Rafa Nadal no solo no defenderá el título en Roland Garros sino que no jugará en los próximos meses y su intención es que el próximo año sea el último de su dilatada y extraordinaria carrera. El balear, 14 veces ganador en la gran cita de París, ha tenido que parar de forma obligada porque su físico ha dicho basta y no quiere correr más riesgos. Son muchas lesiones las que le han lastrado en los últimos tiempos, pero la última una en el psoas ilíaco que le trae a mal traer desde primeros de año y que le obliga a mirar al futuro con suma cautela.
El mejor tenista español de la historia confirmó este jueves en su academia de Manacor que podrá defender su corona de campeón en París, una noticia que el miércoles avanzó Relevo, el medio digital de Vocento. El balear no se ha recuperado de la lesión en el psoas ilíaco de la pierna izquierda que le tiene fuera de combate desde enero y de momento se retira de forma temporal hasta que sus músculos le transmitan buenas sensaciones. No se pone una fecha, pero confía en poder regresar a finales de esta temporada.
Desde que se produjo su lesión en la segunda ronda del Abierto de Australia el 18 de enero, Nadal se ha visto obligado a renunciar ya a Doha, Dubái, Indian Wells, Miami, Montecarlo, Barcelona, Madrid, Roma, y ahora a su torneo más deseado y sobre el que gira la temporada. Esta baja tendrá consecuencias graves en el ranking del tenista español, que perderá los 2.000 puntos que defiende del año pasado y caerá más allá del 130 del mundo, una posición que no pisa antes de su despegue en 2004.
Su ausencia en Roland Garros, torneo que comenzará el próximo lunes día 22 con las eliminatorias previas, es una noticia desgraciada para Nadal, que está igualado a 22 títulos de Grand Slam con Novak Djokovic. En París, el jugador serbio, eliminado sorprendentemente este miércoles en los cuartos de final del Masters 1.000 de Roma por el danés Holger Rune, tendrá la primera oportunidad de su carrera para superarle y situarse como el más galardonado de la historia.
Nadal ya advirtió hace meses que su lesión en la cadera, que en principio solo tenía que dejarle unas semanas fuera de juego, era más grave de lo que se pensaba. Desde entonces ha ido dando pequeñas actualizaciones de su estado de salud, a la vez que renunciaba a su participación en la gira americana de cemento y en la temporada de tierra batida europea. En este tiempo, su casillero de puntos se ha ido vaciando, echando por tierra su récord de más de 900 semanas consecutivas en el ‘top ten’ de la ATP, y poniendo en duda incluso su presencia como cabeza de serie en París, un torneo en el que es el rey absoluto con 14 títulos.
«A pesar de haber notado una mejoría estos últimos días, son muchos meses sin haber podido entrenar a un nivel alto y el proceso de readaptación tiene sus tiempos y no me queda más remedio que aceptarlos y seguir trabajando», lamentó Nadal hace tan solo dos semanas, el pasado 5 de mayo, cuando confirmó de forma oficial que no podría participar en el Masters 1.000 de Roma previo a Roland Garros. Su ausencia en el tercer Grand Slam de la temporada le deparará una clasificación inédita, alejado de los mejores, y complicará su futuro.
«No quiero ser un comparsa»
Para poder adherirse al ranking protegido, el manacorense tendría que estar seis meses sin competir, fecha que se cumplirá en julio. Si no llegara a ese tiempo de baja, necesitará invitaciones de cada evento, algo que no debería ser problema para uno de los mejores tenistas de la historia, si no el mejor, pero que supone un retroceso importante y un obstáculo mayúsculo para Nadal, que cumplirá 37 años el 3 de junio.
Sin la temporada de tierra ya en el horizonte, para la que Nadal había echado el resto entrenando desde hace meses en las instalaciones de su academia, el ex número uno del mundo tenía prevista su siguiente parada en la gira de hierba. Tradicionalmente es la que más le cuesta y la más perjudicial para su físico. Pero tampoco podrá estar Wimbledon, torneo que comenzará el 3 de julio y que Nadal ha conquistado dos veces (2008 y 2010) y en el que alcanzó las semifinales el año pasado.
Si todo fuera bien, pondría el punto de mira en la gira norteamericana de pista rápida, con los Masters 1.000 de Cincinnati y Canadá. Estos torneos sirven como preparación para el Abierto de Estados Unidos, el último Grand Slam del año, donde Nadal ha triunfado en cuatro ocasiones. «Quiero darme una oportunidad de volver a competir y no ser un comparsa si el año que viene es el último», enfatizó en una comparecencia rodeada de una enorme expectación.
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Enlace de origen : Rafa Nadal avanza que el próximo año será el último de su carrera