Pedro Sánchez se ha dirigido hoy, tres días después de la derrota del 28 de mayo, al grupo parlamentario socialista para explicar a diputados y senadores su decisión de disolver las Cortes y convocar elecciones anticipadas el 23 de julio. El jefe del Ejecutivo ha asegurado que tomó la decisión por su «conciencia» y por «convicción democrática» pero ha dejado claro que no ve en el veredicto de las urnas un castigo comprensible de los ciudadanos sino el resultado de una ola «reaccionaria» alentada por los poderes económicos y mediáticos.
En un discurso que ha permitido evidencia por qué derroteros discurrirá su campaña electoral, el jefe del Ejecutivo ha planteado así la cita de las generales como una revancha en la que tiene intención de agitar al máximo el miedo contra Vox, una estrategia que ya le ha resultado fallida en varias contiendas, a excepción de las generales de abril de 2019, y en la que aspira a reagrupar el voto de la izquierda. «Necesito contar con un respaldo rotundo, porque España se juega mucho», ha esgrimido.
Sánchez, que se enfrenta al reto de movilizar a una formación en estado de shock tras la debacle del domingo y a unas federaciones desde las que, además, se señala a su empeño en nacionalizar la campaña de las autonómicas y municipales, como principal causante de los resultados, ha tratado de mostrar empatía con los presidentes autonómicos y los alcaldes que en contra de lo esperado no han podido revalidar su cargos y ha pedido no bajar los brazos. «Las elecciones del 28M no son punto de llegada son punto de partida», ha defendido.
Juego sucio
«Ahora -ha esgrimido- lo que toca es aclarar las cosas y saber qué es lo que queremos como sociedad. A qué se parece más España». En su descripción de lo que está en juego ha presentado a PP y Vox como herederos de la dictadura y como alumnos aventajados de Trump u Orban, «un tándem de derechas extremas que copia las proclamas que se han visto en Washington o en Brasil» y dispuesto a arrasar con el Estado de bienestar, con el que ha identificado al PSOE, y a usar todas las armas a su alcance, legítimas o no, para lograrlo.
«La tormenta – ha pronosticado- va a ser tremenda. Los insultos y mentiras que sufrimos el 28M fueron solo un aperitivo. Van a tratar de crispar hasta límites insospechados para que no se escuchen nuestros argumentos con el único empeño de que bajemos los brazos». Pero no solo se refería a los partidos del Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal. Sánchez ha apuntado directamente también contra los «grandes medios de comunicación».
«Hablarán de pucherazo. De que hay que detenerme como responsable de ese pucherazo. Tampoco es nuevo. Sus maestros norteamericanos ya lanzaron a una turba enloquecida al asalto del Capitolio», ha insistido para rematar: «Estoy convencido de que si nos movilizamos en España no va a suceder lo que estamos viendo en toras naciones. Así que vamos a ganar las elecciones».
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Enlace de origen : Sánchez dibuja al PSOE como víctima de una ola «reaccionaria» de los poderosos y presenta el 23-J como revancha