El Resucitado brilla en Cartagena al son de ‘Jesucristo Superstar’ en un domingo para la gloria

Todos los flases de las cámaras fueron para el trono de la Aparición de Jesús a los discípulos en el camino de Emaús. Ya que será el protagonista del cartel de la próxima Semana Santa. Si bien, lo que encandiló al numerosísimo público que abarrotó la calle Cañón fue ver al San Juan, envuelto en flores, y la rápida subida del trono de la Virgen del Amor Hermoso, al final de la procesión. Como es habitual, los Resucitados hicieron su marcha en sentido inverso al resto de cortejos pasionales. Uno de los 120 hombres que portaban a hombros a la Virgen era Enrique Selma. Él describió en primera persona ese momento de aplausos, pétalos y algarabía en la calle Cañón, mientras el palio de terciopelo y las varas se mueven sin cesar. Para él, «fue el instante más emocionante y arriesgado del Domingo de Resurrección. Antes de subir estábamos muy nerviosos bajo el trono, con mucha tensión. Y al llegar arriba todos los portapasos nos abrazamos. No pudimos ni llorar porque nos faltaba el aliento. Y lo recuperamos al final de la procesión cuando toda la gente cantaba la Salve, teniendo en mente a nuestros seres queridos».

Después de este momento especial en el que Cartagena fue una sola voz por la Virgen, que se unió en la calle Aire al Resucitado, el numeroso piquete del Regimiento de Artillería Antiaérea 73 de Tentegorra rindió honores. Los aplausos y vivas que recibieron los militares por su orden y la pericia de los movimientos de sus fusiles demostraron que Cartagena es una ciudad que no concibe su Semana Santa sin las Fuerzas Armadas.

La procesión va por dentro

Tampoco se entiende la procesión del Domingo de Resurrección sin que padres e hijos sean partícipes de este gran día de fiesta para los creyentes. Muestra de ello fue la familia de la capirote Marisol Pérez. Ella empezó a salir «por culpa de una amiga» hace siete años. Este Domingo de Resurrección lo hizo en un cortejo en el que también participaron su hijo Lorenzo, como portapasos, y su marido Lorenzo Martín, escoltando como Guardia Civil al trono del Santísimo Cristo de la Resurrección. Ayer fue la primera vez que la Benemérita prestó este servicio a la Cofradía en una procesión que contó con el comisario de Policía Nacional, Damián Romero, como nuevo hermano de honor del Resucitado. También formaron de gala Policías Locales, Nacionales y agentes de la Autoridad Portuaria, así como la agrupación de Escolta y Honores de la Cofradía.

Desde debajo de otros tronos que fueron empujados, como el del Sepulcro Vacío, vivieron la procesión de otra forma Ángel Contreras y José Ayala. «La gente no nos ve porque estamos ocultos empujando. Pero ahí abajo sufrimos los nueve que estamos, sobre todo en cuestas como la de la calle Cañón», comentaron los procesionistas. Ellos mantienen una tradición que llevó con orgullo como sotavara Pencho Aragón, que lleva más de una década saliendo este Domingo de Resurrección. «Un año más mantenemos la tradición debajo del limonero», dijo desde la calle San Miguel, antes de entrar en la iglesia, en alusión al árbol que luce en el trono de la Aparición de Jesús a María Magdalena.

Colofón y tambores Quillo

El Domingo de Resurrección fue «un día muy especial: del blanco de las flores, la alegría y la ilusión. Un colofón a una gran Semana Santa», tal y como describió uno de los guiones de la procesión, Gaspar Zamora. A pocos metros de él iba marcando el paso con su tambor Quillo el veinteañero José Santiago. Pese a su responsabilidad para guiar a los capirotes, bromeó con que «ya no me hace falta ni ensayar casi, porque llevo saliendo en la Semana Santa desde los tres años». También fueron partícipes de la fiesta las autoridades civiles y militares. Entre ellas se encontraba la alcaldesa, Noelia Arroyo, y el presidente de la Región, Fernando López Miras. El Resucitado firmó un nuevo domingo para la gloria al son de ‘Jesucristo Superstar’.