‘Air’, o cómo Nike se convirtió en Nike

Ben Affleck y Matt Damon son dos amigos y residentes en Los Ángeles que con poco más de veinte años ganaron un Oscar al Mejor Guion, lo que lanzó sus carreras cinematográficas con dispar suerte. Affleck se convirtió en un mal actor, en un director solvente y se casó con Jennifer Lopez (cada uno que valore cada logro según su juicio), y Damon en un actor competente que hace como nadie de americano medio. En ‘Air’ vuelven a guionizar una historia, esta vez real, sobre cómo se forjó el matrimonio comercial, convertido en fenómeno mundial, de Michael Jordan con Nike en los añorados años ochenta del siglo pasado. Ambos eran poco conocidos y juntos crecieron hasta ser mitos.

Ese relato de superación y éxito tan americano nos lo cuentan con buen pulso narrativo, una dirección clásica y un buen ramillete de actores entre los que destaca Viola Davis. Es una película tan astuta y tramposa como igualmente resultona, como suelen ser los trabajos de este par de listillos. Un publirreportaje de Nike, a lo ‘Jerry Maguire’ (1996), agradable de ver.

La esencia de la siguiente película se resume en un meme: «Un día eres joven y otro día te das cuenta de que Parchis ya parece Mocedades«. Pues eso. La directora Chus Gutiérrez nos sumerge en otra historia de peter panes que llegan a los cuarenta deprimidos por hacerse mayores (sin saber que los cuarenta son los nuevos treinta). En una adaptación de una obra cómica de la monologuista Marta González de Vega, cuya vena graciosa no logra salvar ‘De Caperucita a loba’.

Interpreta a una mujer (la que tiene treinta y todos y quiere parar el reloj), que brega con el amor buscado, con el trabajo soñado, con sus amigos defectuosos y con sus padres reales. La acompañan gente como José Mota, Berto Romero o Martita de Graná, y hasta un cameo de Santiago Segura. Película que demuestra cuánto daño ha hecho Bridget Jones.

La poderosa figura de Russell Crowe, hombre por el que las camisetas triple XL existen, asustaría a cualquier demonio que se le pusiera por delante. Con eso juega ‘El exorcista del Papa’, peliculita de terror de serie B, refrito de otras tantas sobre posesiones diabólicas, que es la adaptación hormonada de las memorias de un exorcista real. Efectista mas no efectiva, ideal para una tarde tonta del fin de semana en que se quiera huir de procesiones varias.

Entre las películas que se estrenaron la semana pasada sobrevive la francesa ‘Crónica de un amor efímero’. Un romance de dos náufragos de la vida que se embarcan en una balsa tan precaria como sus existencias y sin embargo, como al Fausto de Goethe, quizás el amor les salve. Tendréis que verla para saberlo.

‘Super Mario Bros. La Película’ es, evidentemente, una forma de llevar al cine el famoso juego de Nintendo que lleva décadas en nuestro universo lúdico. Es un film de animación donde veremos al fontanero Mario y a su hermano Luigi corriendo aventuras para cumplir su misión. A diferencia de otras adaptaciones de este tipo, se encuentra dirigida al público de menor edad.

Fuera de cámara nos han informado de que se retira Clint Eastwood. El último de los clásicos, el director que rueda en una sola toma, el nonagenario que aún se atreve a ponerse delante de la cámara, cuelga sus botas de antiguo vaquero. Nos legará las obras maestras incuestionable como son el western crepuscular ‘Sin perdón’ (1992), la auto reivindicación del duro tierno que nos dio en ‘Gran Torino’ (2008), y una de las historias de amor más grandes del cine, ‘Los puentes de Madison’ (1995).

Que tengáis una semana de cine.