Aventuras históricas en una nueva versión de los mosqueteros

Aventuras históricas en una nueva versión de los mosqueteros

Si sois de los que en las próximas elecciones no sabéis si votar al malo o al peor, os sentiréis identificados con la dicotomía de los estrenos de hoy. Excepto las dos francesas (debe ser cosas del bocazas de Macron), el resto pueden ir directamente a la lista de películas pendientes para ver en la próxima glaciación.

La primera de los vecinos galos es un descarado inicio de franquicia, de hecho hasta su título ya nos lo índica: ‘Los tres mosqueteros: D’Artagnan’. Es la última adaptación de la celebérrima novela de Alejandro Dumas. Por si alguno acaba de volver de Marte os contaré que la cosa transcurre en el siglo XVII, y a la corte de París llega un aguerrido y retador recluta de Mosquetero, que se hace amigo de tres veteranos, Athos, Porthos y Aramis, mientras corren aventuras.

Puro cine de evasión, falsamente de época, porque la estética y la ética esta pasada por el tamiz del siglo XXI. Los amantes de los clásicos disfrutarán de la nueva encarnación del maquiavélico Cardenal Richelieu, de la malvada Milady de Winter, del caballeroso Duque de Buckingham y de la sufrida enamorada Constance. Más respetuosa que otras supuestas traslaciones a la pantalla (al menos en esta versión los barcos no vuelan), se agradece que se ciñan al texto.

Jean Dujardin interpreta a un policía que debe enfrentarse con su equipo a los peores atentados islamistas ocurridos en Francia, los de noviembre de 2015 y que costaron la vida a ciento treinta personas. Esta visita al horror la hace el espectador en ‘Novembre’ empotrado en los grupos antiterroristas, dando como resultado un poderoso thriller. Los toques de verismo, como que los agentes no sean superhéroes, la diferencian de apuestas similares provenientes del otro lado del Atlántico.

El director nos hace vivir el ataque como si estuviéramos en esa sala de control de los policías, y sentimos su angustia, su desconcierto y hasta su miedo, como nos pasaba con el desembarco en la playa de ‘Salvar al soldado Ryan’ (1998). La mejor recomendación de hoy.

La novela en la que se basa y el guión de ‘Maravilloso desastre’ no lo habrá hecho ChatGPT, pero lo parece por lo previsible de las situaciones y los personajes unidimensionales. Ni una gota de originalidad en este romance juvenil en que volvemos a ver cómo ganar a una chica en treinta días, con el salpimentado de algunos absurdos problemas del primer mundo. La realización rutinaria adolece de una enfermiza obsesión por que los adictos al libro queden satisfechos y compren palomitas. Tan aconsejable como tomar un té con Putin.

Ese histrión con patas que es Nicolas Cage, cuando elige las películas que hace es una brújula que señala al sur, un guía ciego, un telegrafista sordo. Todas son malas, pero hay que reconocerle que cada nuevo estreno supera en decadencia al anterior, y ‘Reinfield’ no es una excepción. El argumento es que el criado de Drácula quiere emanciparse de tan temido jefe. Supuestamente es terror cómico, y es cierto que da miedo, pero de lo mala que es. Esta película de Cage es el equivalente cinematográfico de la moción de Tamames. ¿No tendrán un hijo que les diga ‘papá, no hagas eso’?

En los ochenta me encantaba una serie familiar de humor blanco como la leche llamada ‘Los problemas crecen’ (todos tenemos un pasado vergonzante), protagonizada por un adolescente Kirk Cameron. Ahora él es el alma, productor y actor de ‘Marca de vida’, una película que es una mezcla de Mr. Wonderful y un telefilm navideño. Basado en hechos reales y en un documental, cuenta el reencuentro con su madre biológica de un chico adoptado de dieciocho años. Un drama amable en que todo el mundo es bueno. Aviso a los descreídos que tiene poso religioso.

Fuera de cámara ha muerto el escritor, intelectual, polemista y expreso político de Franco Fernando Sánchez Dragó. Me quedo con el tuit que escribió tras ver ‘Avatar 2’ (es de las pocas cosas que suscribo de él al 100%): «Mi hijo y yo tuvimos ayer la mala ocurrencia de ver Avatar 2, que es una pésima película desde cualquier punto de vista que se considere».

Que tengáis una semana de cine.

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