Alonso, segundo en Mónaco pese a un error de su equipo cuando optaba a la victoria

Alonso, segundo en Mónaco pese a un error de su equipo cuando optaba a la victoria

Los arrestos y la valentía se les presupone a los toreros, a los políticos con vocación real y a los pilotos con opciones de ganar. A veces sale bien y el toro (o los votantes) no es cruel, y otras no. En este caso, Aston Martin tiró la moneda al aire y esta vez salió cruz, pero nadie les niega la valentía. Aunque posiblemente han perdido su primera gran opción de victoria (¿la última?) no se puede decir que jugaran como un equipo menor (algo que sí hizo Ferrari, por ejemplo), Fernando Alonso sabe que tiene detrás a gente que está dispuesta a jugársela por él.

El español, 2º en meta y por tanto con su mejor resultado del año, se quedó sin 33, pero es consciente de que potencialmente puede llegar. Max Verstappen tuvo que sudar para ganar, algo que por otro lado ya sabía que iba a pasar, y verse beneficiado por una evidente pifia de Aston Martin. Que fuera valiente no implica que fuera acertado. Esteban Ocon no necesitó tanta valentía, sino una gran clasificación, la oportuna sanción a Leclerc el sábado y una pizca de suerte en esta carrera para darle a Alpine un podio con el que ni soñaban.

Una salida sin incidentes

El objetivo era tener una salida limpia y, evidentemente, Alonso sabía que ahí tenía mucho más que perder. Por eso, y consciente de que tenía una estrategia diferente por ir con neumáticos duros frente a los medios con los que tomó la carrera Max Verstappen. El neerlandés, consciente de que su compañero en la primera fila de la parrilla no iba a arriesgar, trató de tirar y abrir hueco en la primera parte antes de pensar en los eventuales cambios de neumáticos.

Por detrás, además de un toque de Stroll con un Albon demasiado lento en Loews o un Hulkenberg (que fue sancionado) demasiado encendido, tampoco hubo que lamentar grandes problemas en los primeros compases de carrera, si bien eso no dejó exento de toques este primer tercio de la cita monegasca. Uno de ellos fue Carlos Sainz, que estaba intentando pasar a un Esteban Ocon que sujetó el tercer puesto hasta el máximo. La presión, un pequeño despiste o simplemente que se la jugó demasiado hizo que el madrileño le diese un toque con su alerón delantero a un neumático trasero del Alpine del francés, lo que le hizo perder un aletín del morro. Sorprendentemente (o no tanto si se tiene en cuenta las características de Mónaco), el SF23 del madrileño iba prácticamente igual y decidieron no entrar en boxes a cambiarle la pieza rota sino mantener la estrategia como estaba prevista. En Ferrari, cuanto menos se entre en boxes, menos probabilidad de pifia.

El rendimiento de los neumáticos se hizo protagonista durante toda la carrera, en la que como casi siempre en este circuito hubo poca acción. Fernando Alonso hizo que la paella de los domingos se atragantara en la garganta de muchos españoles que hicieron un impás en su jornada electoral. Cuando se cruzaba el umbral del primer cuarto de la carrera, Alonso reportó por la radio de que algo no iba bien en su Aston Martin. Se quejaba de que la parte delantera izquierda se le iba demasiado, lo que hizo temer un posible pinchazo o algo similar. Aunque se quedó en un susto, fue en este momento cuando Verstappen le sacó más ventaja hasta los más de 10 segundos. Tocaba pasar al ataque.

La pifia constitucional de Ferrari en boxes

Aprovechar los doblados que estorbaron a Verstappen fue crítico para Alonso. Justo en el momento en el que los medios del Red Bull iban empezando a fallar, los juegos de boxes empezaron a entrar en juego. Ferrari falló, como no podía ser de otra manera, con Sainz: entró Ocon en boxes, le cubrieron… y no salió bien. No solo salió por detrás del francés de Alpine, sino que cubrirse de Hamilton tampoco le hizo que cambiara nada. El enfado que llevaba el madrileño era de aúpa ante una costumbre que casi es inmutable en cada gestión de la Scuderia.

Alonso sostuvo la diferencia con Verstappen entre los 7 y los 10 segundos de margen, algo que era insuficiente para el asturiano. Unido a la cobertura de los doblados que jugaron en este caso a favor de Verstappen, todas las miradas se pusieron en los boxes… y en el cielo. Y es que, a diferencia de Sevilla, la lluvia en Mónaco es una pesadilla. Al pasar la frontera de las 50 vueltas, varios pilotos empezaron a informar de que estaban empezando a caer algunas gotas en el circuito. Lo que en principio no parecía serio fue seriamente preocupante enseguida.

La lluvia revoluciona el final

Los primeros en montar neumáticos de lluvia, intermedios, fueron los pilotos de atrás. Stroll y Bottas no tardaron en poner las gomas verdes (quien nada teme, nada se juega) pero los de adelante sabían que tenían que echarle más arrestos: por eso Fernando Alonso montó neumáticos medios y no de agua. En Aston Martin se dieron cuenta enseguida que habían fallado esa bola de partido y enseguida ordenaron a Alonso volver a meterse a boxes para poner neumáticos intermedios. La jugada no les salió como planeaban y, aunque la victoria se fue por el desagüe ahí, el segundo puesto lo tenían prácticamente garantizado. Además, viendo que aún podía llover más (y así lo hizo), el fallo claro del estratega de Aston Martin se minimizó hasta cierto punto.

El chaparrón acabó y aunque la pista se mantuvo mojada hasta el final dejó varios damnificados. Stroll fue el único en abandonar después de estrellarse después de Loews, Sainz tuvo un trompo en el Mirabeau… En definitiva, un caos del que los de arriba salieron indemnes por poco.

Conforme se rebajaron las pulsaciones, y a excepción de algún susto (Verstappen llegó a tocar el muro), la carrera se quedó sin cambios. Alonso logró el podio 103 en su carrera deportiva, algo que sabe a poco irónicamente. Quién sabe si ese error de Aston Martin no fue su última oportunidad.

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