Si el interior del habitáculo supera los 30-35 grados, el conductor será un 20% más lento que si circulase con una temperatura 25 grados, pudiendo mostrar síntomas similares a una alcoholemia de 0,5 g/l, lo que añadido a un episodio de deshidratación nos llevaría a cometer errores en la conducción similares a tener un nivel de alcohol en sangre de 0,8 g/l incrementando nuestro tiempo de reacción causando salidas involuntarias de carril, incluso de la vía o provocando colisiones por alcance.
De hecho, según un informe de la Fundación Española para la Seguridad Vial (FESVIAL), las consecuencias de circular con una temperatura de 30 grados en el interior del vehículo son comparables a conducir con una tasa de 0,29 gramos de alcohol por litro de sangre con los siguientes efectos: aumento de errores en el conductor en un 20%, incremento del tiempo de reacción: en el 22%, crecen las distracciones en un 10%, así como una reducción de la percepción de señales y paneles en otro 10%.
Y no solo los efectos del calor provocan sobre conductores un aumento considerable de los comportamientos agresivos y las infracciones, sobre todo por velocidad excesiva; también en el propio vehículo. Por lo tanto, conveniente prestar especial atención al estado del vehículo realizando una revisión y mantenimiento de elementos fundamentales, como son los neumáticos, baterías, aire acondicionado y filtros, tanto para su correcto funcionamiento como para nuestra seguridad, confort y comodidad.
Carlos Bustillo, presidente de la Asociación Madrileña de Distribuidores de Automoción (AMDA), nos recuerda que el mantenimiento y conservación del estado óptimo del vehículo para circular con seguridad es recomendable en cualquier época del año. Sin embargo, ante las circunstancias de calor extremo que se están registrando, es importante tener en cuenta varios detalles.
Vigilar la profundidad del dibujo de los neumáticos, que no debe ser inferior al mínimo legal de 1,6 mm., la presión adecuada (medida en frio) recomendada por el fabricante. El asfalto puede superar fácilmente los 70ºC y se incrementa el riesgo de reventón, degradación o desgaste, si circulamos tanto con presión baja como excesiva, aunque el neumático sea relativamente nuevo. Verificar el estado y presión del de repuesto, de equiparse.
Revisar la carga del aire acondicionado para que funcione correctamente y su rendimiento sea óptimo en todo momento; así como revisar los filtros del habitáculo, renovándolos si es necesario, para mejorar la efectividad del aire acondicionado y evitar entrada de polvo, polen o malos olores por causa de un filtro sobrecargado de suciedad, humedad o solidificado. Es más, desde AMDA señalan que el aire acondicionado permite circular con las ventanillas cerradas, mejorando la aerodinámica y reduciendo el consumo de combustible y por tanto las emisiones, además de eliminar ruidos excesivos, impedir la entrada de polvo o insectos y evitar que se nos resequen los ojos. Y la temperatura recomendable para el interior del habitáculo del vehículo para conducir con comodidad debe situarse entre los 20 y 24 grados centígrados.
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También comprobar que la batería no tiene fugas, carga correctamente y tiene el amperaje recomendado para nuestro vehículo. Las altas temperaturas y el sobreesfuerzo al que se someten las baterías pueden acabar con su vida útil si no está en perfecto estado.
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