio» conocer para buscar soluciones y progresar.
De hecho, Ribera trasladó a la familia las condolencias que le han hecho llegar numerosos representantes europeos de todos los países, y de «allí por donde pasó», desde que falleció. «Ha sido una figura emblemática que nos ha marcado a todos».
Hijo Adoptivo de Águilas
Durante el homenaje, trufado de los botes de mermelada que Domingo producía y de la hidromiel salida de Chuecos que él no llegó a probar, el concejal de Medio Ambiente de Águilas, Ginés D. Navarro, hizo entrega a Elin de la moción, aprobada en el último Pleno, en la que fue nombrado Hijo Adoptivo de Águilas, la tierra que desde hace dos décadas era la suya y que acoge su último sueño, el que germinó en la Fundación Castillo de Chuecos.
Precisamente por garantizar el futuro de este proyecto, un laboratorio agroecológico para la resiliencia frente al cambio climático, se conjuraron los presentes tras la estela de Domingo y bajo su lema: «Si fuera fácil, todo el mundo lo haría» porque «hay tanto que ganar…».
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