A los vecinos del Ensanche, de Ciudad Jardín y, sobre todo, de la barriada San Ginés, las zonas más afectadas por las lluvias torrenciales del martes, que dejaron más de cien litros de agua por metro cuadrado, les tocó remangarse de nuevo ayer para intentar recuperar la normalidad lo antes posible. Durante la jornada continuaron los trabajos de achique de agua, retirada de vehículos y limpieza de calles, mientras que los propietarios de casas y bajos comerciales se quejaban porque «siempre que llueve con fuerza pasa lo mismo». Tienen faena para varios días más.
Tres veces en quince años han anegado las lluvias el taller de costura de Juani Pérez, en la calle Grecia, en pleno San Ginés. «¿Qué ha cambiado desde la primera vez? No hay mejoras en el sistema de alcantarillado ni una prevención eficaz que mitigue los efectos de las lluvias», lamentó. En el mostrador continúa la marca de «más de medio metro», a la espera de la revisión del seguro. Mientras tanto, Juani tranquiliza a los clientes que vienen preguntando qué ha sido de sus prendas aún por arreglar y limpia la suciedad acumulada en el patio. «Los autónomos no podemos ni llorar a gusto. Si no coso, porque tengo que adecentar el local, no gano dinero pero sí que tengo que pagar impuestos».
Al paso de la DANA se inundaron las tres arterias de la barriada: la avenida Pintor Portela y las calles Jacinto Benavente y Grecia. El hartazgo entre los vecinos es más que evidente.
«Si no coso, porque tengo que limpiar mi local, no gano dinero y hay que pagar impuestos», se queja la costurera Juani Pérez
«Inundaciones de nuevo en todos los bajos. Hace cuatro años pasó lo mismo», recordó Mariló Rubio, propietaria de un local en la calle Grecia que utiliza como almacén. En su caso, tienen desde hace tiempo una barrera de contención en la puerta para cerrar el paso al agua, pero «ha entrado desde el suelo hacia arriba. Sube por el nivel freático y se inunda todo. No nos corresponde poner remedio a esto. Más no podemos hacer». Sus muebles y demás enseres almacenados no se salvaron esta vez.
El Ensanche es otra de las zonas donde las huellas de las inundaciones quedarán visibles unos cuantos días más, a pesar de que las brigadas de Lhicarsa y de Hidrogea trabajan sin cesar. «Abrimos hace un mes y ahora tenemos que volver a empezar», aseguró Rafael Hidalgo, el propietario de café bar Granada, en la calle Pintor Balaca con esquina Tierno Galván. El agua se llevó por delante mobiliario, congeladores y comida. Pese a las previsiones meteorológicas, no pudieron prever lo que venía y sus consecuencias. «Ha sido un desastre y hasta que la calle no esté limpia del todo es imposible que el bajo quedé bien porque termina entrando la suciedad del exterior», según el hostelero.
Los propietarios de bajos y coches inundados todavía no pueden cuantificar sus pérdidas, pero aseguran que han salvado «poco»
No obstante, comerciantes y vecinos de la zona coincidieron en la rápida respuesta de los servicios municipales, que desde primera hora estuvieron adecentando las calles anegadas y resolviendo las posibles obstrucciones en el alcantarillado.
Un centro de entrenamiento que también lleva abierto un mes cerca del parque Sauces no ha podido tener peor estreno. Su dueño, Ramón Para, limpió el barro del césped artificial de sus salas pero hasta que no se seque no sabrá si tiene que sustituirlo: «Tendré que ver cómo reacciona el césped. Puse medidas de prevención pero no fueron suficientes. Nadie imaginaba este desastre».
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Los aparcamientos de la manzana de edificios situados junto a la parroquia Santa Florentina, en la que también entró el agua, son estos días como cementerios de vehículos. Jorge Jiménez, uno de los afectados, esperó mientras la grúa sacaba su coche del fango. Allí retiraron cuarenta. «Lo dejamos aquí pensando que no sería para tanto. Ahora que llega el verano nos hemos quedado sin un segundo coche en casa». Los sótanos de los cuatro edificios también permanecen anegados. De hecho, pudieron acceder tras achicar agua desde primera hora del martes con cuatro grupos motobomba y ayudados por bomberos.
«Esto es una vergüenza», opinó la vecina de Pintor Balaca Pepita Aranda. «Siempre que llueve pasa lo mismo. El agua salía con mucha suciedad. Hay que actuar con más antelación», pidió a las autoridades.
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Enlace de origen : Cartagena recobra su pulso tras la inundación con los afecfados molestos por «la falta de previsión»