Talleres lúdicos que llevan la cotidianidad a los hospitales de la Región

Cuando una persona recibe un diagnóstico oncológico, su vida salta por los aires. La normalidad que conforma el trabajo, la familia y los quehaceres diarios es sustituida por otra rutina que implica una presencia constante de médicos, enfermeras, tratamiento y en algunos casos largas estancias en el hospital. En este nuevo ‘hogar’ necesitan volver a construir un horario diario en el que también haya hueco para actividades que les hagan olvidar, durante un rato, que están luchando contra una enfermedad.

Alegrar estas estancias en el hospital y hacer este camino un poco más llevadero es el objetivo del proyecto ‘Secunda Smile’, iniciativa desarrolla por la Fundación Fade, «entidad que nació en 2004 de la mano de un grupo de personas que deseaban colaboran con las administraciones, las empresas y la sociedad para mejorar la calidad de vida de los colectivos más vulnerables» indica su presidenta, María José Montesinos. En este sentido, en sus 19 años de vida, Fade ha desarrollado proyectos de todo tipo relacionados con la inserción sociolaboral de mujeres, apoyo educativo de menores, cooperación internacional y acompañamiento de personas mayores y de pacientes ingresados en hospitales de la Región, entre otros.

Precisamente, el acompañamiento de personas hospitalizadas en centros de la Región es la actividad que desarrolla ‘Secunda Smile’. El proyecto comenzó su andadura en 2016 gracias a la iniciativa de María Requena, una enfermera que trabajaba en la unidad de oncohematología del Hospital Santa Lucía de Cartagena.

Esta profesional, quien también era profesora asociada de la Escuela de Enfermería de la ciudad portuaria, comentó con sus alumnos su inquietud por los pacientes enfermos de cáncer y bajo cuidados paliativos, quienes no solo sufrían por su dolencia, sino también por la soledad que vivían al estar alejados de sus seres queridos y sin poder realizar las aficiones que antes llenaban su tiempo.

Ese intercambio inocente de información provocó que muchos de aquellos jóvenes decidiesen convertirse en voluntarios y emplear su tiempo libre en atender a estos enfermos, poniendo la semilla de lo que luego brotaría como ‘Secunda Smile’. La iniciativa, que actualmente se desarrolla en los hospitales Santa Lucía, Santa María del Rosell y Virgen de la Arrixaca, fue seleccionada el pasado año en el Programa de Ayudas a Proyectos de Iniciativas Sociales 2022 de Fundación ‘la Caixa’.

Romper con la soledad

El proyecto tiene un gran éxito entre los pacientes oncológicos y de cuidados paliativos, «porque tienen que estar muchos meses en el hospital recibiendo tratamientos muy duros; sienten un aislamiento y una soledad que, con el tiempo, se agrava», indica el coordinador de ‘Secunda Smile’, David Buendía.

Para aliviar ese asilamiento, tres veces a la semana los voluntarios -en su mayoría estudiantes de carreras biosanitarias- se trasladan al hospital para llevar a cabo talleres lúdicos con los pacientes.

Las salas de familiares se transforman, por un rato, en espacios donde solo existe la diversión. Así, cada semana se realizan actividades fijas como pintura y manualidades, que se complementan con otras que se adaptan a lo que demandan los usuarios, como juegos de mesa, conciertos, redacción de noticias o actividades en la terraza, «siempre con el permiso médico», recalca Buendía. Además, también se realiza un acompañamiento en la habitación para aquellos que no pueden desplazarse y se reparten las manualidades realizadas por los voluntarios entre los que no han podido estar presentes.

Estos talleres también están disponibles para los familiares de los enfermos, pues también ellos necesitan evadirse por un rato de la realidad que viven a diario. «Desde el principio, María Requena no solo pensó en los pacientes, sino también en los allegados, porque los consideramos como una unidad. Los familiares son parte de nuestro proyecto y participan en él», recalca el coordinador.

Grandes beneficios

Evadirse por un rato y volver a la normalidad durante un tiempo, acompañado de los compañeros de planta, tiene muchos más beneficios que matar el aburrimiento. Entre los pacientes y los voluntarios se producen «unas sinergias que son sorprendentes», recalca David Buendía, quien señala que ‘Secunda Smile’ rompe esa sensación de aislamiento: «De pronto, los enfermos se encuentran con un grupo de chicos de 18 y 19 años con ganas de reír y de contar sus cosas, y eso es contagioso. Los voluntarios llevan la vida cotidiana al hospital y las personas ingresadas sienten, por un rato, que no están enfermas, pese a que están en un entorno que constantemente se lo recuerda».

Aunque la iniciativa está enfocada en ellos, el compartir espacio, tener conversaciones semanales y realizar actividades comunes, también cambia a los voluntarios. Ellos, en su mayoría estudiantes que no han terminado la carrera, descubren de forma práctica que «lo importante no es solo poner bien un medicamento, una anestesia o una vía, sino que es fundamental atender de forma humana, con cercanía», recuerda David Buendía.

Todo este aprendizaje es el que tiene muy interiorizado la voluntaria Isabel María Sánchez. Esta joven, que comenzó en 2017 a participar en esta iniciativa, es la encargada de llevar a cabo los talleres de pintura. Realizar este trabajo ha cambiado la perspectiva de la joven, quien ha aprendido que, «aunque podemos tener objetivos y prioridades distintas, al final todos somos iguales y vamos buscando lo mismo, que es sentirte querido, apoyado y saber que alguien está ahí».

Además, ser profesora de estos pintores amateur también le ha traído cambios a nivel profesional. Con ellos, Isabel Sánchez, que es enfermera, ha descubierto una nueva vocación para la que ya se está formando: «Los cuidados paliativos, que se centran en acompañar a las personas en el proceso por el que están pasando».

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