El IEO busca explicación a la «turbidez extrema» de una mancha blanquecina en el Mar Menor

«Como muestran las imágenes de satélite de los últimos meses, y de acuerdo con otros datos disponibles del seguimiento del Mar Menor, en la zona que ocupa la masa de agua identificada es habitual la presencia de proliferaciones fitoplanctónicas, pero no con la coloración, turbidez y extensión actuales», explica Juan Manuel Ruiz, investigador del IEO-CSIC y coordinador del equipo científico del proyecto Belich responsable del informe. Los valores de concentración de la clorofila registrados en su interior son «hasta cuatro veces más elevados que en otras partes de la laguna», lo que indica «una elevada producción primaria, la cual se ha mantenido más o menos estable a lo largo del tiempo, como se deduce de las imágenes de satélite analizadas».

En declaraciones a LA VERDAD, Juan Manuel Ruiz recuerda que la concentración de nutrientes «cuyo origen es la actividad humana» frente a la desembocadura de la rambla del Albujón está localizada incluso antes de la ‘sopa verde’ y la eutrofización que se desencadenó en la primavera de 2016, pero insiste en que la «turbidez extrema» detectada en las últimas semanas no se había visto antes. Y predice que la imposibilidad de que llegue la luz solar al fondo marino perjudicará a las praderas marinas, en proceso de recuperación.

Origen difuso

De acuerdo con los resultados preliminares de los primeros análisis, la mancha blanquecina presenta una alta concentración de materia orgánica, «probablemente de origen planctónico, asociada a una elevada abundancia de picoplancton (células de entre 0,2 y 2 micrómetros de diámetro) y criptofíceas. Por la distribución, extensión y dinámica de la masa de agua diferenciada, así como por sus características físico-químicas», añade el IEO, «el equipo científico considera que los nutrientes que inducen la proliferación planctónica podrían tener un origen difuso, más que asociado a aportes puntuales, como el que se produce a través de la rambla del Albujón», que se manifiesta «en forma de pluma».

Juan Manuel Ruiz señala a este diario que una situación parecida se ha producido en los Cayos de Florida (EE UU), donde el color blanquecino se explica por la aparición de microcristales de carbonato cálcico, «debido a una elevada actividad biológica». «Si está ocurriendo lo mismo en el Mar Menor, no lo sabemos, eso es lo que vamos a analizar a partir de ahora con estudios específicos. Lo que está claro es que ha desaparecido cualquier patrón de variación, cada fenómeno ahora es distinto del anterior porque el ecosistema está inestable y muy alterado».

Lo que sí descarta Ruiz es que esta masa de agua blanquecina pueda producir en el corto plazo una nueva eutrofización o una mortandad de peces por anoxia: «El oxígeno, la salinidad y la temperatura en la columna de agua están bien», asegura.