El primer niño nacido en España tras un trasplante de útero ya está en Murcia

El primer bebé nacido en España tras un trasplante de útero descansa ajeno al revuelo que su historia ha originado. Su madre, Tamara, también quiere descansar, agotada después de tantos meses con el corazón en un puño. «Estoy deseando estar con Jesús en casa para poder empezar a disfrutar de la maternidad. Hasta ahora no he podido, la verdad, porque todo el proceso lo hemos vivido con mucho miedo», confiesa.

A esta trabajadora de la cafetería de la empresa Hero, en Alcantarilla, le dijeron cuando tenía 15 años que nunca podría ser madre biológica. Se resignó, pero no del todo. «Un día escuché en televisión que había nacido el primer niño gracias a un trasplante de útero, en Suecia», recuerda. Se puso a buscar por internet y dio con Francisco Carmona, jefe de Servicio de Ginecología del Clínic, que se estaba preparando para la realización de este tipo de trasplante, muy complejo por las características del útero.

En principio, Tamara iba a tener como donante a su madre. «Nos hicimos todas las pruebas, y no podía ser. Mi hermana nos acompañó a conocer los resultados. Cuando salimos y se lo contamos me dijo: ‘Lo haré yo’. Le respondí que no, que no tenía por qué hacerlo, que no se sintiese obligada a hacer algo así. Pero insistió, y lo hizo», cuenta Tamara emocionada.

La primera regla

Su hermana mayor ya había sido madre, de un niño que ahora tiene 12 años y pronto conocerá a su primo Jesús. La extirpación del útero duró once horas. La implantación, unas cuatro. Todo fue bien,

Pero este era solo el primer paso. El momento más emocionante llegó cuando Tamara menstruó por primera vez. «No sabía si lo que me estaba pasando era lo normal o no, porque nunca lo había experimentado. Fue muy bonito, aunque los días anteriores habían sido de mucha incertidumbre». Pero seguía sin haber garantía alguna de un embarazo de éxito. «Me dijeron que tenía un 40% de posibilidades», recuerda. En la primera implantación de embriones abortó. Pero no perdió la esperanza. A la tercera fue la vencida. Jesús empezaba a tomar forma en su interior, pero el embarazo era de riesgo. Tanto que sufrió una preeclampsia y hubo que llevar a cabo una cesárea con siete meses. Jesús nació el 10 de marzo con 1,1 kilos. Desde entonces ha estado cogiendo fuerzas en el Clínic, hasta que su traslado a La Arrixaca ya no entrañaba riesgos. Mientras Jesús iba ganando peso, a Tamara le extrajeron el útero para evitar complicaciones en el futuro.

Ahora ya están en Murcia. La familia ha hecho su sueño realidad. Jesús Robles, el padre, ha vivido todo el proceso sin despegarse de Tamara. La historia que hay detrás de esta pareja ha tenido mucho que ver con la fuerza de voluntad que han demostrado. Se conocieron con 12 años. «Llevamos toda la vida juntos, y hemos vivido juntos todo este proceso», cuenta Jesús emocionado. Juntos, verán ahora a este hijo que fue tan improbable, y que ahora es tan querido.