Con el aroma a incienso todavía impregnado en las calles de Murcia, las barracas abren sus puertas para deleitar a murcianos y visitantes con la gastronomía más tradicional de la huerta. Las Fiestas de Primavera llegan acompañadas por 40 ventorrillos que invaden la geografía urbana con su amplio recetario, que constituye una excusa perfecta para animar el estómago y alimentarse de la cotidianidad ancestral.
El buen tiempo también invita a disfrutar de sus terrazas en compañía de amigos y familiares. Es el caso de un grupo de mujeres que se conocieron estudiando magisterio en 1968 y que aprovechan estos días para «disfrutar de los platos de la infancia». «Me recuerda a la comida de mi abuela», añade una de ellas. Otros, en cambio, se sumergen en esta tradición por primera vez, como Emilio Barroso, que viene desde Cartagena para probar «el caldo con pelotas y el arroz, que está magnífico».
Salchicha, longaniza, morcilla y un largo etcétera de embutidos lideran las comandas. «Es de lo primero que pido cada vez que vengo. Nunca puede faltar un buen plato de tapas típicas», asegura Vicente Vivancos. Una respuesta que coincide con la inmensa mayoría de clientes, como María Pilar Méndez, que no puede decantarse por su manjar favorito porque «me gusta todo con locura, aunque hoy he pedido lomo».
La ensalada murciana es la encargada de poner color a la mesa con su base de tomate. Al centro se une el zarangollo, considerado el ‘verdadero rey de la huerta’. Un dúo que se repite en casi todas las mesas de la sala. En la de María Dolores Chirlaque tampoco puede faltar el pisto, ya que «es mi claro favorito de toda la carta». Hay quienes prefieren la simplicidad y optan por una patata asada pincelada con ajo.
El postre por excelencia
El colofón del menú no podría ser otro que el paparajote, postre por excelencia de un auténtico huertano. Sin embargo, para los principiantes se convierte en un acertijo. No son pocos los que en más de una ocasión pegan un mordisco sin saber que esta delicia esconde una ‘semilla’ en su interior. Una anécdota que Isidro Giménez no puede olvidar: «Mi mujer es francesa y se comió la hoja sin pensarlo».
Esta variedad tan extensa de platos se puede degustar hasta el próximo domingo. A pesar de que este año los precios han experimentado una subida, las colas siguen formando parte de la ornamentación de los ventorrillos. Y es que no hay mejor tradición que la de degustar la gastronomía típica de la huerta durante las Fiestas de Primavera.
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