Trump queda en libertad sin fianza tras negar que robara documentos secretos

Trump queda en libertad sin fianza tras negar que robara documentos secretos

Un pastor alemán que movía el rabo entusiasmado en torno a una gran pantalla de plasma sin dueño aparente provocó ayer el único incidente a destacar en la primera imputación federal de un ex presidente de Estados Unidos. La policía evacuó a periodistas y manifestantes para acordonar la zona y despejar de forma segura el «paquete sospechoso».

«¿Y tú te lo crees?, ¡Venga ya! Ese es el problema de este país, nos quieren coartar nuestra libertad», protestaba escéptica Kathy Woomack, de 68 años, que había volado a Miami desde Louisiana para apoyar a «su presidente». Por no creerse, los que desafiaron ayer el sol de justicia están convencidos de que su líder no será condenado por ninguno de los 37 cargos relacionados con la retención de documentos clasificados que ayer provocó su arresto, y de los que «con toda certeza» se declaró inocente, según su abogado. En uno de los últimos mensajes que colgó en Truth Social antes de salir hacia los juzgados acusó al fiscal de «Biden y su corrupto Departamento de Injusticia» de haber «plantado» documentos clasificados en las 15 cajas incautadas en su residencia de Mar-a-Lago.

El fiscal especial Jack Smith ya le esperaba en la sala cuando llegó a presentarse ante el juez con Waltine Nauta, el ayudante acusado de conspirar con el ex presidente para obstruir a la justicia. Frente a él no se encontraba la jueza Aileen Cannon que presidirá el caso, nombrada por él mismo poco antes de dejar la Casa Blanca, que ya ha demostrado favorecer inquietantemente las estrategias de sus abogados, aunque luego el Tribunal de Apelaciones se haya encargado de enderezar las cosas. Esta semana le tocaba estar en el banquillo del tribunal federal del distrito sur de Florida a otro magistrado mucho más respetado, Jonathan Goodman, apreciado por su sentido de humor, frente al que estuvo arrestado durante poco más de una hora. El tiempo que tardó en leerle los cargos, procesarle y dejarle en libertad sin fianza.

Desafiante, el magnate se fue directamente al Café Versailles, centro oficioso del exilio cubano más aguerrido, donde pidió «comida para todo el mundo» mientras le cantaban feliz cumpleaños. Trump cumplirá hoy miércoles 77 años, por lo que será el presidente de más edad en llegar a la Casa Blanca si gana las elecciones en noviembre del año que viene. La campaña es también su mejor coartada, la que le convierte en víctima de una «caza de brujas» política.

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Trump había entrado al mismo tribunal donde fue condenado el ex dictador panameño Manuel Noriega a las dos de la tarde hora local a través de una rampa lateral directa al garaje excavado en las entrañas del edificio para ahorrarse la foto. No es que la desprecie. Los servicios secretos querían que hubiese llegado a Miami ayer mismo para evitar alteraciones del tráfico y facilitar su seguridad, pero él prefirió pasar la noche en su campo de golf de El Doral, donde un pequeño grupo de seguidores le vitorearon al llegar.

Los que llegaron ayer al tribunal del Wilkie Ferguson Jr. en la Avenida Norte de Miami eran los más acérrimos, pero también los más paranoicos. Aquellos preocupados por el devenir de un país que, según ellos, avanza hacia «el socialismo», decía Nidia Aragón, de origen nicaragüense, o aún peor, «hacia el comunismo», alegaba Womack, citando los negocios de Hunter Biden en China. Si no logra que Trump gane a Biden, cree que con esta galopante «pérdida de libertades» dentro de poco no podrá «coger el coche y conducir hasta Dakota del Norte» si le da la gana. «Mira lo que hizo Hitler con Alemania o Castro con Cuba, ¿quieres esperar a eso?».

Delitos federales

Los cientos de seguidores que buscaban sombra bajo las palmeras estaban allí para mostrarle su apoyo a Trump, pero todos convencidos de que los cargos son tan vagos que la jueza los desestimará y nunca llegará a ser condenado. Esta corresponsal no pudo encontrar a ninguno que haya leído el pliego de la acusación donde se detalla hasta qué punto el ex presidente y sus empleados evadieron los requerimientos judiciales para devolver los documentos clasificados que, por algún motivo Trump quería guardar. «¿Qué pasa si no les respondemos o no jugamos con ellos?», le preguntó a su abogado Evan Corcoran, según las notas que este tomó. «¿No sería mejor si les decimos directamente que no hay más papeles?».

Con el FBI no se juega. Cualquier delincuente común sabe que los delitos federales son palabras mayores, pero Trump está acostumbrado a evadir a la justicia. Sus cuatro años como presidente le hicieron creerse invulnerable, un halo del que ha convencido a sus seguidores. Womack no cree que sea necesario llegar a las armas para protegerle, pero su hijo Josh Dismeukes, un grandullón de 47 años que participó en las manifestaciones del 6 de enero, cree que «ya va siendo hora», se limitó a decir.

Al magnate le acompañaba ayer su abogado Todd Blanche, después de que el viernes John Rawley y Jim Trusty anunciasen en un escueto comunicado que ya no le representan, cuatro días antes de su arresto. «Esta gente no ama a EEUU, solo odian a Trump», leyó la portavoz del magnate mientras este se encontraba brevemente bajo arresto.

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