La historia de amor interminable de Murcia con el Entierro de la Sardina

La historia de amor interminable de Murcia con el Entierro de la Sardina

La ciudad de Murcia volvió a firmar en la noche de este sábado un nuevo capítulo de la relación de amor que vive con una de sus fiestas más emblemáticas: el Entierro de la Sardina. Más de 170 años de historia contemplan ya a una propuesta que, según remarcan los sardineros, reúne a más de un millón y medio de personas en el centro de la urbe durante sus cuatro días de duración. No obstante, es el Gran Desfile del sábado, colofón a las Fiestas de Primavera, el que sigue acaparando todas las miradas y el que hace arder las calles de pasión, con casi «un millón de personas», muchas de ellas llegadas de otras comunidades, según destacaba el alcalde de Murcia, José Antonio Serrano.

Corazones rotos dejaron los dos años de ausencia de la popular fiesta durante la pandemia, pero tras su mágica vuelta el año pasado, el Entierro demostró de nuevo este sábado su músculo y su poder de convocatoria, a la vez que volvió a dejar con la boca abierta a vecinos y visitantes. De hecho, arrancaba el desfile con todas las localidades ‘online’ ya vendidas, aunque existió algo de margen para los que todavía buscaban presencialmente alguna silla de última hora. Sobre las butacas, bolsas y bandejas con empanadillas y pasteles de carne para que el hambre no distrajera de ninguna manera la atención de un público entregado desde el primer momento.

Desde la avenida San Juan de la Cruz del barrio del Infante partió un cortejo integrado por más de 2.500 personas y que llegaba encabezado por uno de los grupos internacionales invitados, ‘Las Panteras’, que pusieron los ritmos de México sobre las principales avenidas de Murcia. A partir de ahí, unos 70 grupos de animación fueron arrancando el aplauso de los miles y miles de espectadores congregados. Se lo ganaron a pulso otros visitantes de más allá de nuestras fronteras, los italianos ‘Sbandieratori di Arezzo’, que, con un vestuario entre medieval y arlequinado, mostraron su destreza en los malabares con las banderas. Y para no abandonar el terreno folclórico, los gaiteros de la Saint Joseph’s Pipe Band trajeron a Murcia la tradición celta de la verde isla de Irlanda.

Las charangas y las escuelas de baile trajeron sonidos más conocidos por estas tierras. Pero además de la fiesta músical, lo que buscan aquellos que asisten años tras años al Gran Desfile del Entierro de la Sardina es que los sorprendan y, como siempre, el cortejo volvió a no decepcionar. De ello se ocuparon los grupos madrileños de teatro de calle ‘Morboria’ o ‘Ale Hop’; los alicantinos de ‘Carros de Foc’; ‘Brotons’ de Cádiz o ‘Legend’ de Tarragona, a los que se sumó el icónico Dragón de Conte, que no por conocido dejó de hacer las delicias del público, porque hay amores que siguen generando la misma ilusión que la primera vez. Sí que sorprendieron totalmente al respetable los franceses Planete Vapeur con su gran elefante, que se encargó de ir salpicando al público mientras cerraba la parte de animación. El susto lo dio poco antes la integrante de un grupo de zancudos, que tuvo que ser trasladada al hospital Reina Sofía, con contusiones, tras caer al suelo en su llegada a la Gran Vía.

«¡Dame un balón!»

Dio el paquidermo francés paso al final, como siempre, a las carrozas de los 23 grupos sardineros, cuyos integrantes, ataviados con sus capas casi de superhéroe, cumplieron con uno de los rituales más esperados por el público más joven: el reparto de hasta dos millones de juguetes. Entre un mar de brazos en alto, el grito de «¡dame un balón!» volvió a resonar en las calles de la capital un año más. Hay quien no dejó la oportunidad de llenar los sacos con los que se presentó a la cita. Hasta el alcalde Serrano pujó por algún obsequio. «Me voy a pelear por ello con quien haga falta; es parte de la esencia sardinera», comentaba con humor antes del desfile el regidor.

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