Viernes, 5 de mayo 2023, 18:31
Alexandra Georgina Mocanu siempre ha tenido una máxima: «Todo pasa por algo». Pero esa frase no cobró nunca tanto sentido como el pasado mes de febrero, cuando acudió al conocido programa de citas a ciegas en televisión ‘First Dates’ para ver si, por casualidad, Alexandra ponía fin a su contrato por obra y servicio con Cupido: «No he tenido mucha suerte en el amor», confesaba esta camarera a LA VERDAD poco antes de la emisión del programa, este viernes por la noche. ¿Los nervios? A flor de piel pocos minutos antes de tomar posiciones tras la barra de La Santera, en el centro de Murcia, donde trabaja de tres a nueve de lunes a viernes.
Alexandra (Bucarest, 1996), residente en Murcia desde hace seis años pero con un acento de la huerta del Segura propio de una oriunda de Alquerías, es poco amiga de su nombre completo. Ella es Álex para las amigas. Camarera pero también opositora para Guardia Civil, como sucintamente se refleja en el programa que se emitió este viernes, Alexandra se encontró un buen día de febrero con la ‘trampa’ que le habían preparado sus amigas, tenaces ellas en la labor de encontrar un novio acorde a una cría tan «bonica». Y ella se dejó llevar. Ya con la manta liada a la cabeza, superadas las vergüenzas iniciales, sólo pidió al programa un chico «normal». Ya puestos a pedir, que fuera «fiel». Concretando algo más, «que no fuera un ‘loco’ del gimnasio que solo se alimentara de arroz y pollo». Sus amigas le advirtieron, entre risas: «Seguro que te toca un garrulo». Precisamente, lo que ella no quería. Pero es que a Darío, el chaval de Gandía que le pusieron ‘a cenar’ enfrente -antes de la una del mediodía-, sus amigos le dijeron que «seguro que te toca una murciana». Al parecer, «las dos apuestas acertaron», sonríe Alexandra. «Salí de Murcia en tren a las seis de la mañana», rememora. Madrugón en toda regla en busca del amor. Si es que Alexandra iba en busca del amor, claro.
Preguntamos. ¿Pensabas encontrar realmente el amor en ‘First Dates’? «Pues la verdad es que no», admite esta aventurera de la vida. «Yo iba con unas expectativas bajísimas. En plan, ‘me va a tocar lo peor’, porque yo nunca he tenido suerte en el amor». La primera impresión de Alexandra con su cita a ciegas cumplió sus peores temores: «Apareció un chico lleno de tatuajes, parecía el típico garrulo de gimnasio, como habían pronosticado mis amigas». Las pintas del vecino de Gandía no le gustaron «nada». Pero, como se suele decir, de perdidos, al río. ‘From lost, to the river’, para los ‘guiris’ de Gandía. Cenar había que cenar, o comer, o lo que fuera. «Luego, hablando con él, me di cuenta de que tenía conversación. De que lo había juzgado solo por las pintas». Ojo. Aquí hay tema. O puede haberlo.
El nexo Harry Potter
Ella pidió un vino blanco. Darío, una Coca-Cola Zero. ¿Y el recibimiento de la estrella del programa? «Carlos Sobera me pareció muy gracioso. Me hizo reír. Me hubiera gustado que me acompañara a la mesa, pero no lo hizo él, creo recordar». Recuerdos difusos, claro, en un día lleno de emociones. «Durante el día estuve muy tranquila pero ahí estaba ya nerviosa». Revuelta, vamos. Aunque no tanto como el revuelto de verduras que se pidió para cenar, o comer, o lo que fuera. Ni pensar en pedirse el «pescado crudo» que se pidió su cita. Después, ternera. Y, de postre, ‘coulant’ de chocolate para ella y tarta de queso para él. «Odio la tarta de queso, aunque me dijo que nunca compartía el postre con nadie», recuerda. Vamos bien.
«Hablando después con él me di cuenta de que teníamos cosas en común, me dio buen rollo», explica. Y ya la chispa, si es que se puede llamar así, la tuvo que poner un mago. Aunque fuera de ficción. «Le gusta Harry Potter, como a mí», vuelve a sonreír. «También tiene alguna manía que me pareció muy tierna. Resulta que tiene en su casa las cenizas de su perro, y tiene que darles un beso por la mañana, por la tarde y por la noche», recuerda. «Es un poco siniestro, pero me parece de buen tío», concede.
El caso es que, entre pitos y flautas y cuentos de J. K. Rowling y mascotas en el recuerdo y tatuajes en uno y otro brazo, «tampoco perdía nada por tomarme algo luego con él», admite Alexandra. «Aunque tenía miedo de que me dijera que no», confiesa. Un clásico. Pero Darío dijo ‘sí’, claro. Y los típicos pajaritos del programa hicieron las clásicas carantoñas que tanto gustan a los espectadores. ¿Y nuestros protagonistas de carne y hueso? También. Pero ya sin cámaras.
«Pasamos una noche muy buena», define entre risas Alexandra. Y hasta ahí puede leer. Al menos, hoy por hoy, y en honor a Cupido, «nos seguimos escribiendo». Y ya lo que surja, si ‘First Dates’ quiere.
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Enlace de origen : La camarera murciana que se llevó el gato al agua en 'First Dates': «Todo pasa por algo»