Las obras del plan de movilidad desesperan a los comerciantes de Murcia

Las obras del plan de movilidad desesperan a los comerciantes de Murcia

Cuando finalicen los trabajos de movilidad, la Gran Vía de Murcia contará con un carril para coches, dos para autobuses y uno para bicicletas. Para que esto suceda, desde el pasado mes de enero se están realizando unas obras, dentro del plan de movilidad, que levantan ampollas entre los comerciantes y vecinos de la zona. La presidenta de la asociación de comerciantes Triángulo de Murcia, Carmen Piñero, cree que «las obras son un problema a día de hoy para llegar a los sitios». Aunque mantiene la esperanza de que «en el futuro sean un beneficio para todos». Para que esto sea así «debe ampliarse la cobertura del autobús y de los disuasorios». Según Piñero, «ambos son ejes fundamentales del nuevo proyecto de movilidad». Por lo que opina que «tienen que avanzar más con ellos para que estén a la vez terminen las obras».

Espera que estas «duren poco y terminen antes de julio como han dicho». Y, sobre todo, que «no se cree un problema mayor de que se ha intentado resolver». Explica que «desde la asociación pedimos a la concejala de Movilidad Sostenible, Carmen Fructuoso, que paralizara los trabajos durante la Navidad y así lo hizo; también hemos solicitado que las aceras sean más anchas y confiamos en que nos escuche de igual forma».

Retenciones

El presidente de la plataforma Murcia centro vivo, José Muñoz, tiene otra perspectiva de la situación. «Está fatal, es un desastre», son sus primeras palabras. «Está mal planteado, es inviable», insiste. «Si quisieran que la gente deje de venir en coche deberían abrir macrodisuasorios y establecer autobuses rápidos que los conecten con el centro», afirma.

Mientras tanto, «es una saturación constante de tráfico, hasta en momentos que no son hora punta La Gran Vía está colapsada de coches». Además de tener una joyería en la zona también reside ahí. «Antes tardaba como mucho cinco minutos en incorporarme a la autovía, que está a 400 metros, ahora no bajo de los 20 minutos, y eso que utilizo poco el coche porque vivo cerca de la tienda».

Lamenta una caída en las compras porque «los clientes no pueden llegar hasta aquí». Según sus cálculos, «las ventas han descendido un 30% respecto al año anterior, y el mes de febrero fue peor, llegaron a bajar un 50%». Considera que «no tiene lógica pretender que la gente venga al centro en bicicleta si luego aquí no tiene dónde aparcarla».

Tampoco ve con buenos ojos que reduzcan a un solo carril para vehículos privados la arteria principal de la ciudad. «La Gran Vía no puede tener los mismos carriles que Espinardo. No tiene lógica», exclama. «Para ganar un minuto de rapidez en autobús hemos perdido 20 minutos de coche», concluye.

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