6 planes de aventura en la Región de Murcia para liberar adrenalina

Adentrarse en un entorno natural para recargar las pilas que la rutina ha ido consumiendo es una práctica que cada vez gana más adeptos. Una vía de escape que, además de posicionarse como una buena alternativa de ocio, es una excusa perfecta para hacer turismo sin traspasar los confines regionales. Te proponemos una serie de planes para disfrutar de la naturaleza durante el puente de mayo.

Desde las alturas hasta el subsuelo, la diversidad de opciones que reúne la Región de Murcia atrae a aventureros de todos los rincones para disfrutar de unos paisajes dignos de película. Y es que la Comunidad es mucho más que un destino de sol y playa.

A pocos kilómetros de la capital, la geografía de la sierra de Carrascoy compone un espacio idóneo para liberar adrenalina. Entre el rico listado de actividades que aglutina el macizo montañoso, el barranquismo seco en El Cigarrón se postula como una de las favoritas. Y no es para menos, con descensos verticales de hasta 17 metros de altura, las emociones están al límite. Se trata de una actividad enfocada en el rápel, una técnica en la que a través de una cuerda, un arnés y un descensor, te deslizas por las paredes de formaciones rocosas que quitan el hipo.

Un cóctel de deporte, turismo y aventura de tres horas de duración apto para los amantes al vértigo. A través de la escalada, saltos y toboganes naturales, los barranquistas descubrirán con todo detalle parajes excepcionales que difícilmente podrían apreciar desde la superficie.

Para esta experiencia, deberás enfundarte en un traje de neopreno y calzar unas aletas. Por último, una botella de oxígeno, unas gafas de buceo y… ¡al agua patos! Una oportunidad idónea para destapar los secretos que esconde el fondo del mar y convertirse en un auténtico pez.

Los principiantes en este tipo de inmersiones disponen de actividades guiadas con equipamiento incluido que dura una hora aproximadamente. Los más veteranos podrán expandir la actividad con prácticas más experimentales. Cabo Tiñoso presume de ser un entorno único del Mediterráneo. Entre sus playas vírgenes se esconde la Cueva del Arco, que constituye un gran atractivo para el buceo: una galería de más de un kilómetro de longitud con bóvedas de unos 20 metros de altura. Esta inmersión desvela una auténtica cápsula del tiempo prehistórica.

Entre el patrimonio de cavidades que custodia la Región de Murcia, la Cueva de la Plata es un enclave idílico para la espeleología: laberintos con pasadizos muy estrechos, cavernas moldeadas históricamente por procesos hipogénicos (formadas de abajo hacia arriba), simas, exhibición de estalactitas y estalagmitas…

Ataviado con un casco, te convertirás en un auténtico explorador subterráneo a través de un tour de cuatro horas por cámaras horadadas por las corrientes a lo largo de los siglos. Los amantes de la arqueología también encontrarán en su interior un motivo para agendar una visita, ya que la adscripción prehistórica de la gruta se manifiesta en las pinturas que aún conservan ciertos muros de este rincón del Puerto de Mazarrón.

Sobrevolar la ciudad constituye para algunos un signo de libertad. Una sensación que mezclada con la adrenalina en estado puro, hace de esta actividad un indispensable en el turismo de aventura. Entre buitres y otras aves que habitan en la zona, lanzarse sobre Sierra Espuña es un acierto asegurado. No se precisa ninguna formación previa, ni física ni técnica, ya que viajarás en un parapente biplaza pilotado por un piloto experto.

Entre los paisajes que descubrirás a vista de pájaro se encuentran la Sierra de la Muela, en Alhama de Murcia; Cabezo del Molino, muy próximo a Aledo; y Morra de la Cierva, en Zarcilla de Ramos. La duración del vuelo es variable, así como la modalidad del mismo, que dependerá del nivel de agitación que se desee experimentar.

La opción menos vertiginosa es la llamada ‘bautismo’, un vuelo sin movimientos bruscos de unos 20 minutos. Por el contrario, los que prefieran disfrutar de una experiencia extrema, podrán optar por el ‘parapente acrobático’, en el que el piloto jugará con la estabilidad del aparato para realizar maniobras espectaculares.

A golpe de remo. Así se recorre este espacio natural protegido que atesora joyas declaradas Patrimonio de la Humanidad. Durante el recorrido, se descienden tramos de rafting a distintos niveles para aumentar la adrenalina. Una sensación que se calma con pequeñas dosis de paseos mientras el guía narra curiosidades sobre la biodiversidad del paraje.

Para disfrutar de las joyas del espacio, la pala se intercala con visitas a pie. Desde saludar a unos simpáticos mamíferos en la cueva de las Nutrias hasta asistir a un taller de arte rupestre en la cueva de los Monigotes, esta actividad de unas tres horas de duración permitirá desconectar del bullicio urbano.

Los aprensivos a las emociones fuertes no tienen que renunciar a la naturaleza más silvestre. Montarse a lomos de un caballo también se alza como un deporte de aventura. ¡Y qué aventura! Con la melena al viento y las olas del mar chocando con el equino, descubrir Calblanque galopando es una experiencia al más puro estilo Pasión de Gavilanes.

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