Una hora antes de lo habitual salió este viernes en Cartagena el cortejo del Santo Entierro de Cristo de la Cofradía Marraja. La novedad fue que este año una de las procesiones más antiguas y largas de la Semana Santa partía a las ocho de la tarde con luz solar. Esto permitió a los morados disfrutar de un atardecer histórico con su Padre Jesús Nazareno desfilando por las calles Aire y Cañón instantes antes del ocaso. Su salida desde Santa María de Gracia se produjo a las 20.30 horas. Poco después, desde la Cuesta de la Baronesa, decenas de personas inmortalizaron con sus teléfonos móviles al titular de la Cofradía. El Nazareno brillaba envuelto en rosas rojas con su túnica morada.
Desde la iglesia de la calle Aire fueron desfilando los marrajos con solemnidad mostrando a miles de cartageneros los momentos últimos de la Pasión de Jesús. El cortejo fue un museo andante en el que los cofrades lucieron toda la majestuosidad de su imaginería, sus pasos y sus tercios; para representar una catequesis andante de la mano de las tallas de los escultores José Capuz y Juan González Moreno, entre otros.
Tras los guiones y el despeje de la Policía Local, que para la ocasión vistió uniforme de gala con un grupo formado por cuatro ‘plumeros’, abrió el cortejo fúnebre el tercio de cadetes de la Agrupación de Granaderos, que iba seguido poco después por el trono del Santo Cáliz, flanqueado por los cuatro evangelistas.
Antonio Gil / AGM
Los marrajos se repusieron del esfuerzo de la madrugada del Encuentro con el fervor que les transmitía ver el movimiento lento de tronos singulares de la Cofradía: como la Santa Agonía de Cristo, la Lanzada, el Descendimiento o la querida Virgen de la Piedad. Con el paso de los Soldados Romanos prosiguió la solemnidad del Santo Sepulcro. Siguiendo la estela de este Cristo yacente iba en respetuoso luto el obispo de la Diócesis de Cartagena, José Manuel Lorca Planes; y la Corporación municipal, con la alcaldesa, Noelia Arroyo, al final de las dos hileras de concejales.
Piquete de Infantería de Marina
Así, por calles como Mayor, Puerta de Murcia, Jabonerías, Carmen, Santa Florentina o Parque transcurrió la penúltima procesión marraja de la Semana Santa de Cartagena en un cortejo marcado por los tonos oscuros de capuces y túnicas. Completaba este suntuoso desfile las imágenes de María Magdalena, San Juan y la Soledad. El trono último de esta Virgen, llevado a hombros, fue acompañado por el piquete del Tercio de Levante de Infantería de Marina. La ordenada escolta de estos militares de la Armada Española demostró, un año más, que la Semana Santa de Cartagena trasciende más allá de lo religioso. Y que, después de este Viernes Santo marrajo, es más bella aún si cabe con el atardecer morado del Jesús Nazareno.
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