La Pantera Rosa cumple 60 años y nos encanta

La Pantera Rosa cumple 60 años y nos encanta

Si tuviéramos que definir al personaje por su personalidad, podría servirnos la imagen de un ‘gentleman’ inglés, con ese ‘savoir faire’ tan característico y que tan bien representan el porte y la ironía de Michael Caine, la elegancia e inteligencia de David Niven y la gracia payasesca de Charlot. Mezclémoslo todo y ahí tendremos a nuestra pantera, afrontando con flema británica situaciones grotescas junto al hombrecillo de gran nariz al que tanto hacía rabiar. 60 años cumple y su atractivo no pierde fulgor. Si ya lo cantaban en ‘From Head To Toes’, el tema de cierre de los dibujos, en el que se veía al felino metiéndose en el Panteramóvil para ir con el inspector Clouseau al Teatro Chino: «Todo el mundo ama a una pantera de color rosa, realmente es un gato maravilloso. Un caballero, un erudito, un acróbata…».

Y como Kasparov, Quentin Tarantino, Michael Jordan… como si fuera una ser humano, la Pantera Rosa, fresca como una lechuga, ha llegado a los 60. En su caso, sucede como con esas personas que todos conocemos por las que no pasan los años, que con 30 parecían mayores pero a los 60 lucen espléndidos. Esa edad indefinida es uno de los puntos fuertes del personaje parido en 1963 por el dibujante Friz Freleng para los títulos de crédito de la película de Blake Edwards y que tuvo continuidad en los dibujos animados. Como explica la psicóloga Marina E. Fernández: «Por un lado, se muestra como un crío que no mide las consecuencias de sus actos, pero luego se presenta como un caballero inglés, alguien mayor». Y ese parecer a veces cándido niño, otras rebelde adolescente, incluso adulto cascarrabias sirve para enganchar a fans de todas las edades.

Humor sofisticado, arriesgado

Está claro que se trata de un personaje con una forma de ser cautivadora. ¿Dónde radica su atractivo para que siga teniendo tanto éxito entre pequeños y grandes? Puede parecer surrealista adentrarse en la personalidad de un dibujo animado, pero analizando su comportamiento encontramos muchos motivos para ese éxito tan arrollador. Alfonso Rodríguez, conocido por ser el director del también exitoso ‘Pocoyó’, considera que la Pantera Rosa «es uno de los personajes más representativos del siglo XX en el género de la animación y uno de mis favoritos de todos los tiempos. Su atractivo radica en su estilo visual único, simple y elegante, y en un humor sofisticado que resultaba bastante arriesgado en su época».

«Su atractivo radica en su estilo visual único, simple y elegante, y en un humor sofisticado que resultaba bastante arriesgado en su época

Alfonso Rodríguez

Director de la serie de animación ‘Pocoyó’

Así lo ve también la psicóloga, quien apunta especialmente a su talante «provocador»: «Se dedica a vivir la vida, no trabaja, no tiene obligaciones ni responsabilidades, vive transgrediendo reglas e intentando hacer siempre lo que desea, aunque unas veces le salga bien y otras no. Esto hace que sea muy atractivo a nuestros ojos, ya que es lo que a cualquiera nos gustaría hacer y no podemos, porque nos debemos a unas normas sociales y a las responsabilidades».

¿Macho o hembra? Da igual

Una pregunta recurrente: ¿qué es la pantera, chico, chica… mejor un ‘chique’? Parece ser un ejemplar macho pese a aquella confusa imagen fumando en boquilla, y las pocas veces que habló lo hizo con voz masculina, de hecho es la de David Niven. Aunque el personaje es mudo, en dos episodios se deja oír: en ‘Pink Ice’ protege unos diamantes: «Dicen que una piedra que rueda no coge moho, y no querríamos que esta hermosa piedra cogiera moho, ¿verdad?». Y en ‘Sink Pink’, inspirado en el Arca de Noé, suelta: «¿Por qué no puede el hombre ser más como los animales?».


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En realidad estamos ante un tipo que gusta, aunque peque de ser un poco misántropo. «No tiene amigos, siempre aparece complicando la vida a los demás, especialmente al hombrecillo y su perro, lo que provoca en ellos ira e intranquilidad, desean tenerle lejos -señala la psicóloga-. No es un personaje sociable, pero eso lejos de incomodar nos hace gracia».

A pesar de ello, considera Marina E. Fernández, cuando su acción ha resultado desproporcionada y ha supuesto un claro daño al otro, aparecen la sensibilidad, la culpabilidad y el remordimiento. Pero aun actuando contra los demás, es educado y ahí podríamos hablar de una infancia en la que ha recibido buenos modales, saluda con el sombrero, algo relacionado con la extremada educación del caballero inglés».

Para la experta es fundamental el gran abanico de emociones que exhibe, lo que facilitaría la identificación con él. «Y por supuesto, su ímpetu, lucha por sus ideales sin desfallecer. No deja que los contratiempos le desanimen y no pierde la alegría, el buen humor. No puedes evitarlo, te cae bien».

Eterno Clouseau

La película por Oskar Belategui

Eterno Clouseau

Sin Blake Edwards (1922-2010) no existirían la Holly Golightly encarnada por Audrey Hepburn en ‘Desayuno con diamantes’, el submarino pintado de rosa por Cary Grant en ‘Operación Pacífico’, las trencitas rastas de Bo Derek en ’10, la mujer perfecta’ ni el inspector Clouseau. Tampoco la Pantera Rosa, que antes de ser dibujo animado y pastelito dio nombre a una piedra preciosa en el guion de la comedia homónima de 1963.

Edwards pidió al animador Friz Freleng que dibujara un personaje mudo para los títulos de crédito. Gustó tanto que acabó convertido en un corto animado ganador del Oscar y, poco después, en serie de dibujos. Ni David Niven, ni Robert Wagner, ni Capucine, ni Claudia Cardinale. Las estrellas de ‘La Pantera Rosa’ fueron Peter Sellers, que sustituyó a Peter Ustinov a última hora, y un dibujo animado que con el tiempo ha devenido icono pop y paradigma de la sofisticación…

De los créditos a una serie propia

Dibujos animados por Borja Crespo

De los créditos a una serie propia

Hubo un tiempo en el cual, quienes peinan canas lo entenderán, contemplar el sello de los estudios DePatie-Freleng en una serie de dibujos animados era, indiscutiblemente, un signo de diferencia y calidad. En una época dorada para los cartoons estadounidenses, una era de campanillas que comenzó en los años 60 y aguantó hasta mediados de los 80, la serie de dibujos animados ‘La Pantera Rosa’ rompió moldes y se convirtió en un clásico del género, imperecedero e incontestable. Su osadía creativa es tal que, sesenta primaveras después, aguanta el tipo y sigue transmitiendo cierto espíritu vanguardista.

Aunque a día de hoy tan suculento material no está disponible legalmente en ninguna plataforma, algo incomprensible, al igual que las películas de Peter Sellers y Steve Martin, la figura antropomórfica de color rosado cuyo pastelito endulzó las meriendas de más de una generación forma parte de nuestra memoria colectiva, es pura cultura pop, con la energía que le inculca al apartado gráfico los personalísimos acordes de Henry Mancini. Historia del cine, del medio audiovisual, de la televisión, sin diálogos y mostrando una maravillosa psicodelia que perdura en el tiempo…

La merienda favorita de la generación EGB

El pastelito por Oskar Belategui

La merienda favorita de la generación EGB

Un nutricionista no aprobaría su composición a base de un 38% de azúcar, grasas vegetales, emulgentes, colorantes, acidulantes y demás guarrerías. Pero el pastelito ‘Pantera Rosa’ forma parte de la memoria sentimental de la generación EGB, que ya cincuentona lo sigue teniendo al alcance de la mano en cualquier supermercado.

Fallecido el año pasado, Claudio Biern Boyd, el creador de ‘D’Artacan y los tres mosqueperros’ y distribuidor en España de los dibujos de ‘Marco’, ‘La abeja Maya, ‘Vickie el Vikingo’ y ‘La Pantera Rosa’, entre otras muchas series, se arrogaba su paternidad. «Si te comes un Pantera Rosa es gracias a una conversación que tuve con el director comercial de Bimbo en su fábrica de Granollers», relataba. «¿Puedes hacer algo de fresa?, le pregunté. La pena es que los royalties no me llegan porque ya no llevo el personaje».

Además de Biern Boyd, el otro creador de este bollito con alucinante cobertura rosa de chocolate que fascinaba a los críos fue el químico y empleado de Bimbo Josep Pujol Codina, fallecido en 2019, que en 1973 se puso a experimentar con pastelitos Bucaneros, chocolate blanco fundido y colorante. Según confesaba Pujol, de entrada el invento tenía «un aspecto incomestible» por su artificialidad. Tras solicitar la licencia a Metro Goldwyn Mayer, los Pantera Rosa se convirtieron en la merienda favorita de los críos en un tiempo en el que se desconocía el término light.

El robo del collar más caro del mundo

La banda de ladrones por Óscar B. de Otálora

El robo del collar más caro del mundo

Entre 2010 y 2016, policías de 23 países se reunían una vez al año en Suiza para analizar qué podían hacer contra los ‘Panteras rosas’. Para la Interpol, acabar con esta banda de ladrones capaz de saquear sin problema las joyerías más importantes del mundo era una prioridad. Pero no resultaba nada fácil. Porque un banco con un cartel de recién pintado era una de las pocas pistas que la banda dejaba tras cometer su delito.

Cuando los ‘Panteras rosas’ iban a robar una joyería, una de sus costumbres consistía en pintar los bancos de los alrededores del establecimiento para que nadie pudiera sentarse. Así se garantizaban que no hubiera testigos de sus asaltos. Este es solo uno de los trucos que empleaban estos escurridizos asaltantes sobre los que, hoy en día, se sabe muy poco.

La banda de los ‘Panteras rosas’ fue bautizada con este nombre por la Interpol por la película de Peter Sellers de 1963. De sus componentes se sabe que eran serbios, montenegrinos o croatas. Por las escasas detenciones practicadas hasta ahora se conoce que se trata de exmilitares balcánicos que, tras las guerras que arrasaron sus países, se reconvirtieron en ladrones de guante blanco. Conforman una banda caracterizada por la osadía, la imaginación y los golpes millonarios. Entre sus ‘victimas’, por ejemplo, se halla el ‘Condesa de Vendome’, uno de los collares más caros del mundo. Este ornamento compuesto por 116 diamantes de 125 kilates fue robado sin que los ‘Panteras rosas’ se despeinasen en 2004 en Japón. Está valorado en más de 30 millones de dólares y nunca se le ha vuelto a ver.

Jazz felino

La música por César Coca

Jazz felino

En la historia del cine hay una película de la que se recuerdan sobre todo los dibujos que aparecían con los títulos de crédito y la música que sonaba durante los mismos. Sucede con ‘La pantera rosa’: pocos podrían explicar el argumento concreto del filme más allá de la torpeza de su protagonista; menos aún recuerdan que la citada pantera de la historia no era un felino sino un diamante. Pero puede que no haya dibujos animados más célebres que los de DePatie y Freleng. Ni música más fácilmente identificable que la que escribió Henry Mancini.

Mancini obtuvo un éxito enorme en el Hollywood de los sesenta rompiendo con la música que se había hecho hasta entonces. Compositor de inagotable inspiración pero no tan formado técnicamente como Steiner, Korngold o Herrmann –la guerra hizo que apenas pudiera estar un año en la Juilliard School–, optó por un camino diferente al sinfonismo tardorromántico que estos habían convertido en norma durante la era dorada del cine. Con grupos orquestales más reducidos e incorporando los ritmos del jazz y la música latina, la producción de Mancini encaja mucho mejor en la estética pop de los sesenta. Y en ese contexto, ‘La pantera rosa’ es ejemplar.

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