«Bajmut está ya solo en nuestros corazones»

«Bajmut está ya solo en nuestros corazones»

Las imágenes de militares rusos izando banderas entre las desoladas ruinas de Bajmut siembran este domingo los medios moscovitas. El Kremlin ha vuelto a repetir que esta ciudad, escenario de la batalla más cruel de la invasión durante 224 días, ha sido «liberada» y permanece ya en sus manos. El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, en una comparecencia en Hiroshima (Japón), donde asiste a la reunión del G-7, ha evitado pronunciarse sobre la aparente derrota, aunque para ello ha utilizado una frase esclarecedora: «Hoy Bajmut sólo está en nuestros corazones».

Zelenski se ha mostrado ambivalente, confuso. «Creo que no», ha dicho al ser preguntado sobre si este enclave sigue en manos de su ejército o de las fuerzas rusas. Su equipo, desde Kiev, ha debido pronunciarse más tarde sobre sus palabras y precisado que el líder se refería a que todavía no ha sido tomado por el Kremlin. «Deben entender que no queda nada», ha completado Zelenski su intervención; la única aseveración que resulta absolutamente verificable: Bajmut es ahora mismo una ciudad muerta y enterrada bajo las ruinas y los incendios de sus edificios. Pocas imágenes de esta larga invasión son tan perfectamente comparables a los peores episodios de destrucción contemplados por la humanidad desde la Segunda Guerra Mundial.

El lugar desde el que ha hablado Zelenski es una metáfora de la realidad de Bajmut. Hiroshima. La población arrasada de la peor y más radical manera mediante la bomba atómica en 1945. La ciudad ucraniana ha sido, a su manera, devastada por microbombas nucleares, por bombardeos incesantes de artillería y los golpes y contragolpes continuos de los ejércitos ruso y ucraniano, que se han encargado de detonar con minas y explosivos todo aquel edificio, sótano o calle principal que quedara en pie en mitad del frente.

Un «gran trabajo»

El presidente ha alabado el «gran trabajo» realizado por sus soldados y ha repetido que «no hay nada en ese lugar (…) sólo ruinas y muchos rusos muertos». En realida, hay miles de cadáveres de ambos bandos. Rusia afirma que al menos 50.000 ucranianos han caído en los combates. La cifra no resulta desorbitada, a tenor de la ferocidad y duración de la batalla. Incluso podría ser superior. El ejército se ha visto en la necesidad de rotar frecuentemente sus unidades destinadas en primera línea a posiciones de retaguardia para poder reequiparlas con soldados y armas como consecuencia de la sucesión de bajas. El caso ruso es parecido. Solo en una de las primeras etapas, la compañía de mercenarios Wagner perdió en una semana 4.000 miembros, utilizados como carne de cañón para delatar las posiciones defensivas de Ucrania.

Las bajas se contarían por decenas de miles, según los análisis hechos desde Occidente, que no descartan en algunos casos que la carnicería desatada en Bajmut haya lastrado las opciones de las denominadas ofensivas y contraofensivas de primavera. De hecho, los expertos mantienen teorías divergentes sobre si Kiev podrá propinar un gran golpe a las líneas enemigas en las próximas semanas debido a la merma en sus tropas, aunque el presidente estadounidense, Joe Biden, se ha comprometido este domingo a mantener el suministro de arsenales para que la contraofensiva se materialice. Kiev, según algunos expertos, está ahora mismo convirtiendo a la artillería en su nueva punta de lanza tras haber sido abastecida en los últimos días por los aliados occidentales, incluso con misiles de largo alcance británicos.

En cualquier caso, el escenario todavía es confuso. El Ministerio de Defensa de Ucrania ha vuelto a negar este domingo que el enclave haya sido conquistado, pero reconoce que la situación es «crítica». De hecho, señala que sus combatientes controlan «objetos individuales», es decir, algunas instalaciones aisladas que continúan bajo el fuego enemigo. Serhiy Cherevaty, portavoz del Grupo de Fuerzas del Este, ha manifestado que «el presidente (Zelenski)n tenía razón: la ciudad fue esencialmente destruida de la faz de la tierra. El enemigo la destruye diariamente con artillería masiva y ataques aéreos, y nuestras unidades informan que la situación es extremadamente difícil». «Nuestro ejército tiene fortificaciones y varios edificios en la parte suroeste de la ciudad. Se están librando fuertes batallas», ha añadido.

Según el alto mando, los daños infligidos a Rusia han sido inmensos. A su juicio, la compañía Wagner ha quedado «rota» y, de ahí, los deseos de Prigozhin, su líder, de entregar cuanto antes la ciudad a Moscú y regresar a sus bases. Cherevaty añadió que sus fuerzas están preparándose para intentar una reconquista de Bajmut. «Intentaremos presionar en los flancos, para no darles descanso y, si es posible, contraatacar», ha informado. Pero incluso en el caso de que no fuera posible «la ciudad está destruida» y Rusia no recibirá ningún beneficio militar o político de su conquista. «Se comportan como si tomaran el Dnipro», ha ironizado.

Ucrania reconoció este sábado que Bajmut atravesaba por una situación «crítica», con combates «muy duros», aunque argumentó que sus tropas «siguen luchando» en contra de la versión del jefe del grupo mercenario Wagner, Yevgeny Prigozhin, quien se arrogó la conquista definitiva del enclave. Pasada la medianoche llegó la confirmación de Moscú de que la ciudad había sido «liberada» por completo. Según el ‘Pravda’ ruso, el presidente Vladímir Putin felicitó a su ejército y adelantó que todos aquellos que han participado en la aparente captura serán condecorados. «Como resultado de las acciones ofensivas de los destacamentos de asalto de Wagner, con el apoyo de la artillería y la aviación del Grupo de Fuerzas del Sur, se completó la liberación de la ciudad de Artemovsk», dice el comunicado del Ministerio de Defensa ruso, que incluso recupera la antigua denominación de la urbe.

Según medios moscovitas, ésta ha sido la batalla más intensa desde el asedio de Mariupol y la caída de la resistencia local en la acería de Azovstal, de la que precisamente ayer se cumplió un año.

La ayuda rusa

Sin embargo, durante la pasada madrugada el Gobierno de Kiev mantenía la versión ofrecida horas antes de que «hay fuertes batallas en Bajmut y la situación es crítica», según declaró la viceministra de Defensa ucraniana, Hanna Malya. La responsable informó que sus tropas se concentraban anoche en el control de «ciertas instalaciones industriales y de infraestructura». La misma declaración sigue hoy vigente.

Las fotografías más recientes muestran que todo en esta localidad donde antes residían decenas de miles de habitantes se ha convertido en un auténtico infierno en el que difícilmente quedan edificios reconocibles, mucho menos en pie. Especialmente espeluznante resulta una imagen nocturna captada por un dron donde se observa una sucesión de incendios en medio de columnas de humo cuajadas de brasas.

Algunos de esos fuegos tienen carácter defensivo. El horror ha llegado a tal extremo que los militares de uno u otro bando los han ido provocando para que los francotiradores rivales no pudieran ocupar posiciones entre las ruinas. Las tropas se han visto repetidamente las caras. Testimonios de soldados aseguran que los avances y contragolpes se han sucedido en espacios de apenas dos manzanas. Nadie sabe cuántos militares y civiles han muerto.

Unas horas antes de su anuncio victorioso, Prigonzhin difundió la noticia de que los mercenarios habían adelantado sus líneas un total de quinientos metros dentro de la ciudad, que se sucedían «los combates sangrientos» y que los defensores ucranianos estaban «lanzado» sus últimas reservas. Según él, «al enemigo le quedan 0,6 kilómetros cuadrados. Estamos cerca de cumplir la misión».

El Ministerio de Defensa ruso, en su boletín diario matinal, avanzó también el sábado que los paramilitares luchaban en la zona occidental de Bajmut mientras las tropas regulares rusas mantenían a raya a los ucranianos que pretendían castigarles por los flancos. No es habitual que Occidente coincida en estos análisis, pero el Ministerio de Defensa británico emitió un informe donde certificaba que el Kremlin había desplegado desde el martes nuevos batallones para contrarrestar «las victorias tácticas alcanzadas por Ucrania en los flancos de esta disputada ciudad»; el tipo de golpes que cercenaba desde hace semanas el avance de los mercenarios.

«Se trata de una nueva muestra de su compromiso de conquistar una ciudad estratégicamente clave y donde las fuerzas ucranianas habrían registrado avances en las últimas hostilidades», explica el informe británico, que resalta la importancia de este refuerzo militar «dada las relativamente pocas unidades de combate rusas que se encuentran en Ucrania sin entablar combate con el enemigo». Londres cree además que el envío de tropas es una señal de conciliación de Moscú respecto al jefe de Wagner.

Los analistas sostienen que este refuerzo militar habría sido clave para desarticular la estrategia de defensa ucraniana. Pero Prigozhin ha querido dejar claro, en cualquier caso, que la victoria sería únicamente suya. «Solo hay soldados de Wagner aquí», afirmó en su canal de Telegram. La guerra por el dominio de Bajmut ha durado 224 días. Si flas noticias del frente son ciertas, supondría una victoria moral muy importante para Putin, según el Ministerio de Defensa británico.

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