Cinco momentos para vibrar con el Encuentro

Cinco momentos para vibrar con el Encuentro

Casi cuatrocientos años contemplan la procesión del Encuentro o de la Calle de la Amargura. El primer desfile fue en la mañana del Viernes Santo de 1614, cuando la Cofradía del Rosario partió del convento dominico para recorrer el vía crucis que unía el convento franciscano de San Diego con la ermita de Santa Lucía. En 1663, la procesión de la calle de la Amargura fue encomendada a la Cofradía de Jesús Nazareno por el obispo de Cartagena, Juan Bravo Lasprilla, en sustitución de los cofrades del Rosario, que habían dejado de hacerla por la epidemia de peste de 1648.

Así nació el Encuentro, procesión mítica y mágica que tiñe de morado cada amanecer del Viernes Santo, cuando Jesús camina con su cruz por la calle de la Amargura seguido por su discípulo predilecto y su madre, la Virgen Dolorosa. Los marrajos encuentran su esencia en la madrugada más larga del año y los cartageneros tienen una oportunidad única para descubrir la pasión que envuelve a la Semana Santa en su desfile más popular por el casco histórico.

En la madrugada del Viernes Santo salen cuatro procesiones, que se funden en una sola en el Lago. Las salidas previas al Encuentro están impregnadas de momentos singulares que bien merecen ser contempladas ‘in situ’. Para los más ágiles, es posible vivirlo todo.

Encuentro a las cuatro y media

La plaza de la Merced

El Encuentro entre Nuestro Padre Jesús Nazareno y la Virgen Dolorosa tiene lugar a las cuatro y media de la madrugada en la renovada plaza de la Merced. Cuando coincidan en la esquina del Palacio de Aguirre los tronos del Jesús y la Virgen, la procesión se parará para cantar la Salve cartagenera. Al término, se pondrá en marcha el cortejo unificado para recorrer las calles del Duque, Plaza de San Ginés, San Francisco, Campos, Jara, Plaza de San Sebastián y Aire. A su llegada a Santa María de Gracia se cantará la Salve.

Abre la procesión la Agrupación del Santo Cáliz, el antiguo ‘carro bocina’, que ya se pudo ver en la procesión del Lunes Santo. Le siguen la Agrupación de Granaderos, que representa a los antiguos soldados de guarnición en la plaza, y la imagen de Nuestro Padre Jesús de Medinaceli a hombros de la Agrupación de los Estudiantes.

A continuación irán los tercios de la Condena de Jesús y de la Primera Caída. Precederá al titular de la Cofradía, Nuestro Padre Jesús Nazareno, la Agrupación de los Soldados Romanos o judíos. Su paso al son de la antigua marcha para pífano conocida como ‘Perico Pelao’ configura una de las estampas más emblemáticas de la Semana Santa cartagenera.

Al titular le siguen las agrupaciones de la Verónica y Santa Faz de Cristo, así como la de San Juan Evangelista. La imagen de la Santísima Virgen Dolorosa cierra la procesión y protagonizará, junto al Nazareno, el esperado Encuentro. La Pequeñica luce un gran manto bordado en terciopelo azul y camina a hombros de su Agrupación de Portapasos y Promesas en una noche de desconsuelo.

A las dos y media, de la Pescadería

La salida de Jesús Nazareno


Pablo Sánchez / AGM


El Jesús Nazareno saldrá a las dos y media de la mañana desde la Pescadería de Santa Lucía. Como cada año, lo hará rodeado de los judíos y de cientos de fieles que quieren acompañarlo por las calles del barrio.

La salida de Jesús Nazareno desde la lonja de pescados es uno de los acontecimientos más esperados de la Semana Santa. Lo hace desde 1982, recordando los vínculos históricos atribuidos a la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno con los pescadores.

La imagen sale por una puerta de hierro forjado que solo se abre cada madrugada de Viernes Santo para el paso del Jesús. Va acompañado de los penitentes. Uno de ellos porta una réplica del estandarte de la Cofradía del siglo XVIII.

Salida a las dos desde Santa María

Procesión de la Verónica


Tercio de La Verónica.


Pablo Sánchez / AGM


La procesión de la Verónica está compuesta por el Santo Cáliz, los granaderos, la Condena de Jesús, la Primera Caída y el trono de la Verónica. A las dos de la madrugada saldrán desde Santa María de Gracia para hacer el mismo recorrido de todos los años. Los granaderos y el Santo Cáliz desfilan por los lados norte, este y sur de la Plaza de la Merced. Los Tercios de la Condena de Jesús y la Primera Caída continúan por las calles Saura y de la Gloria, incorporándose detrás del Tercio del Medinaceli en San Diego. La Verónica a su llegada al Lago ocupa su lugar habitual en el lado oeste.

Camino al Calvario

Salida de San Juan y la Virgen


Penitentes de San Juan desfilando con sus prismas, los hachotes a gas butano.


Pablo Sánchez / AGM


El trono de San Juan Evangelista es el tercero que procesiona a hombros en el Encuentro. La imagen del Discípulo Amado es obra de José Capuz, de 1943, y precede a la Virgen Dolorosa en su camino al Calvario. La Virgen sale desde Santa María de Gracia a las tres menos cuarto de la madrugada para encontrarse con su hijo en una despedida sin retorno. En todo el recorrido el amor de sus fieles servirá de bálsamo a sus penas.

Oración de devoción

Salve de recogida


Público asistente al Encuentro, en una imagen de archivo.


J. M. Rodríguez / AGM


En el Encuentro hay dos momentos especialmente emotivos porque los cartageneros con voz quebrada muestran su devoción a la Pequeñica. Son las salves. Una de ellas tiene lugar cuando la Dolorosa se cruza un breve instante con el Jesús en el Lago. Los cánticos suenan a las plegarias de sus devotos, pero también a consuelo para una madre que está despidiendo a su hijo.

La última salve cartagenera de la mañana se escucha al término de la procesión, en la recogida de la Dolorosa en Santa María de Gracia. Los cartageneros se vuelcan con la Virgen Pequeñica antes de que amanezca y le piden que vuelva hacia ellos sus ojos misericordiosos para guiar sus pasos al igual que hizo con el Jesús. Con la salida de la procesión a las cuatro y media, todo será oscuridad, como la pena de la Dolorosa. A la vuelta, se hará la luz.

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