Los papeles clasificados arrastran a Trump ante los tribunales

Los papeles clasificados arrastran a Trump ante los tribunales

Los problemas judiciales de Donald Trump van en aumento. Hoy volverá a hacer historia como el primer ex presidente de Estados Unidos imputado por delitos federales, los más graves, aunque no los únicos que tendrá que enfrentar.

Si bien la fiscalía planea anunciarlo hoy, a los 20 minutos de comunicárselo anoche a los abogados de Trump todos los medios estadounidenses lo sabían. Y por si eso no fuera suficiente, el propio Trump se puso delante de un cuadro de época en su residencia de Bedminster (New Jersey), donde pasa las vacaciones jugando al golf, para grabar su diatriba.

«Esto se llama interferencia electoral», acusó en el vídeo de cuatro minutos que colgó en Truth Social. «Están intentando hundir mi reputación para ganar las elecciones». Era, según él, «un DÍA NEGRO para EEUU», el país «en rápido declive» que pretende «Hacer Grande de Nuevo», según el eslogan de su movimiento (MAGA, por sus siglas en inglés).

Trump ha tenido suerte. Según su propio anuncio será imputado el martes a las 3 de la tarde hora local en Miami, donde presumiblemente se tornará en su favor el circo que se vivió en Nueva York cuando en marzo pasado el fiscal Alvin Bragg le imputó estatalmente por 34 cargos relacionados con los pagos a la actriz de porno Stormy Daniels.

Florida ha sido siempre el patio trasero de Trump, que convirtió su mansión de primera línea de playa en una segunda Casa Blanca, donde llegó a empadronarse para evitar el pago de impuestos personales. En la temporada de verano el clima tropical del estado es una sauna que había cambiado por su campo de golf en New Jersey, pero el martes tendrá que volar a Miami para enfrentar estas acusaciones, informaron ayer sus abogados. Allí le esperarán las hordas de seguidores que en Nueva York fueron minoría.

Corrupto

El fiscal especial Jack Smith, al que despedazó en un email masivo, podía haber elegido enjuiciarle en Washington DC, donde le hubiera resultado más fácil encontrar un jurado crítico para evaluar los siete delitos de los que le acusa, siempre según sus abogados. Sin embargo, Smith, pese a las acusaciones de corrupto que Trump ha lanzado contra él y el gobierno de Biden, ha preferido seguir el camino correcto de imputarle allí donde se cometieron los delitos.

A Trump se le imputará por obstrucción a la justicia y conspiración para retener «intencionadamente» secretos de defensa nacional relacionados con los documentos clasificados que el FBI incautó de su mansión en una redada ocurrida en agosto pasado. «Tenía que haber docenas de formas mejores en las que se podía haber manejado ese asunto», criticó el ex vicepresidente Mike Pence apenas este miércoles, cuando anunció que competirá con su antiguo jefe por la nominación del Partido Republicano. La fiscalía argumentará que intentó por todos los medios recuperar los documentos de forma amistosa, pero las cámaras de seguridad de Mar-a-Lago demostrarán que el mismo día que recibió una orden judicial para entregarlos instruyó a sus empleados a cambiar de sitio las 15 cajas que acabaron confiscando los agentes del FBI, en las que había un centenar de documentos clasificados como «top secret». Existe también, según CNN, una grabación en la que Trump presume de haber retenido conscientemente documentos del Pentágono sobre un ataque potencial a Irán.

Los cargos conllevan hasta diez años de prisión, aunque sería dudoso que se le aplicase la máxima condena. Incluso si es declarado culpable, nada de eso le impedirá presentarse a las elecciones y hasta gobernar desde la cárcel si fuera necesario. Se da la paradoja de que en EEUU los presidiarios pierden su derecho al voto, pero no a optar a la presidencia.

Para dar un paso histórico como este que, según el ex vicepresidente «dividirá terriblemente al país», se asume que Smith ha encontrado pruebas irrefutables. A Trump todavía le queda enfrentar la decisión de un gran jurado de Atlanta (Georgia) para imputarle por intentar alterar el resultado de las elecciones y otro de Washington DC que estudia su responsabilidad en la insurrección del 6 de enero. Con todos esos procesos legales pendientes, su participación en la campaña electoral será complicada, pero el ex mandatario sabe sacar partido a los escándalos mejor que nadie. En las primeras 24 horas que siguieron al anuncio de su imputación en Nueva York recaudó más de cuatro millones de dólares. Anoche ya había lanzado una nueva campaña por email para rentabilizar los nuevos cargos. «¡Soy inocente!», clamaba. «Esto es una caza de brujas»

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