Las Santas Mujeres brillan junto a la Vera Cruz en Cartagena

Las Santas Mujeres brillan junto a la Vera Cruz en Cartagena

Los marrajos se despidieron de la Semana Santa con la procesión de la Vera Cruz, su cortejo más austero. Aunque en realidad fueron dos procesiones, que se fusionaron en una en la calle Duque. Desde la iglesia de Santa María de Gracia partió a las siete de la tarde la comitiva principal. Y desde la antigua Casa de Misericordia, actual Rectorado de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT), lo hizo la Agrupación de los Estudiantes, con 140 féminas portando a las Santas Mujeres. Las tres Marías, como se conoce popularmente a este conjunto escultórico en el que aparecen María Magdalena, María Salomé y María de Cleofás, son el único trono marrajo portado a hombros por mujeres. Para la agrupación, la procesión de este año fue especial, ya que cumplió 50 años desfilando a las Santas Mujeres en Sábado Santo y al Cristo de Medinaceli en la madrugada del Encuentro.

Pasaban diez minutos de las siete de la tarde cuando el trono femenino enfilaba la calle San Diego. Noelia Escudero era una de las mujeres que lo sostenía con su hombro en una procesión que «no se puede explicar todo lo que se siente ahí debajo». Junto a ella iba también la portapasos María Conesa: «Salir con las Santas Mujeres es superemocionante. Esto es pura pasión y devoción», comentaba con brillo en los ojos poco antes de que el toque de campana marcara el inicio del desfile. Así lo vivía también bajo el trono Marta de Lara, que reclamó con firmeza que «debería haber más mujeres portando tronos en la Semana Santa de Cartagena, para vivir este sentimiento que tenemos todas las que salimos, incluso en tronos de forma mixta».

La UPCT busca procesionistas

La Politécnica contó con la representación del vicerrector de Estudiantes, Sergio Amat. Poco antes de participar en el desfile avanzó que la UPCT va a poner en marcha iniciativas para conseguir que más jóvenes estudiantes, tanto mujeres como hombres, se animen a participar en la Semana Santa de Cartagena acompañando al Medinaceli y a las Santas Mujeres. Ya con este último trono en la calle Duque la procesión fue camino de la calle Caridad para pasar por la puerta de la Basílica de la Patrona, que sigue cerrada por obras. Tras ello siguió por vías como Parque, Santa Florentina, Duque, Mayor y Cañón. El numeroso público que abarrotó calles y terrazas de bares pudo ver cómo en la procesión más moderna de la Cofradía Marraja desapareció la electricidad de los hachotes para dejar paso a la sobriedad de la cera.

Siguiendo al Santo Cáliz, el popular carro bocina que abre todos los cortejos de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, se podía ver en un templete la Sábana Santa, a la que seguía ya incorporadas las Santas Mujeres. Así como un mar amarillo de crisantemos arropando al trono del Santo Amor, que representa a María y María Magdalena desconsoladas tras la perdida de Jesús; y a San Juan manteniendo la entereza, pues cree en las palabras de su amigo: «al tercer día resucitaré de entre los muertos». Y, es que esta procesión de la Vera Cruz fue una catequesis de fe que cobra sentido mientras siga viva la esperanza por la Resurrección de Jesús tras su muerte en la cruz.

Muestra de esa fe fue la popular Salve que el pueblo de Cartagena entonó pasadas las diez y media de la noche a la Virgen de la Soledad de los Pobres, poco antes de su entrada en la iglesia de Santa María de Gracia. Fue la última Salve marraja y también el último piquete de los Granaderos en esta Semana Santa, que procesionaron de luto con el arma a la funerala y la cabeza descubierta. Un duelo que mantiene viva la esperanza de que el Domingo de Resurrección llegará.

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