Un grupo de monjas activistas planta cara a Citigroup

Un grupo de monjas activistas planta cara a Citigroup

¡Con la Iglesia nos hemos topado! Es la frase que se podría escuchar en los despachos donde se toman las decisiones importantes en Citigroup. Este martes, la entidad celebra su junta de accionistas donde tendrá que escuchar las palabras de sus inversores. «Esperamos que se vote a favor de nuestra resolución», explica a este periódico la hermana Susan Francois, tesorera de la Congregación de las Hermanas de San José de la Paz. «Es una respuesta directa a la llamada del Papa Francisco a escuchar el grito de la Tierra y de los pobres y a promover la economía ecológica», añade.

Su voz se escuchará en la reunión anual plasmada en la propuesta número 8, «esperamos que el resto de accionistas apoyen nuestra iniciativa», responde Francois. La resolución pide a la entidad financiera que redacte un informe que evalúe la efectividad de sus políticas y prácticas en el cumplimiento de los estándares internacionales para los derechos indígenas y haga públicos los puntos de referencia que usó para evaluar los riesgos ambientales y sociales en la financiación de estos proyectos. «Pedimos que todos los accionistas lo apoyen», señala la resolución de las Hermanas de San José de la Paz enviada a la SEC, el supervisor bursátil estadounidense.

«Es falso que hayamos proporcionado esa financiación para la ampliación del oleoducto de la línea 3 de Enbridge»

De momento, las hermanas de San José de la Paz cuentan con el apoyo de otras tres congregaciones que denuncian que Citigroup «proporcionó más de 5.000 millones de euros a la compañía petrolera canadiense Enbridge», alerta el texto de la congregación enviada a la SEC.

Esta acusación ha sido desmentida por la entidad financiera que «piden oponerse» a la resolución de las monjas. «Es falso que hayamos proporcionado esa financiación para la ampliación del oleoducto de la línea 3 de Enbridge», responde la dirección de la entidad financiera. «Esa cantidad representaría casi el 75% del capital que hemos comprometido para toda la cartera del subsector de almacenamiento y transporte de petróleo y gas a finales del año 2021», añaden.

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Sin embargo, el grupo de congregaciones responde que Citigroup «fue un financiador clave, aunque la compañía no proporcionó financiación específica para estos proyectos», aclaran en la denuncia. «Estuvo entre los diez principales contribuyentes proporcionando 5.000 millones de euros en financiación», añaden.

Daños al entorno

Estos dos grandes oleoductos han estado bajo el foco activista y social por afectar a los pueblos indígenas en el norte de Estados Unidos. Ambos conductos acumulan numerosos incidentes ambientales a lo largo de su historia y, ahora, las vías alternativas que se proponen «cuentan con numerosas voces en contra», advierten las monjas de San José de la Paz. «Los oleoductos como la Línea 3 y la Línea 5 violan numerosos derechos de los Pueblos Indígenas protegidos por el derecho internacional, incluidos los derechos al consentimiento libre, previo e informado (CLPI); salud; cultura; religión; seguridad; y montaje», destacan las denunciantes en el texto presentado ante la SEC. «Reconocemos nuestra responsabilidad de respetar los derechos humanos descritos en los Principios Rectores de Naciones Unidas y para ponerlos en práctica Citigroup sigue las principales buenas prácticas del sector financiero a la hora de evaluar los posibles riesgos relacionados con los pueblos indígenas u otros relacionados con los derechos humanos en las relaciones con los clientes», responde la entidad.

«Llevamos desde la década de los 90 participando en la defensa de los accionistas y de los derechos sociales»

Hermana Susn Francois

tesorera de las Hermanas de San José de la Paz

En su denuncia, las Hermanas de San José de la Paz apuntan que la Línea 3 «amenaza la calidad del agua necesaria para cultivar arroz salvaje y, además, importantes riesgos sociales», añaden. La ampliación de ambos oleoductos «ha provocado la supuesta violación de derechos constitucionales de varios pueblos y suponen litigios también para sus financiadores. Además, la línea 3 también se ha relacionado con casos de trata de personas y violencia contra las mujeres», advierte el escrito de la firmado por las congregaciones religiosas y en poder de la SEC.

La línea 5 sigue un patrón similar de abusos de derechos civiles, violaciones de tratados y daños ambientales. Una de las indicaciones más serias de la severidad de la oposición indígena a la Línea 5 se refleja en la resolución formal de la Comunidad India de Bay Mills

Monjas ‘activistas’

Las Hermanas de San José de la Paz presentaron esta resolución junto a otras tres congregaciones. «Somos muy persistentes y no vamos a parar», advierte Francois. «Llevamos desde la década de los 90 participando en la defensa de los accionistas y de los derechos sociales», añade.

Un ‘activismo’ que se ha visto impulsado por la encíclica ‘Laudato si’ del Papa Francisco sobre el cuidado de nuestra casa común. «Queremos ser inversores responsables. Por ejemplo, hemos renunciado a la inversión directa en la extracción de combustibles fósiles y armas nucleares, ya que estas industrias no están en consonancia con nuestros valores», explica la tesorera de las Hermanas de San José de la Paz.

En esta petición a Citigroup, la hermandad de Francois se ha unido con otras tres congregaciones «para hacer uso de nuestros derechos como accionistas y exigir a las empresas que se responsabilicen de las buenas prácticas», explica. La entidad espera que la propuesta caiga en saco roto, pero estas monjas avisan: «Si no sale lo volveremos a intentar».

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