¿Este bebé será obeso? Pregúntele a la ciencia

¿Este bebé será obeso? Pregúntele a la ciencia

La Región de Murcia parece tierra abonada para el sobrepeso. Nuestra condición mediterránea apunta a lo contrario, pero los datos son tozudos. Una encuesta europea de salud del año 2020 arroja que casi el 60% de nuestra población tiene sobrepeso u obesidad. Se trata de la cifra más alta de todo el país, advierte el especialista en endocrinología y nutrición Juan Madrid. Según el experto, «el 80% de los niños obesos serán adultos obesos. Por tanto, si evitamos la obesidad infantil, estamos evitando la obesidad en las personas adultas». Y eso es posible hacerlo incluso en las primeras etapas de la vida del niño y hasta antes de nacer, en este caso controlando adecuadamente las condiciones de la madre, «lógicamente, asesorada siempre por su médico o ginecólogo».

La ciencia ahora trata de dar un paso más y predecir durante los primeros meses de vida del bebé, y también antes de venga al mundo, la aparición de la obesidad en etapas posteriores de su vida. Si se logra, se facilitará el trabajo para evitarlo, básicamente cambiando los hábitos de vida, incluso en la mayor parte de los casos en los que la genética está detrás del problema.

«Se trata de un campo de investigación que está despertando mucho interés a nivel mundial», explica la doctora María Ángeles Núñez Sánchez, especialista del Instituto Murciano de Investigación Biosanitaria Virgen de la Arrixaca (IMIB), que encabeza un grupo multidisciplinar enfrascado precisamente en esta área.


La doctora Núñez realizando unas pruebas en el laboratorio.


IMIB


Su proyecto se centra en «la búsqueda de biomarcadores durante los primeros meses de vida, es decir en bebés incluso antes de nacer, que se puedan analizar mediante el uso de técnicas no invasivas y no dañinas», con el propósito, resume, de «que nos sirvan como señales de aviso para predecir la aparición de obesidad en etapas posteriores de la vida». De paso, añade, también es posible adelantarse a «otras enfermedades relacionadas con la obesidad, como la diabetes tipo 2».

Casi el 60% de la población de la Región de Murcia sufre sobrepeso, la cifra más alta de España

Al predecir el riesgo de padecer obesidad a largo plazo, concreta, no sólo se abre la vía a «estrategias de prevención personalizadas» por parte de los individuos afectados. Además también se favorece al sistema sanitario. Núñez apunta hacia una reducción del «alto impacto económico que tienen actualmente los costosos tratamientos farmacológicos y quirúrgicos usados para tratar la obesidad y las enfermedades relacionadas».

Las claves


  • Predicción

    El objetivo es conocer lo antes posible la tendencia hacia el sobrepeso para ponerle remedio.


  • Gasto sanitario

    No solo es un beneficio individual, el trabajo también tiene un notable impacto económico.


  • Multidisplinar

    Ginecólogos, pediatras, enfermeras, nutricionistas y bioquímicos participan en el estudio.

Impacto socioeconómico

El resumen de la investigación incide en que esta «identificación de nuevos biomarcadores no invasivos implicados en el aumento de la adiposidad tiene un gran impacto socioeconómico ya que permitirá desarrollar estrategias de prevención personalizadas desde edades tempranas disminuyendo así el coste asociado al desarrollo de comorbilidades».

El proyecto, en el que participan ginecólogos, pediatras, enfermeras, nutricionistas y bioquímicos, se distingue por «el uso de técnicas no invasivas ni dañinas basadas en el análisis de muestras biológicas de fácil obtención, como la saliva», destaca su coordinadora. Éste es un punto «especialmente importante» en estudios sobre niños, particularmente si son bebés. «La toma de muestras que requiere cualquier tipo de intervención invasiva para un análisis clínico, aunque sea mínima, como el caso de extracción de sangre, supone un reto cuando se trata de población infantil y especialmente cuando nos referimos a niños recién nacidos», detalla la doctora Núñez.


María Ángeles Núñez coordina el grupo multidisciplinar que desarrolla esta investigación.


IMIB


Con este estudio, que cuenta con financiación de la Fundación Séneca, se suman esfuerzos en un ámbito en el que a nivel internacional también trabajan otros equipos, como el de la profesora Chatherine Stanton, del Teagsc Institute de Fermoy (Irlanda), pionero en este tipo de investigaciones. En la Región también ha realizado estudios en esta área la doctora Elvira Larqué, del grupo de Fisiología Animal de la Facultad de Biología de la Universidad de Murcia (UMU)

El último Estudio de Alimentación, Actividad Física, Desarrollo Infantil y Obesidad en España (conocido por el acrónimo Aladino), editado por el Ministerio de Consumo con datos de 2019, refleja que el 40% de los niños españoles de entre tres y nueve años tienen un exceso de peso. El 17,3% directamente sufren obesidad. Sólo Italia y Grecia nos superan en este mal índice. Las buenas condiciones del Mediterráneo para llevar una dieta sana y salir al exterior a practicar algún ejercicio parece que pesan menos que unos malos hábitos que interesa combatir desde las primeras etapas de la vida, cuando además «es el mejor momento para ir desarrollándole [al niño] hábitos de alimentación saludables», insiste el endocrino Juan Madrid.

Combatir la genética es posible

Ni tan siquiera la genética nos condena a tener sobrepeso, en general. Aunque hay casos en que sí. El doctor Juan Madrid, que cuenta con la experiencia de ser jefe de sección de Endocrinología y Nutrición en Hospital Clínico Universitario Virgen de la Arrixaca, distingue dos vertientes de la «genética de la obesidad»: la monogenética y la poligénica. La dura es la primera, ya que implica la alteración de un gen que nos empuja directamente al incremento de kilos, y de forma severa.

Aquí hay poco que hacer, pero también poca gente, apenas supone el 5% de los casos de obesidad. El 95% se corresponde con la llamada obesidad poligénica, en los que son muchos los genes que intervienen, pero pueden desactivarse con unos determinados hábitos de vida. Hacer ejercicio físico y una buena dieta mediterránea, por ejemplo, se ha visto que son buenos aliados para compensar la tendencia genética a engordar. Madrid concreta que ese «componente genético puede tener hasta un 50%-60% de importancia en el desarrollo de la obesidad». Fuera de ahí, son directamente los hábitos de vida, sin más ayuda de ningún gen, los que nos abocan a ganar volumen.

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