Juegos, talleres y excursiones, el pegamento que une a los niños y jóvenes de La Unión

El ocio es un gran dinamizador social, especialmente para niños y jóvenes. A través de actividades lúdicas pueden adquirir nuevos conocimientos, involucrarse en acciones sociales que mejoran su entorno y, a la vez, generar relaciones de amistad que son muy importantes a cualquier edad. Todos los beneficios que las actividades de ocio tienen para los menores las saben bien los profesionales de Fundación Sierra Minera, una entidad que nació «para dar respuesta a la depresión y la falta de expectativas que había tras el cierre de la minería en Cartagena y La Unión», explica el gerente, Pedro Martos. Tras 25 años de trabajo, esta entidad sin ánimo de lucro desarrolla todo tipo de proyectos relacionados con la formación, la inserción sociolaboral, la protección del patrimonio ambiental y cultural y el desarrollo comunitario.

Precisamente, como parte de ese desarrollo comunitario Fundación Sierra Minera puso en marcha el pasado enero una nueva iniciativa, bajo el nombre de Valere, que tiene como objetivo favorecer los procesos de inclusión y participación social de las familias y los menores en situación de riesgo de exclusión social del municipio de La Unión, especialmente del barrio San Gil. La iniciativa, que ha sido apoyada por Fundación ‘la Caixa’ a través su ‘Programa de ayudas a proyectos de iniciativas sociales 2022’, divide en tres grupos a los participantes en función de su edad: niños de 6 a 8 años, jóvenes de 9 a 12 y adolescentes de 13 a 16. Con cada uno de ellos se realizan tres tipos de actividades que se adaptan a su madurez: talleres socioeducativos, tareas de gestión del ocio y actividades de tiempo libre.

En los talleres socioeducativos, los profesionales realizan tareas y juegos con los menores a través de los que intentan incentivar valores cívicos y democráticos, les enseñan cómo participar en el territorio y celebran «efemérides con cierta relevancia, como el Día de la Mujer o todos aquellos asociados o afines al medio ambiente, que trabajamos en un bloque de educación medioambiental», explica la trabajadora social y coordinadora del proyecto, Lorena Vásquez. Tras esta parte más formativa, le toca el turno al ocio, «porque creemos que hay una necesidad en el entorno de ofrecer alternativas lúdicas enriquecedoras y saludables», explica la profesional. En esta segunda parte de Valere, los chicos y chicas adquieren un papel protagonista. Los profesionales de Fundación Sierra Minera o los propios menores proponen diferentes actividades y se debe decidir, siempre mediante consenso grupal, cuál elegir, analizando para ello qué recursos se necesitan para llevarlo a cabo y cómo pueden conseguirlos. La última parte del proyecto consiste en la realización de la salida o actividad planificada, que puede ser tanto el visionado de una película, como la visita a un museo o una excursión a un parque de la zona, por ejemplo.

Aprendizaje de valores

El proyecto Valere tiene un carácter innovador que va mucho más allá del ocio. Las tres fases de las que consta permiten a los menores aprender conocimientos sobre distintas temáticas, e interiorizar valores y habilidades muy útiles a cualquier edad. «Han adquirido técnicas de comunicación y de resolución de conflictos y han aprendido a negociar y a trabajar en equipo. A veces solo quieren hacer cosas con las personas con las que tienen más afinidad y hemos conseguido romper ese círculo y que aprendan a relacionarse con otros. Eso les abre el mundo, porque conocen lo que pasa en otro entorno que no es el suyo», recalca la trabajadora social, quien también pone en valor el aprendizaje que esta iniciativa supone en aquellos en contacto con estos menores. «Para nosotros es enriquecedor. Cuando ves los conocimientos adquiridos compensa todo el camino recorrido. Estamos sembrando semillas en cada uno de ellos que, más tarde o más temprano, terminan brotando».

Todos estos avances también se dan entre las familias, «que participan más, se involucran, apoyan la iniciativa y preguntan qué se podría hacer para mejorarla», subraya la profesional. Este acercamiento social de los padres y menores es, además, especialmente clave en el barrio San Gil, una zona afectada por el desempleo para la que Pedro Martos reclama ampliar los recursos que se le destinan y aumentar las actuaciones en el territorio «para impulsar el desarrollo económico y facilitar que la población pueda tener mejor cualificación para incorporarse al empleo de forma satisfactoria».

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